Una imagen de archivo que muestra a dos clientas comprando en un puesto del Mercado de Atarazanas. Salvador Salas

Los malagueños afrontan el 2022 con menos poder adquisitivo por la subida de precios

El incremento en el precio de la luz, los carburantes o la cesta de la compra hacen que la vida sea cada vez más cara. Los hogares con rentas bajas son los más perjudicados

Sábado, 22 de enero 2022, 00:34

Quien ha analizado sus últimas facturas se habrá hecho la siguiente pregunta: ¿Esto antes no era más barato? Efectivamente, todo parece ser más caro ahora de lo que lo fue hace algunos meses. Una sensación que se corrobora con datos. El Instituto Nacional de Estadística ( ... INE) determinó que la inflación se había alcanzado a finales de 2021 un 6,7%, el mayor nivel en más de 30 años. ¿Qué significa esto para los malagueños? Significa que la vida es cada vez más cara porque la inflación es el resultado de una escalada continuada de los precios de los productos que forman parte del consumo habitual. Desde la factura de la luz hasta la chocolatina que se retira de una máquina de vending, pasando por una visita a cualquier espectáculo cultural. Hay que pagar más por lo mismo. Una tendencia que denuncian de manera reiterada las organizaciones de consumidores como OCU y Unión Consumidores. La escalada de precios ahoga tanto a solteros como a familias y hace que los malagueños afronten el 2022 con menos poder adquisitivo.

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Jesús Burgos, presidente de Unión Consumidores en Málaga, no deja lugar a dudas: «La cuesta de enero empezó realmente en septiembre. Todo ha ido subiendo de forma escalada. El tabaco, el combustible, la luz, el pan… Y eso, teniendo en cuenta que el comercio aún se está resistiendo. Pero, más pronto que tarde, tendrán que repercutir el aumento en el coste de producción sobre el precio final». El último eslabón que se verá afectado volverá a ser el consumidor final.

Para hacer una estimación de cuánto ha incrementado el coste de vida en estos primeros compases del 2022, entran en el cálculo los gastos medios de la luz, la cesta de la compra, el carburante y el mantenimiento del vehículo. También se incluye el coste de cualquier otro producto del día a día. Los datos sobre precios, gastos y consumo proceden del INE y de estudios que realiza de manera periódica. Las cifras pueden variar en los próximos meses, ya que la espiral inflacionista proseguirá en 2022.

¿Hasta dónde llegará esta espiral? Es difícil de predecir. Para contextualizar la tasa de inflación hay que tener en cuenta que ésta se calcula en comparación con la del año anterior, el 2020. Las consecuencias de la pandemia golpearon con ímpetu a la economía. Los confinamientos tuvieron como consecuencia un menor gasto en los consumidores. La caída de la demanda hizo que se derrumbara el precio de los carburantes.

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En cierto modo, en 2021, se partía de un valle. Tanto más se han incrementado los precios, en la medida que los consumidores volvieron a gastar más dinero con el progresivo levantamiento de las restricciones. Los cuellos de botella en las cadenas de producción comenzaron a ser un fenómeno cotidiano. Una visita al supermercado evidencia como se ha incrementado el precio de la cesta de la compra.

Según la OCU, la factura de un hogar medio en 2020 era de 5.125 euros. El último trabajo de campo que ha realizado la organización reveló que la factura había ascendido hasta 5.491 euros, un 7,1% más. Una realidad que ha quedado de manifiesto en el Índice de Precios de Consumo (IPC), que ha disparado su tasa interanual hasta el 4%.

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Factura de la luz

La factura de la luz es otro elemento que resta poder adquisitivo a los malagueños. Ni la reducción del IVA aplicada ni las promesas por parte del Gobierno de equilibrar el coste de la electricidad en 2021 han surtido efecto. La factura media ha pasado en doce meses de 58,97 euros a los 119,1 del pasado mes de septiembre, según OCU. En lo que va de enero, el precio de la electricidad no ha dado signos notables de enfriamiento. Este lunes, 17 de enero, el megavatio hora (Mwh) alcanzó los 244,6 euros.

Otro gesto cotidiano que agujerea el bolsillo es el repostaje en la gasolinera. Los carburantes, después de tocar suelo durante los meses de confinamiento estricto, están inmersos en una espiral de subidas. En los últimos doce meses se ha registrado un incremento del 25%. El litro de diésel cuesta este jueves, en Málaga, 1,44 euros. A día de hoy, llenar el depósito cuesta unos 15 euros más que hace justo un año. Un tanque de 55 litros (media de los turismos) cuesta llenarlo con carburante diésel 79,22 euros. El impacto de los precios del carburante impacta resta aún más poder adquisitivo a las familias malagueñas si hay varios coches en el hogar.

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El gas tampoco se escapa al aumento de precios, incrementando el recibo anual medio de 485 euros a 553 en un año. Igualmente, la bombona de butano se ha encarecido un 33,4% en el último año. Jesús Burgos de la Unión de Consumidores resta esperanza a los que piensan que esta tendencia se revertirá a lo largo del 2022.

«No hay vuelta atrás en el alza de precios», sentencia. Un hecho que afecta especialmente a los hogares con menos renta, ya que tienen que utilizar una mayor parte de sus ingresos para pagar la electricidad o la comida. El problema no es exclusivamente malagueño ni tampoco nacional. Naciones Unidas ha determinado recientemente un incremento en el precio de la cesta de la compra, a nivel global, del 28%.

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