«En estos tres años de gobierno hemos planificado las obras que debían haberse hecho en los últimos 15 años». Con esta afirmación, el delegado territorial de Agricultura, Fernando Fernández Tapia-Ruano, pone en valor las actuaciones que la Junta de Andalucía está llevando a cabo para intentar paliar el déficit hídrico que arrastra la provincia de Málaga. Pese a mostrarse optimista ante la situación actual, sí que admite que el ciclo de sequía es «severo» y que el año hidrológico está siendo «terrorífico».
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De ahí que incida en los pasos que se están dando para tratar de garantizar el abastecimiento a corto plazo mediante la ejecución de una serie de obras de emergencia que estarán listas en los próximos meses y, pensando en el futuro, el inicio de los trámites necesarios para construir infraestructuras de envergadura.
En el primer lote figuran acciones tan aparentemente sencillas como limpiar las ocho presas de derivación del embalse de La Viñuela, que estaban obstruidas, para algo tan básico como que cuando llueva el agua acumulada en estos vasos llegue hasta el pantano; y otras de mayor calado como la ampliación de la capacidad de tratamiento de la desaladora de El Atabal (Málaga) o la realización de tres pozos en el río Chíllar para abastecer a la Axarquía.
En el segundo, la licitación de la redacción de los proyectos de las dos grandes tuberías que necesita la provincia para tener asegurado el abastecimiento: la bautizada como Autovía del Agua desde el Campo de Gibraltar hasta la capital para enganchar con la red que suministra a la Axarquía y poder derivar caudal a las zonas más deficitarias; y el trazado de 142 kilómetros de conducciones para propiciar el trasvase desde el embalse cordobés de Iznájar a la docena de pueblos de las comarcas de Antequera y Nororma con problemas de suministro.
“Son actuaciones que llevarán su tiempo, pero nadie nos podrá achacar que somos indolentes o pasivos. Los anteriores gobiernos de Andalucía (en referencia a la etapa socialista) se olvidaron de los proyectos en cuanto las lluvias llenaron los embalses, de forma que en diez años de parálisis no se hizo ni una sola obra para asegurar el abastecimiento en Málaga", apunta, para luego añadir: "Nosotros, en cambio, llevamos desde 2020 trabajando en el decreto de sequía para impulsar actuaciones de emergencia y planificar obras a medio y largo plazo”.
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