Un malagueño recibe la medalla de la ciudad de París por su solidaridad

«Esta medalla significa para mí un aliciente más para seguir mi implicación en diversas actividades en la ciudad de París. Quiero seguir aportando mi granito de arena a un mundo que está lleno de desigualdades», comentó Bartolomé a este periódico, momentos después de recibir la 'Medalla Ciudad de París' de manos de Pierre Aidenbaum, el alcalde del departamento tercero de París. Ayer ejerció en sustitución de la alcaldesa hispano-francesa, Anne Hidalgo.

No es el primer premio que recibe Bartolomé desde que reside en el país vecino. En 2018, ya obtuvo el 'Gran Premio Humanitario de Francia'. Otro reconocimiento a sus labores de voluntariado. Aunque el pizarreño destacó que el reconocimiento de ayer supera, incluso, la ilusión que le generó aquella distinción. Sobre todo, por el significado que tiene para él por el amor que siente hacia París. «No sé muy bien el porqué, pero una ciudad que siempre me ha fascinado y en la que he querido vivir. Desde que acabé la carrera de Traducción e Interpretación, todos mis pasos estaban enfocados a poder vivir aquí. Que ahora reciba esta distinción, me llena de ilusión y orgullo», consideró.

La entrega de la medalla se celebró en un acto matutino, en uno de los salones nobles del Ayuntamiento de París y congregó a un centenar de invitados. En su intervención, el alcalde Aidenbaum se refirió de forma expresa a Bartolomé, por ser uno de los condecorados más jóvenes: «Entrego esta medalla de la ciudad a Bartolomé Gil Estrada, en nombre de Anne Hidalgo, por su implicación asociativa y humanitaria por la ciudad de París. Su trayectoria desde muy joven edad es destacable y Bartolomé es ejemplo de cómo las nuevas generaciones deberían implicarse más por ayudar a las personas más desfavorecidas y vulnerables».

Bartolomé domina cinco idiomas. Una facilidad para las lenguas que siempre le ha facilitado el contacto con el inmigrante y que le ha propiciado una visión muy abierta del mundo. Por ello, si se le pregunta por algo que le molesta especialmente, señala la «falta de empatía con el diferente». Si las fuerzas políticas que cuestionan la inmigración están en auge en Europa, él se abstrae de cualquier tentación de retroceder en el camino recorrido y a apela a una Europa más solidaria. Así, al menos, cuando se le cuestiona por sus implicaciones futuras: «Me gustaría seguir implicándome, sin distinción de nacionalidades, y sin establecer fronteras. Y porque hoy le toca a otros emigrar, mientras que no debemos olvidar que hace unas décadas éramos nosotros, los españoles, los que emigrábamos. Todos somos responsables de ayudar a los demás, y aunque no lo pensemos somos la clave para luchar contra la pobreza, las desigualdades, y lograr la paz en el mundo».

Aunque Bartolomé ya no se imagina una vida en otra ciudad que no sea París, tampoco se olvida de sus raíces en Pizarra. «Intento ir todas las vacaciones y ya estoy deseando de ir al pueblo», garantizó.