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Cada persona que se quita la vida supone una noticia insoportable, pero a pesar de que ésta es una realidad preocupante sobre la que durante muchos años ni siquiera se hablaba, hay un resquicio para la esperanza. La provincia de Málaga ha registrado en el último conteo (con cifras provisionales de 2023) una bajada en el número de suicidios, lo que supone un cambio de tendencia después de unos años (sobre todo durante y después de la pandemia) en los que los picos de datos fueron tan elevados como inéditos.
Según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), la provincia sumó en 2023 un total de 126 suicidios, lo que suponen 54 casos menos que en 2022. Si se compara con 2021 (el peor desde que hay registros), el descenso es de más de 60, lo que, obviamente, supone una noticia muy positiva.
Esta tendencia a la baja también se observa en la tasa de suicidios por cada 100.000 habitantes, que en el caso de Málaga se sitúa en 7,2, colocando a la provincia en el puesto número 41 de toda el territorio español. Hay que recordar que tan solo dos años antes (con las cifras de 2021), Málaga tenía, junto con Galicia y Asturias, una de las tasas más altas de suicidios de España, sin que haya una causa clara que explique el porqué de ese hecho;tanto del aumento de entonces como de la caída contabilizada en este último paquete de datos.
Para poner en contexto estos datos, la provincia de Lugo registra una tasa de 16,0 suicidios por cada 100.000 habitantes, seguida de Asturias con 13,2 y Las Palmas con 11,7. El porcentaje registrado más bajo en 2023 fue el de Segovia (3,2) y Zamora (4,8).
La tendencia que sigue sin cambiar es la división por sexos. Los casos de suicidios entre hombres son más del doble que de mujeres, una realidad que no solo se da en Málaga, sino en el conjunto de España. En 2023, 91 hombres perdieron la vida por este motivo, mientras que en el caso de las mujeres se registraron 35 muertes.
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En cuanto a la tasa por sexos, Málaga se sitúa en el puesto 42 (de las 52 provincias) entre los varones con una tasa de 10,6 por cada 100.000 habitantes, pero en el caso de las féminas el dato es algo peor, ya que la tasa es de 3,9, pero la provincia ocupa el puesto 24.
¿Por qué han bajado estas cifras en Málaga? Ningún experto se atreve a dar un motivo específico, y aunque los datos no son peores que otros años sería un error tener una actitud triunfalista. Así lo considera Ana Lacho, presidenta de la asociación La Bandilla (una de las referentes a nivel nacional) y directora del Hospital y Centro de Psicorehabilitación Lajman. «El hecho de que en los últimos años se haya comenzado a hablar del suicidio está viniendo bien seguro, es más, estoy convencida de que una de las razones para que hayan ido subiendo poco a poco los casos es porque no se hablaba», sostiene la facultativa.
Lacho recuerda que la asociación puso en marcha el primer teléfono contra el suicidio en el año 2018, y que entonces detectaron que había mucha gente que llamaba y reconocía que nunca se lo habían contado a nadie. «Esto es muy relevante, porque es la base de la prevención, que es a lo que tenemos que ir, lógicamente. Ahora se sabe ya que hay factores de riesgo o señales de alarma que a lo mejor tu pareja, tu padre o tu hijo puede detectar y buscar ayuda rápidamente», explica.
A pesar de que la franja de edad que va entre los 29 y los 50 años es la que más casos registra, Lacho se muestra especialmente preocupada por el aumento entre jóvenes. «Hay un incremento de las autolesiones, aunque no todas acaban en suicidios. Por eso una de nuestra principales exigencias es que en los colegios se implante algún tipo de educación emocional, y que en las familias esto se trabaje también. Porque a veces es más importante tener esa educación emocional y preparar a ese niño de pequeñito para las circunstancias de la vida, que van a ser muchas y algunas muy difíciles. En ocasiones es más importante tener esa resiliencia y poder salir adelante que no que sepan muchas matemáticas y tengan ideas de suicidio», señala.
En cuanto a la enorme diferencia de casos entre hombres y mujeres, la directora del Hospital Lajman sí puede arrojar algo más de luz. «Los hombres se suicidan más que las mujeres porque ellas piden más ayuda; un hecho fruto de la educación que nos indica que ellos no pueden mostrar debilidad», argumenta Lacho, que incide, además, en que los intentos de ellos suelen ser más letales que los de ellas, especialmente por los métodos utilizados.
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