El refranero español tiene para todos los gustos, sobre todo cuando se quiere hablar del tiempo. Y como si fuera una ley no escrita, aquella frase de 'hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo' se cumplió este sábado en Málaga a rajatabla. ... El diez de junio llegó para quitar las pocas –desafortunadamente– lluvias de estos últimos días para dar paso a la primera jornada preverano, inaugurando así una temporada estival a la que quedan apenas unos días para comenzar de manera oficial.
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La imagen se repetía en cada punto del litoral de la provincia. Playas a rebosar, chiringuitos hasta la bandera, restaurantes con todas las reservas ocupadas y las calles de las principales ciudades de la provincia repletas. Es, en realidad, un adelanto del verano que viene por delante en términos turísticos, que según todos los indicadores batirá cada récord que se había registrado hasta entonces.
Que esto iba a ocurrir el sábado se podía prever desde el mismo viernes. A pesar de que se han aumentado la frecuencia de trenes y que han entrado nuevas operadoras, casi todos los trenes que llegaban lo hacían sin un solo asiento libre. Despedidas de soltero, visitantes, personas con segundas residencias y regreso al hogar al familiar. Estas eran las situaciones predominantes en el AVE, a lo que hay que sumar un aeropuerto que también se sitúa en cifras de récord. Málaga está de moda y este sábado más de agosto que de junio fue una muestra de ello.
Ya en Málaga capital, las playas mostraban un llenazo. El buen tiempo (en torno a los 30 grados en las horas de más calor del día) animaban a estrenar la primera visita del año. Ese era el caso de Toñi y su familia, de Ramón y la suya y de tantas otras que ya sobre las 12 ocupaban su parcelita en la playa de la Misericordia. «Con nevera y todo», matizaba ella. «Ya había ganas», recalcan desde su grupo.
Y de las playas a los chiringuitos, claro. Pero es que además este sábado era para muchas comunidades de vecinos el primer día de piscina, ya que la lluvia de estos días había frustrado un estreno anterior.
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Y cualquiera que intentase comer fuera sabe que se encontró con alguna dificultad. Listas de espera en los chiringuitos –algo que comienza a ser habitual casi todo el año en fin de semana– y con un centro histórico que comenzó a llenarse desde primera hora. «Toca comer donde podamos, no donde queramos», decía Maricarmen, portavoz de un grupo de tres parejas. Frente a ellos, un grupo de chavales brindaba mientras rodeaba a un amigo disfrazado de plátano. Esencia de verano.
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