Susana Díaz obvia al movimiento crítico de Málaga y comparece con sus leales

Proveniente de Casabermeja, en la calle Alcazabilla, junto al Teatro Romano, Díaz no se ha salido del guión al subrayar, ante las preguntas de los periodistas sobre los movimientos críticos, que cuando lleguen los procesos congresuales será el momento de hablar y que ahora los socialistas andaluces deben estar centrados en el combate de la pandemia y sus efectos sanitarios, económicos y sociales. «¡Cómo vamos a hablar de nosotros con la que está cayendo!», ha asegurado, al tiempo que tampoco ha querido entrar a valorar la puerta abierta dejada por la ministra de Hacienda, la sevillana María Jesús Montero, a disputarle el liderazgo del partido en Andalucía.

Un argumento, el de estar centrados en la lucha contra la pandemia, que también le ha servido para negar que el PSOE-A esté embarcado en una estrategia de buscar alianzas para presentar una moción de censura al bipartito de PP y Ciudadanos en la Junta. Ello no ha sido óbice para asegurar que el gobierno autonómico está «roto por dentro, en descomposición» y es «inestable».

Oficialmente, la visita de la líder socialista a la provincia tiene como objetivo conocer el trabajo que su partido está desarrollando en las instituciones y conocer las demandas ciudadanas (incluso en la rueda de prensa de esta mañana ha atendido a un ciudadano que se quejaba de que los centros de salud aún no atiendan presencialmente a los pacientes), aunque desde el sector crítico, según fuentes consultadas, sostienen que paralelamente desarrolla «su campaña» cara a las futuras primarias para elegir al nuevo secretario general del PSOE-A y a la que ha anunciado que se presentará.

Susana Díaz ha estado acompañada, entre otros, por el secretario general del PSOE de Málaga, José Luis Ruiz Espejo, -considerado uno de sus más leales líderes provinciales en la región-, y del portavoz en el Ayuntamiento de la capital, Daniel Pérez. Sobre este último, Díaz ha elogiado su altura política y de responsabilidad al negociar la inclusión de 40 millones de euros para políticas sociales en el presupuesto municipal a cambio de la abstención.

«Ha tenido la generosidad política para que haya unos presupuestos sociales y sensibles», ha subrayado la secretaria general socialista, quien ha aprovechado para denunciar que el equipo de gobierno de PP y Ciudadanos «está en manos de un tránsfuga», en referencia a Juan Cassá.

Preguntada sobre si apoya la presentación de una posible moción de censura, como dejó entrever Pérez este jueves con sus cantos de sirena a la edil Noelia Losada -que tiene la llave de la gobernabilidad-, Susana Díaz no se ha pronunciado abiertamente pero sí ha destacado que Daniel Pérez es «la alternativa de presente y de futuro» frente a un proyecto «agotado», liderado por el alcalde, Francisco de la Torre.

Por otro lado, Susana Díaz ha pedido al gobierno de la Junta «humanidad y sentido común» al entender que «no son de justicia» las imágenes de los mayores andaluces haciendo colas «interminables» para poder vacunarse o que algunos de ellos no puedan trasladarse para recibir las dosis. «La vacuna es la esperanza y hace falta sensibilidad», ha añadido.

Díaz también ha criticado que haya municipios de la Costa del Sol como Torremolinos, Benalmádena o Mijas con tasas de incidencia bajas de contagios y se mantengan las restricciones de que la hostelería y el comercio deban cerrar a las 18 horas, mientras en municipios limítrofes y que pertenecen a otra área sanitaria ya se ha levantado esa medida.

Asimismo, ha criticado la gestión del gobierno andaluz en la puesta en marcha de las ayudas económicas destinadas a los sectores afectados por la pandemia, y ha destacado que «han llegado las vacunas antes que las ayudas a los negocios» porque el Gobierno central ha hecho su trabajo y la Junta tiene que hacer lo mismo para que haya un «horizonte de esperanza».

Respecto a las declaraciones del consejero de Presidencia y portavoz de la Junta, Elías Bendodo, que manifestó que el PSOE-A es un partido «tóxico», Díaz ha advertido de que «cuando uno se dedica a insultar a los demás es que no tiene argumentos».

«Quienes recurren al insulto frente al adversario es que no tiene argumentos para defender su posición y se convierten en sí mismos, en tóxicos para la política y la sociedad«, ha añadido y ha enmarcado estas declaraciones en «el nerviosismo» del gobierno andaluz.