Malagueños en Israel: «Es una pesadilla»
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Cristina Márquez, atrapada en el aeropuerto de Tel Aviv tras cancelarse su vuelo de regreso, y Luna Wahnon, que reside en el país relatan sus experiencias tras el ataque de Hamás«A las 6 de la mañana sonaron las sirenas. Pensábamos que era un camión de bomberos, pero al dejar de sonar empezaron a caer cohetes y la tierra empezó a temblar. En ese momento, junto a otros clientes del hotel donde nos alojábamos, bajamos ... al búnker para refugiarnos en él. Nuestra sensación era que estábamos en una pesadilla». Así relata Cristina Márquez, una malagueña que junto a su pareja, Francisco Javier, se encuentra de vacaciones en Israel, cómo vivió en la madrugada de este sábado el ataque que los terroristas que el grupo terrorista Hamás lanzaron contra el país hebreo desencadenando una guerra que ya deja un millar de muertos y un centenar de rehenes militares y civiles secuestrados por las milicias.
En el momento del ataque, Márquez estaba en Tel Aviv, ciudad en la que reside Luna Wahnon, una malagueña que lleva nueve años viviendo en Israel, madre de tres hijos y trabajadora en una empresa de software. «Las sirenas no paraban de sonar y eso no es normal, por lo que pensamos que algo estaba pensando. Al principio hubo desconcierto hasta que nos fuimos enterando de lo que estaba ocurriendo en nuestro país», cuenta en conversación telefónica con este periódico, al tiempo que recuerda que Hamás eligió para el ataque un día festivo para los judíos ya que además de ser sábado, la comunidad religiosa celebraba el Sucot, la fiesta de la alegría, que se transmutó en pesadilla y dolor.
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«La primera sensación que tuve fue de disgusto y me preguntaba qué había pasado para que se produjera esa falta de seguridad. Esa sensación, a medida que iba conociendo lo que había pasado, se convirtió en dolor por lo que estaba ocurriendo. Lo que ha hecho Hamás no es una guerra, es una masacre, un genocidio donde han matado a familias, han secuestrado a jóvenes, a niños,… Ahora, con el paso de las horas, la sensación que tenemos es de esperanza. Aunque las pérdidas humanas ya no se recuperan, Israel es un país fuerte y unido; seguro que vamos a salir de esta situación», subraya Wahnon.
A pesar de la dura situación por la que está pasando el país, a Luna Wahnon en ningún momento se le ha pasado por la cabeza abandonar Israel y volver a España. «Yo me quedo aquí, que es donde están mis hijos. En estos momentos la unión y la fe es lo más importante», afirma con rotundidad, al tiempo que insiste en la vertiente más política del conflicto. A este respecto, lamenta que desde determinados sectores de la sociedad y el Gobierno de España no haya habido «condenas tajantes» a una operación «que está financiada por Irán y donde se han matado a familias, se ha secuestrado a jóvenes». Lo que aquí ha hecho Hamás no es humano y eso deberían saberlo en España. Esto no tiene nada que ver con la causa palestina», apostilla.
La consecuencia directa de esta situación bélica son los problemas que se están viviendo en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv con las cancelaciones de vuelos tanto de llegada como de salida. Una situación que ha atrapado a miles de personas, entre ellas Cristina Márquez, quien tenía que haber vuelto a Málaga este domingo pero su compañía anuló la salida del avión y les dijo que no habría otro hasta el 12 de octubre. «Cuando nos lo dijeron buscamos en otras compañías. Con una de ellas conseguimos un vuelo para ir a Berlín, pero había 'overbooking' y nos quedamos en tierra, así que tuvimos que buscar y encontramos otro a Barcelona por el que pagamos 900 dólares y cuando ya había pasado el control de seguridad y teníamos la tarjeta de embarque, lo cancelaron y estamos de nuevo en la casilla de salida. Vamos de mostrador en mostrador buscando un vuelo para volver a España», explica.
Preguntada sobre si se habían puesto en contacto con la embajada, Márquez cuenta que llamaron a la legación diplomática y la respuesta que le dieron era que se alojaran en un hotel hasta que lograsen un vuelo. «Pero nosotros no nos movemos del aeropuerto. En primer lugar porque tenemos que salir desde aquí y en segundo lugar porque es un lugar seguro; dicen que es el aeropuerto más seguro del mundo», sostiene esta malagueña, que sigue con preocupación el devenir de los acontecimientos a miles de kilómetros de su tierra.
Su caso, como ella misma añade, es similar al de miles de personas que intentan salir de Israel en algún vuelo. «Son gentes de muchas nacionalidades y también israelitas que no se sienten seguros», dice Cristina Márquez mientras evoca las horas de «desamparo» vividas desde que comenzó un ataque que ha vuelto a inflamar una de las zonas más 'calientes' del mundo desde el punto de vista político, religioso y geoestratégico
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