Casi 10.000 malagueños toman ya alguno de los cuatro medicamentos para adelgazar

De momento, saber la cifra exacta de consumidores resulta complicada porque no hay datos absolutos. A pesar de ello, SUR ha consultado esta información con la distribuidora Bidafarma, que ostenta aproximadamente el 65 por ciento del mercado en la provincia, y el resultado es muy ilustrador. En los últimos dos meses (julio y agosto), la venta de estos fármacos ascendió a unas 6.000 cajas por mes (una cantidad que va aumentando cada mes), lo que sumado al resto de distribuidoras arroja una cifra inédita.

Lo llamativo de este número tan elevado no es solo cómo se ha extendido entre el público en general, sino que esto está ocurriendo a pesar de su precio elevado, y que en la mayor parte de los casos no está financiado. Saxenda, Ozempic, Wegovy y Mounjaro tienen un precio mensual que oscila entre los 128 euros y los 300, dependiendo de la dosis, un coste no apto para todos los bolsillos.

Tan solo el Saxenda y el Ozempic están sufragados por la Seguridad Social, pero únicamente en los casos indicados para las personas con diabetes que también tienen que perder peso. A esta cuestión se ha referido ya en varias ocasiones Francisco Tinahones, director científico del Ibima y experto en la materia, que considera que existe una «falta de equidad».

El hecho de que la Seguridad Social no esté financiando –al menos de momento– ninguno de estos medicamentos contra la obesidad supone una contradicción, ya que cualquier profesional médico sostiene que dicha enfermedad es en realidad el origen de muchas de las causas de mortalidad o de tratamientos crónicos. «El problema es que no se considera a la obesidad como cualquier otra enfermedad. Existe una culpabilización a las personas obesas. Eso no ocurre con el resto de enfermedades; no culpamos a alguien de tener un cáncer de colon por no haber tomado suficiente fibra; ni siquiera a un fumador de tener cáncer de pulmón. Y mucho menos se les cobra el tratamiento», recordó hace unas semanas en este mismo periódico tras el lanzamiento del último de estos medicamentos, el Mounjaro.

De hecho, el experto explica que es la propia Comisión Europea la que habla de la obesidad como una enfermedad crónica. «Financiar estos medicamentos tiene un coste altísimo. Se tiene que plantear un presupuesto concreto, pero los gobiernos tienen que asumirlo», asegura.

El hecho de que casi 10.000 malagueños estén tomando estos medicamentos es una cifra alta, pero todas las voces indican que podría ser aún mayor si hubiera más existencias.

En este balance, el Ozempic es sin duda el medicamento más vendido, con casi el 50 por ciento de todas las cajas expedidas en los últimos meses. Las razones son varias, pero principalmente el fármaco de Novo Nordisk fue el primero en llegar y el más efectivo hasta la aparición del Mounjaro. Además, la dosis más alta cuesta 128 euros, un precio muy inferior al del propio Mounjaro (llega hasta los 300) y de su 'hermano' el Wegovy 8290 euros la dosis más alta.

De hecho, se da la circunstancia de que el Wegovy es exactamente el mismo medicamento, pero se comercializa con otro nombre para evitar la falta de existencias del Ozempic, cuya presentación comercial, en teoría, está enfocado a las personas con diabates. El problema en este caso es que si el coste del Wegovy es mayor para el mismo medicamento, las personas que ya tenían la receta del Ozempic no han querido cambiarse.

Y es que aquí viene el otro gran problema de esta familia de fármacos: que no todos son fáciles de encontrar. Hace unos meses, este periódico consultó con Bidafarma la problemática de las existencias y el número de cajas vendidas, y fuentes de la distribuidora fueron muy tajantes. «Seguramente, si pudiéramos disponer de todas las cajas que quisiéramos estaríamos vendiendo un 40 por ciento más», manifestaron.

En Málaga, no todas las farmacias disponen de existencias, especialmente del Ozempic. Apuntarse en una lista de espera está siendo una práctica habitual desde hace al menos dos años.

Varios expertos consultados describen cómo es el proceso que lleva a un medicamento a las farmacias, y por qué en este caso hay falta de éste en concreto. Así, después de que consigue fabricarse un fármaco, éste se lleva a la Agencia Europea o a la Agencia Española del Medicamento, que otorga una autorización de distribución. En cuanto al precio, el mecanismo que prima tiene que ver con que si entra en la prestación pública. Existe una Comisión Interministerial de Precios, que es el que ha tomado la decisión de que –en el caso del Ozempic– éste cueste esos 128 euros. Esto es algo muy relevante, ya que en otros países como Estados Unidos su precio puede ser del triple o incluso más caro.

Tal y como señalan estos expertos, Novo Nordisk tendría un problema de distribución. Esto es debido a varias cuestiones, como por el hecho de que muchos de los principios activos de los medicamentos se están fabricando fuera de la Unión Europea. De hecho, a la India hay quien la llama ya la 'farmacia del mundo'. Las guerras, la situación económica e incluso el covid llevan años afectando al comercio internacional, lo que también perjudica a la industria farmacéutica.

A esto hay que sumar que Ozempic es un caso en el que se ha encontrado «con una expectativa de mercado que no esperaban», señalan estas fuentes, que al mismo tiempo matizan que el laboratorio lleva tiempo reaccionando y no ha parado de abrir nuevas instalaciones. «El problema de España es que por la renta media, la comisión establece precios baratos y les interesa menos vender aquí», añaden. De hecho, la solución del Wegovy no parece estar funcionando.

Hace dos años que los países occidentes están siendo testigos de una especie de fiebre por estos fármacos. Ello coincidió con la aparición de usuarios anónimos y famosos (Elon Musk es uno de ellos) que compartían vídeos en plataformas como Instagram o TikTok en los que alardeaban de cómo una simple inyección les había ayudado a perder peso bajo etiquetas como #MyOzempicJourney. Sin embargo, los expertos ya lanzaban la voz de alarma y recordaban que no debía tratrase como un mero producto milagro dado que, como todos los tratamientos, tiene efectos secundarios.