López Luna, Asenjo, Sanjuán y Martínez, ayer, de izquierda a derecha, con una imagen de la foto histórica de González y Guerra en el hotel Palace tras la victoria. Ballesteros no pudo asistir a la foto de familia por motivos de salud. Migue fernández
40 años de las elecciones del 82

El día que Málaga se enamoró del PSOE

Los malagueños Carlos Sanjuán, Hilario López Luna, José Asenjo, Enrique Martínez y Rafael Ballesteros recuerdan la histórica victoria socialista en las elecciones generales de 1982

Viernes, 28 de octubre 2022, 00:14

Ya habían logrado la victoria en la provincia en las elecciones generales de 1977 y 1979, pero fue en los comicios del 28 de octubre de 1982 cuando Málaga se enamoró del PSOE. Aquel jueves, los socialistas lograron una victoria histórica en España con 202 ... diputados que llevó por primera vez a Felipe González a La Moncloa. La provincia no fue ajena al 'tsunami' de papeletas con las siglas del puño y la rosa y el partido logró una victoria aplastante al lograr el 62,17% de los votos malagueños, venció en la mayoría de los municipios –no lo hizo en Humilladero (PCE); Benalauría (AP); Benarabá, Canillas de Albaida, Moclinejo, Comares y Júzcar (UCD); y Canillas de Aceituno (PSA)– y logró seis de los ocho diputados en juego y tres de los cuatro senadores.

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El PSOE celebra en estos días los 40 años de aquella victoria y SUR habla con cinco de los seis diputados socialistas (el sexto de ellos, Francisco Oliva, falleció en 2019) elegidos en aquellos comicios. Rafael Ballesteros, Carlos Sanjuán, Hilario López Luna, José Asenjo y Enrique Martínez desgranan sus recuerdos desde la distancia de cuatro décadas sobre un tiempo muy diferente al actual. Un dato es sintomático del cambio: entre los doce representantes malagueños elegidos para el Congreso y el Senado en 1982 no había ninguna mujer, hoy de los 15 representantes de la provincia en ambas cámaras, 7 son mujeres.

Vídeo. MIGUE FERNÁNDEZ

Ilusión, alegría, esperanza, vértigo, incredulidad y responsabilidad. Esos fueron algunos de los sentimientos que vivieron los diputados socialistas malagueños aquella noche cuando se fueron conociendo los resultados a nivel nacional y provincial. «Viví aquel momento con una mucha ilusión y esperanza. El resultado que obtuvimos era el reflejo de la pulsión de cambio que se palpaba en la sociedad y más que el apoyo a un partido y a una lista, que también, fue el apoyo a un cambio que demandaba la sociedad. Fue un momento mágico, especial, irrepetible», relata José Asenjo, quien fue de número cinco en la candidatura provincial en su debut en una lista al Congreso de los Diputados.

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Hilario López Luna, que tres años antes se había quedado a las puertas de conseguir el escaño, era hace cuatro décadas el secretario general provincial y miembro del comité provincial por lo que tuvo una participación muy activa en la campaña y en las elecciones. «El resultado se vivió con mucha ilusión, preocupación y responsabilidad. Ilusión porque el partido podía, y lo fue, ser protagonista de un cambio que deseaba la sociedad y supimos conectar con la mayoría de la ciudadanía, no sólo con las clases trabajadoras sino también con las clases medias; había preocupación por lo que suponía el reto de superar la etapa anterior y por la situación económica y social en que estaba el país; y responsabilidad porque había que acertar y no defraudar las expectativas que se habían puesto en nosotros» subraya.

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Quien en aquellas elecciones revalidó su escaño en la Cámara Baja fue Carlos Sanjuán, quien recuerda de aquella noche «la sensación de alegría y de satisfacció y a los compañeros que iban y venían repartiendo abrazos y achuchones. Había una situación de alegría y de esperanza. No se debe olvidar que eran momentos aún difíciles de la Transición y había que darle un empujón definitivo a asentar la democracia en España».

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Rafael Ballesteros, por su parte, recuerda la «inmensa alegría y al mismo tiempo la asimilación de la responsabilidad que se nos venía encima y a la que no podía hacerse frente nada más que con una extraordinaria responsabilidad y con unos criterios muy claros de política progresista y de izquierda». Sobre aquella noche, rememora cómo algunos responsables del partido tuvieron que subirse a una mesa del pequeño bar que tenían en la sede del PSOE para dirigirse a los militantes socialistas y de la UGT que estaban «radiantes de alegría».

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«Aquella noche fue de euforia, de entusiasmo, de un cierto grado de incredulidad por el apoyo recibido y cierta sensación de vértigo porque éramos consciente de la responsabilidad que teníamos por delante», apostilla Enrique Martínez, quien recuerda que también había «cierto miedo», especialmente, entre las personas mayores de izquierdas de que ese triunfo se pudiera considerar «desmedido en el sentido de que pudiera excitar a las fuerzas más conservadoras del país». «Recuerdo el caso de un señor que había estado como oficial en el Ejército de la República durante la Guerra Civil y en esa ocasión me dijo que tenía miedo de lo que podía pasar y votó a la UCD porque tenía miedo de que el cambio fuera excesivamente brusco y que ciertas costuras políticas y sociales del país no resistieran ese cambio», agrega.

Los consultados coinciden en la «sorpresa» que supuso ganar con tanta holgura tanto a nivel nacional como provincial. «Esperábamos ganar y tener mayoría absoluta pero ese resultado de 202 diputados, que es muy significativo y llamativo, no nos lo esperábamos. En Málaga fue un resultado magnífico; entonces el PSOE funcionaba muy bien en Málaga. ¿Las razones del resultado que se produjo? Hay una serie de factores. El PSOE ya obtuvo unos buenos resultados en las elecciones de 1977 y 1979 y era un partido que se estaba asentando profundamente en la vida social y económica junto a la UGT. La situación económica que vivía el país ayudaban a poner la ilusión del cambio en el PSOE. Un año antes se había producido el intento de golpe de Estado de Tejero. A ello se une la propia debilidad de la UCD y la división de la izquierda. Todo eso hizo que la ciudadanía pusiera la vista en el PSOE como una fuerza política que traía la ilusión del cambio social, político y económico», argumenta Sanjuán. En este sentido, añade que unos días después, paseando por el Centro de la capital, acompañado por Rafael Ballesteros comentaron entre ellos: «De cada tres personas en edad de votar con las que nos cruzamos, dos nos han votado».

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«El resultado, que nos sorprendió. nos cargaba de una responsabilidad enorme. Ese apoyo masivo fue un mensaje de la ciudadanía para que hubiera estabilidad porque estábamos en un momento complejo desde el punto de vista económico y social y el recuerdo del 23-F estaba muy presente», remarca Asenjo, quien añade que en ese momento ya eran conscientes de que estaban viviendo un momento histórico porque «era la primera vez que desde el punto de vista democrático la izquierda ganaba con mayoría absoluta».

La ilusión, la alegría, la esperanza, la incredulidad, la responsabilidad y el vértigo fueron algunos de los sentimientos aquel día

Enrique Martínez, en esos años jefe de servicio de la delegación provincial de Cultura y profesor en la entonces Escuela de Magisterio, no esperaba el resultado y su vida personal dio un vuelco de la noche a la mañana. «Yo iba de número 6 en la lista y tenía pocas esperanzas de salir. Para mí fue una sorpresa tener que dejar mi vida profesional porque había salido elegido diputado. No me lo creía. El resultado a nivel general y provincial fue una sorpresa porque desbordaba todas las expectativas. ¿Las razones del resultado? Hubo un enamoramiento colectivo hacia el partido», explica.

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«Sinceramente el resultado concreto nadie lo esperaba. Teníamos la intuición de que podíamos ganar las elecciones porque había una demanda social de cambio, pero obtener ese resultado fue una sorpresa. El PSOE generaba ilusión en esos momentos y eso se palpaba. Lo que la sociedad demandaba y con lo que el PSOE supo conectar a partir de esa victoria y en las siguientes legislaturas fue en consolidar la democracia, que en esos momentos estaba en peligro, desarrollar la Constitución, supera la situación económica que se vivía, modernizar España, en eso consistía el cambio, en que España funcionase, crear un Estado del Bienestar e integrarnos en Europa», explica López Luna. El que con los años sería subdelegado del Gobierno en la provincia relata que dos de las principales preocupaciones que le escuchó decir a Felipe González en aquellos momentos era lograr que «la ciudadanía supiera que el hecho de que gobernara el PSOE significaba que se iba a respetar el orden público y que no iba a haber anarquía y el otro reto era subordinar el poder militar al poder civil».

Los cinco diputados socialistas también analizan cómo ha cambiado la política y el socialismo en estas cuatro décadas. «El mundo, el país y la sociedad han cambiado y mucho. En aquel año el socialismo conectó con esa esperanza de cambio y de modernización de la sociedad española. Las cosas han cambiado mucho porque aquello permitió una evolución, un cambio y el desarrollo del país y de la economía. El país hoy es muy distinto, entonces la política es muy distinta y hay otra forma de entender lo que es la acción política. Creo que hay una ruptura de aquel partido y el de hoy como ha habido una ruptura entre la sociedad española de entonces y la de hoy. Es otro partido y es otra sociedad», argumenta José Asenjo.

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En esa línea Rafael Ballesteros, quien alerta sobre un posible regreso de Trump a presidir EEUU y de lo que supondría a nivel internacional con Putin en Rusia y el poder de China, sostiene que el socialismo ha cambiado porque ha cambiado la sociedad y el mundo. «La sociedad española ha cambiado. ¡Cómo no va a cambiar el partido que quiere ir la dirección de la justicia social, la progresía, la izquierda!», arguye, al tiempo que agrega que el partido ha incluido entre sus prioridades asuntos «preferentes» como el feminismo y el ecologismo para luchar contra el cambio climático.

Para Hilario López Luna de aquel socialismo de hace cuatro décadas y el actual queda «todo» porque el partido, como ha hecho a lo largo de su historia de más de 140 años, ha sabido ir conectando con la mayoría social en cada momento y «así lo hemos hecho en la época de Felipe González, de Zapatero y ahora de Pedro Sánchez».

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«El socialismo ha cambiado por un ejercicio de reflexión del propio partido porque hemos sometido a revisión algunas de las cosas que en aquellos momentos creíamos y hemos visto que había que cambiarlas, incluso desde el punto de vista ideológico. Hemos cambiado porque ha habido la inteligencia suficiente para ver cómo la sociedad y el mundo cambiaba y, por tanto, algunas de aquellas propuestas, ideas y maneras de comportamiento debían ajustarse a la realidad. Nos hemos ajustado a ese principio del sentido de la realidad·, sostiene Martínez.

Desde el punto de vista de Carlos Sanjuán es «difícil» valorar con una diferencia de 40 años lo que ha cambiado la política. Sí argumenta que a día de hoy la democracia y las libertades no están en cuestión, aunque alerta de la aparición de partidos «de extrema derecha que por más que hablen y digan la democracia no la quieren».

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Sanjuán sí muestra su satisfacción por el papel de España en Europa y por cómo el actual Gobierno «quiere mantener los derechos y luchar por la clases trabajadoras y las clases medias», aunque añade: «Eso es importante pero lo que ocurre es que el partido político tiene mucha menos presencia política y social de la que debería tener. No se puede supeditar sólo al Gobierno. El partido sigue siendo fundamental y esencial y echo en falta la presencia social del partido, la fuerza y su hermanamiento, absolutamente necesario, con la UGT y con CCOO».

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