Reflexiones sobre la bravura del toro bravo

«Se han escrito muchos libros sobre la historia de la tauromaquia donde el hilo conductor eran los matadores de toros y complementariamente se hablaba de ganaderías y bravura. En este caso, he pretendido darle un enfoque más centrado en el discurrir histórico de las ganaderías y de la bravura», explica Miguel del Corral en conversación telefónica con este periódico.

El autor destaca que el concepto de bravura, entendido como el comportamiento agresivo del toro cuando se siente atacado o agredido, es «complejo» y ha ido evolucionando a lo largo de la historia como lo ha ido haciendo la tauromaquia. Unos cambios que, según sostiene, han venido marcados por los matadores de toros y su influencia en los ganaderos a la hora de llevar a cabo los procesos de selección, a lo que se suma los gustos de los aficionados, que han ido variando a lo largo de las épocas.

En este sentido, en la obra se analiza la figura de Joselito y su influencia en los ganaderos de principios del siglo XX, así como el ejercido por Manolete para obtener la «bravura completa manifestada en los tres tercios de la lidia» en una evolución que permite crear los cánones del toreo moderno y la consolidación de la definición de la bravura como un concepto esencial y atemporal, según recalca José Ignacio Miguel del Corral.

«La evolución de la sociedad y de la tauromaquia siempre suelen ir en paralelo, y la llegada de la democracia a España pone en cuestión muchos de los conceptos y categorías heredados. Por ello, en el final del siglo XX se abre un periodo de confusión y relativismo que conduce a la decadencia de la bravura y de los valores tradicionales de la fiesta. Se dan más corridas que nunca, pero se torea con más vulgaridad que nunca, a muchos toros que no embisten, sencillamente pasan por allí. Un nuevo concepto, la 'toreabilidad', sustituye al tradicional de bravura como criterio de selección, primando la nobleza, la docilidad y la fijeza sobre la acometividad, la repetición y la casta. Ello repercute en que el riesgo que se percibe es menor y se perciba que hay menos emoción. La 'toreabilidad' es la comodidad y fue uno de los factores de la decadencia de la tauromaquia a finales del siglo XX», añade.

En este sentido, para el autor del libro 'De la bravura al toreo' esta decadencia la regenera la irrupción en los ruedos de José Tomás y El Juli, porque son toreros que «vuelven a necesitar la bravura completa e integra del toro para interpretar y sentir sus tauromaquias, basadas de nuevo en la técnica y el arte que consiguen dominar el riesgo y el peligro de la bravura clásica». A su juicio, hay tres ganaderías que partiendo del encaste dominante -Domecq- seleccionan buscando un equilibrio entre esa bravura y las virtudes de la nobleza y la 'toreabilidad': Núñez del Cuvillo, Victoriano del Río y Garcigrande.

En el final del libro el autor analiza las posibles desviaciones que derivan de estos nuevos criterios, especulando hacia dónde camina, o se detiene, la bravura del toro en el siglo XXI. José Ignacio Miguel del Corral sostiene: «La bravura es un concepto complejo. Mi impresión es que la bravura va a darle más agresividad a los toros en un justo equilibrio con la nobleza».

El autor destaca también que entre los ganaderos ha habido tres grandes teóricos de la bravura: el mexicano Antonio Llaguno y los españoles Juan Pedro Domecq Solís y Fernando Domecq.