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Se llamó Rafael Gómez Brayley y por sus venas corría la sangre malagueña y estadounidense. Su afición le llevó a ser novillero en los inicios ... del pasado siglo XX logrando cierto éxito y cartel en los ruedos, aunque su trayectoria profesional fue corta ya que murió joven a consecuencia de una enfermedad. Cuentan las crónicas que una multitud acompañó el paso de su cortejo fúnebre por las calles de Málaga camino del cementerio de San Miguel. La historia de quien formó parte de aquel grupo llamado 'los toreros señoritos' ha sido recuperada por el historiador Salvador Valverde en su quinto libro, el segundo sobre temática taurina: 'Rafael Gómez Brayley. Más allá de la pasión', editado por Jákara.
Gómez Brayley nació en Málaga el 30 de julio de 1884 en el seno de una familia acomodada de emigrantes. Su abuelo paterno fue un rico comerciante que emigró a Estados Unidos, donde uno de sus hijos, Juan Rafael Gómez se casó con Mary Brayley Pitt, heredera de una acaudalada y pudiente familia radicada en la ciudad de Búfalo, en el estado de Nueva York, gracias a sus empresas en el sector de la maquinaria agrícola. Seis vástagos nacieron del matrimonio, siendo Rafael el más apegado y arraigado en Málaga.
Tras una niñez y juventud a caballo entre Nueva York y Málaga, Rafael decidió instalarse en su adolescencia en la capital de la Costa del Sol, en la finca familiar de Vistafranca. Aunque estudió ingeniería y podía vivir de las rentas generadas por los negocios familiares, a Gómez Brayley le picó desde pequeño el gusanillo de la tauromaquia, llegando a construir una plaza en la parcela donde tenía su vivienda. Por ello entró a formar parte de ese grupo denominado de 'los toreros señoritos', donde también estaba su amigo Félix Assiego.
Sus inicios en el mundo del toro, según relata Valverde, fueron como aficionado práctico, llegando a participar en corridas benéficas (la primera fue en 1906 en La Malagueta), desde donde dio el salto para dedicarse profesionalmente al mundo del toro. Su debut estaba anunciado en la plaza de toros de Málaga para mediados de mayo de 1910 en un mano a mano con Pacomio Peribáñez, pero por motivos que no están claros, aquel festejo se aplazó a una semana después aunque hubo cambios. Ese 22 de mayo Peribáñez no pudo actuar y fue sustituido por Gallito Chico.
Fue tal el éxito alcanzado por Gómez Brayley, que participó en otros tres festejos en La Malagueta y fue contratado en Sevilla, donde la tarde de su debut salió a hombros y así fue llevado hasta el hotel. Dos tardes más actuaría ese año en la Real Maestranza de Caballería de la capital hispalense y en tres ocasiones lo hizo en Madrid, donde tras su éxito inicial se modificó el cartel del festejo de la Asociación de la Prensa para incluirlo junto a los matadores de toros:Vicente Pastor, Regaterín, Rafael Gómez 'El Gallo' y Machaquito.
Subido en la cresta de la ola tras una primera temporada arrolladora, se empezó a preparar su alternativa, fijada para el 20 de agosto de 1911 en Málaga con toros de Miura y donde el padrino iba a ser Bombita III con Rodolfo Gaona como testigo. Sin embargo, no pudo ser. Rafael Gómez Brayley cayó enfermo con una afección cardíaca que se le complicaba con episodios reumáticos. Para recuperarse, el novillero decidió irse a Nueva York, donde estuvo casi todo el año 2011.
A finales de ese año regresó a Málaga y empezó a preparar la temporada de 1912, donde reapareció como novillero volviendo a pisar las plazas más relevantes del país, aunque la idea de la alternativa se enfrió. En 1913 siguió en los ruedos pero ya muy mermado de facultades físicas debido a la enfermedad. Su último festejo fue el 21 de septiembre en Almería donde «las crónicas de prensa recogen incluso que no entraba en las taleguilla porque las piernas la tenía muy inflamadas por el reuma. No estuvo bien y fue abucheado», según cuenta Salvador Valverde.
El 22 de noviembre de 1913 falleció Rafael Gómez Brayley a consecuencia de sus dolencias cardíacas. A su entierro, según las crónicas de los periódicos, asistieron entre 5.000 y 20.000 personas en los tres kilómetros que recorrió el cortejo entre su vivienda en Vistafranca hasta el cementerio de San Miguel, donde ante la multitud de asistentes se tuvieron que cerrar las puertas y hubo gente saltaba por las tapias y se subía en los árboles, según se recoge en el libro.
Y es que Gómez Brayley, que actuó 14 tardes en Málaga y con quien más compartió cartel fue con Matías Lara 'Larita', era una persona muy conocida en la ciudad, al igual que su familia, donde eran «influyentes, solidarios y generosos ya que hacían muchas donaciones», según recuerda Valverde.
A tenor de lo recogido en el libro a través de las crónicas de la época, fue Rafael Gómez Brayley un novillero muy completo con el capote, que banderilleaba a sus toros y era poderoso y valiente con la muleta; su punto débil era la espada, donde fue muy irregular.
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