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Sara Lima, con sus tutores Miguel Galera y José Marcos Rodríguez. Salvador Salas
La malagueña que arrasa en los torneos de mecánica y a la que intentaron apartar del oficio

La malagueña que arrasa en los torneos de mecánica y a la que intentaron apartar del oficio

La joven, natural de Alozaina, ha regresado de Zaragoza con el primer premio en el certamen nacional de profesionales de maquinaria y elevación, en el que ha sido la única chica entre 12 competidores

Viernes, 8 de diciembre 2023, 00:23

La decisión equivocada de su orientador en el instituto la ha tenido apartada de su sueño varios años. Pero Sara no cayó en el desánimo y año tras año luchó por entrar en un ciclo de FP de Mecánica, lo que realmente le gustaba y no la rama sanitaria por la que se empeñó aquel orientador, que incluso le hizo la matrícula para esos ciclos sin la conformidad de la joven. Sara Lima Campos ha demostrado ahora la gran equivocación de aquel docente y la fuerza de su determinación: ha regresado de Zaragoza con el primer premio de la competición de futuros profesionales de la maquinaria y elevación, celebrada en la capital aragonesa con motivo de XIX edición del Salón Internacional Maquinaria de Obras Públicas, Construcción y Minería SMOPYC.

Fue la única chica de los 12 jóvenes que se presentaron al concurso. Y a todos les ganó esta joven de 25 años y natural de Alozaina. «Antes de la competición me sonreían, quizás pensando que no iba a ser rival para ellos. Al terminar, algunos ni me felicitaron», comenta la joven en el taller de Mecánica del IES La Rosaleda, donde estudia segundo curso del grado Medio en Electromecánica de Maquinaria. Todavía exultante, desborda alegría por lo conseguido y sus palabras salen atropelladamente, sin dejar de sonreír durante la entrevista, con una vitalidad arrolladora y muchos proyectos por delante.

«¿Qué hace una chica entre tractores, grúas y maquinaria de obras públicas?». Su respuesta es contundente: «Lo mismo que puede hacer un chico». Así de sencillo. Ella no se pone límites y es vivo ejemplo de que las profesiones no entienden de género.

Presencia testimonial

Sin embargo, la realidad de las aulas dista mucho del caso ejemplarizante de Sara: en segundo curso de su ciclo solo hay dos chicas, y ninguna en primero. «Esperemos que el testimonio de Sara sirva para que las chicas se animen a cursar este ciclo», dicen sus tutores, Miguel Galera y José Marcos Rodríguez Lavado, también orgullosos de lo conseguido por su alumna. Quieren ponerla como ejemplo para dar visibilidad a este ciclo en concreto y a los estudios de profesiones tradicionalmente más masculinizadas en general. «Las chicas tienen aquí un gran futuro, las empresas, sobre todo las grandes, están deseando incorporar a mujeres a sus plantillas», comentan.

Y luego está el interés, la dedicación y el trabajo que realizan las chicas. «Superan con creces a los chicos, algunos vienen aquí a pasar el rato, y ellas trabajan desde el primer día», comenta Miguel Galera. Algo que Sara ratifica: «con 25 años no estoy para perder el tiempo. Y con lo que me ha costado conseguir plaza en este ciclo, vengo a dar el máximo», dice.

Sara no empezó el ciclo sanitario que había solicitado por ella su orientador. Desde pequeña le gustaba la mecánica, aunque en su familia no había tradición profesional en esta materia. Al año siguiente solicitó plaza en Electromecánica de Vehículos, pero como tienen preferencia los alumnos que acaban de terminar sus estudios, ella no consiguió plaza. Ni ese, ni en los años siguientes. Entre tanto siguió haciendo cursos de formación, incluido un certificado de profesionalidad en el IES La Rosaleda. Su oportunidad llegó el curso pasado, cuando se aprobó este nuevo ciclo de grado Medio, de Electromecánica de Maquinaria, que por la novedad no fue muy solicitado. Así, al final pudo ver hecho realidad su sueño.

Ofertas de trabajo

Sara hace cada día el trayecto entre Alozaina y Málaga, casi una hora de viaje. En primer curso sus notas fueron sobresaliente en todas las asignaturas. Este año está haciendo las prácticas en Mercedes Caetano Benet, donde asegura que está «aprendiendo mucho, con una excelente relación con los compañeros».

Sara Lima, durante una de las pruebas desarrolladas en Zaragoza. Sur

Aunque ya tiene ofertas de trabajo, Sara Lima quiere seguir estudiando: el próximo curso, el ciclo superior de Automoción y después el máster universitario de profesorado, para poder dar clase. «En Zaragoza me han salido muchas ofertas de empresas que querían que me fuera con ellos cuando me han visto cómo trabajo», bromea la joven.

Para ir al concurso, los profesores hicieron una selección entre el grupo de alumnos. Y Sara fue, con diferencia, la mejor. «Enviamos después a la organización unos vídeos mostrando cómo trabaja, y fue seleccionada», explica José Marcos Rodríguez. Sara se considera una chica «insegura», por lo que afrontó la prueba, de dos días, sin mucha convicción. «Cuando el primer día arreglé una avería, y después la siguiente, ya me vine arriba, me sentí muy segura de que podía ganar. Los examinadores y los dueños de las máquinas me felicitaban, era la única chica en la competición, y eso me hizo creer en mí misma», dice la joven. El profesor Galera muestra también las dudas con las que acudían: «ha competido con chicos del País Vasco, donde la FP es muy potente. Fíjese que aquí lo que tenemos para las prácticas son tractores ¡de hace 50 años!». Los competidores realizaron un total de seis pruebas técnicas y otras cinco de yincana.

Sara, la menor de tres hermanos, tiene ahora moto y coche, practica slalom de tierra y su novio tiene un taller mecánico en su Alozaina natal. La pasión por el mundo del motor que esta joven va camino de convertir en su profesión gracias a su determinación y trabajo y al apoyo que encontró en sus padres, Paqui y Rafael, recientemente fallecido.

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