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El pasado 3 de agosto, en Vitoria, tomaron posesión los 75 integrantes del Parlamento vasco elegidos en las urnas en las elecciones autonómicas del 12 de julio. Entre los seis miembros del grupo de PP y Ciudadanos –que concurrieron juntos– se sienta un malagueño. Se ... trata de Luis Gordillo, quien consiguió el segundo escaño para la coalición por la provincia de Vizcaya 'in extremis' merced al último recuento de las actas y el voto en el extranjero, ya que el día de la votación se había quedado fuera de la cámara regional por apenas 108 papeletas. Finalmente, le arrebató el acta a un representante de Bildu. «Fue un triunfo doble: por conseguirlo y por quitárselo a Bildu», relata a SUR por vía telefónica este profesor de derecho en la Universidad de Deusto, en Bilbao.
Fue precisamente el hecho de ir a estudiar la carrera en esta universidad privada regida por la Compañía de Jesús, lo que llevó a Gordillo al País Vasco. Nacido en 1980 en Sayalonga, donde sus padres, maestros de profesión, daban clases, su infancia le lleva a recorrer varios municipios de la Axarquía y también la capital así como sus colegios, donde ejercían sus progenitores, hasta que terminaron asentándose en Vélez-Málaga. En esta ciudad, en el instituto Miraya del Mar, concluyó sus estudios de bachillerato y se marchó a estudiar Derecho a Deusto porque es una universidad que «siempre ha tenido mucho nombre en las carreras de Ciencias Sociales y Jurídicas». Tras licenciarse, le picó el gusanillo de la docencia y pidió unas becas de formación de profesorado, logrando entrar en la nómina de docentes. Desde 2004 da clases de Derecho Constitucional y tiene una cátedra Jean Monet sobre constitucionalismo económico y europeo.
Y es que el contitucionalismo, el europeísmo y el liberalismo son sus tres pasiones. «Para mí el liberalismo es la ideología que permite una convivencia en paz y que toda la gente se sienta cómoda», afirma Gordillo, quien nunca antes había militado en ningún partido hasta que en 2016, con el surgimiento de Ciudadanos, una formación de corte liberal, decide involucrarse en política. Primero lo hizo desde un segundo plano, en labores de asesoramiento, hasta que en octubre de 2018 y después de que se lo pidiese Albert Rivera, asumió ser el portavoz naranja (en la práctica el líder) en el País Vasco, una plaza que no ha sido fácil para esta formación.
Sobre los motivos que le hicieron dar el salto a la política, explica que él estaba «muy cómodo» en sus clases pero que sintió que había llegado el momento de «dar el paso y mojarse» al percatarse de cómo iba ganando terreno esa forma de hacer política de los nacionalistas con «la complicidad» del PSOE de gobernar «sólo para los suyos, para los que tienen carnet del PNV».
Ahora, por primera vez, Ciudadanos se sienta en el Parlamento vasco y tiene la oportunidad de hacer oír su voz. Aunque, desde el mismo día de la toma de posesión Gordillo fue consciente de que no lo van a tener fácil en un cámara dominada por los nacionalistas y donde no les permitieron asumir su cargo con la fórmula de juramento o promesa a la Constitución española.
Cuando se le pregunta qué sentimientos tiene al ver una cámara autonómica donde dos tercios de los diputados son nacionalistas o independentistas, responde: «Me produce tristeza y preocupación. Tristeza porque los constitucionalistas a lo mejor no hemos sabido mandar nuestro mensaje y ese un reto que debemos superar. Y preocupación porque en ese avance del nacionalismo, lo primero que van a hacer es sacar un proyecto de Estatuto que tienen guardado, y que distingue entre ciudadanos de primera y de segunda».
La lucha contra esa división de los ciudadanos, contra la «imposición» de la ideología nacionalista o contra la normativa que impide a los padres escolarizar a sus hijos en un colegio público en el modelo bilingüe –sólo permiten en euskera con el castellano como asignatura– van a ser banderas que Ciudadanos, junto al PP, enarbolará en este mandato autonómico.
Junto a ello, uno de los objetivos es, según Luis Gordillo, hacer frente a ese intento de «blanquear» a ETA, tanto a quienes pertenecían a ella como los que colaboraban con la banda terrorista. Para el profesor y político malagueño es fundamental hacer «mucha pedagogía». En este sentido, muestra su tristeza por el hecho de que Bildu, «un partido que formalmente no ha condenado la violencia etarra», según recuerda, sea el segundo más votado en el País Vasco. «Quiere decir que hay una parte de la sociedad, pequeña, que está enferma; una parte de la sociedad que sigue considerando que las víctimas eran los culpables de lo que pasaba y siguen votando y apoyando a Bildu», recalca.
Luis Gordillo sostiene que aunque ya afortunadamente no se asesina, sí sigue existiendo un clima de «presión» social contra aquellos que no piensan igual que los nacionalistas. «Por eso es más necesario que nunca que alcemos la voz con firmeza pero sin estridencia y defender sólo una cosa: una sociedad en la que esté cómodo todo el mundo; libertad e igualdad. Tenemos una obligación moral, cívica y política de plantearlo» apostilla.
A pesar de llevar dos décadas viviendo en Bilbao, Luis Gordillo viaja al menos tres veces al año a la provincia para visitar a sus padres y al resto de la familia porque «un trocito de mi corazón y de mi vida es de Málaga». En este sentido destaca que le gusta visitar el Centro de la capital, «una ciudad que es un referente cultural» y estar en la playa de Torre del Mar, «mi sitio favorito».
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