Málaga es la provincia española que más población ha ganado durante la pandemia

Habló con su pareja de aquel proyecto que habían ido postergando con la mirada puesta casi en la jubilación y en un par de meses, en medio de una crisis sanitaria nunca vista, Laura Baena regresó con su familia a su ciudad de origen. «Estoy orgullosa de haber dado el paso y de que esta pandemia, tan terrible en tantos aspectos, haya sido una oportunidad personal. Málaga ha sido clave para hacer las cosas de otra forma. A nivel personal, el cambio ha sido increíble», comparte Baena, fundadora del Club Malasmadres, baluarte en la lucha por la conciliación laboral y familiar con más de un millón de seguidores en las redes sociales.

Baena y su familia forman parte de los 17.247 residentes que la provincia ha ganado en año y medio, tal y como detalla un informe recién publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra hace de Málaga la provincia que más población ha ganado en España en términos absolutos entre enero de 2020 y julio de 2021. Y en términos relativos, el incremento malagueño del 1,02% en este periodo sólo tiene por delante el dato de Guadalajara con un 1,18%, si bien la población en esta provincia (265.508 residentes) es seis veces menor a la de Málaga.

Justo ahí llega otro dato llamativo en el estudio del INE: por primera vez desde que hay registros (enero de 1971), Málaga supera los 1,7 millones de residentes. Otra de esas nuevas vecinas es Regina Pérez Castillo, historiadora del arte y profesora en la Escuela de San Telmo. «Llegué en septiembre de 2020 y obtuve la plaza definitiva durante el curso del año pasado. La escuela es la mejor de Andalucía, en mi opinión, es la que tiene más movimiento cultural y una gestión más compleja», ofrece la docente y crítica de arte.

La llegada de ambas profesionales ilustra un aumento poblacional en Málaga que contrasta con los registros ofrecidos por las principales provincias del país en el estudio elaborado por el INE. El informe analiza el número de residentes, estén o no empadronados en los lugares donde viven. Así, Madrid (-0,16%), Barcelona (-0,10%) y Bilbao (-0,71%) pierden población en ese año y medio, mientras que Valencia (0,34%) y Sevilla (0,07%) presentan crecimientos porcentuales mucho más tímidos que los arrojados en la provincia de Málaga.

Córdoba, Almería, Granada, Sevilla y ahora Málaga han sido los hogares de Pérez Castillo a lo largo de su periplo vital y laboral. «Siempre tuve claro el destino que prefería: Málaga. Primero, por la escuela de arte y, después, porque tengo a la familia repartida entre Almería y Granada y las comunicaciones desde aquí son muy fáciles», aporta la historiadora.

«Málaga no es la misma ciudad que dejé con 21 años», enlaza Baena. «Ahora es mucho más cosmopolita si cabe, culturalmente súper potente y todo eso ha hecho que al final no sea sólo el lugar al que he querido volver para vivir, sino también la ciudad donde deseo desarrollar mi proyecto para generar riqueza y oportunidades desde aquí. Estoy redescubriendo una ciudad maravillosa no sólo en cuanto al nivel de vida, sino también a nivel profesional», sostiene la fundadora de Malasmadres, que está al frente de un equipo de 14 profesionales.

Porque, como detalla Baena, la suya ha sido «una mudanza personal, pero también profesional». Y se explica: «En Madrid teníamos un espacio grande que nos permitía organizar eventos, tener una tienda física... Desde el principio de la pandemia tuvimos claro que la oficina había que cerrarla. Llevamos casi dos años teletrabajando, porque queremos dar ejemplo de conciliación». Un equilibrio entre vida privada y vida laboral por el que Malasmadres lleva batallando con especial compromiso desde el inicio de la crisis sanitaria, con reclamaciones como el reconocimiento de la baja laboral por cuidado de hijos contagiados o confinados y la apuesta por el trabajo a distancia cuando el puesto lo permita y las circunstancias personales lo requieran.

«Teníamos en la cabeza el cambiarnos de casa, porque vivíamos en un piso de dos dormitorios mi pareja, las tres niñas y yo. En Madrid los pisos son prohibitivos y cuando llegó la crisis sanitaria nuestro concepto de vida cambió. El salón era el colegio, el lugar donde hacer reuniones de trabajo... Una batalla campal. Empiezas a ver la vida de otra manera. Empezamos a mirar casa, nos fuimos alejando de Madrid... ¡y acabamos volviendo a Málaga!», recuerda Baena, madre de tres niñas, la mayor de diez años; la mediana, de seis, y la pequeña de 21 meses.

«Ha sido más complicado a partir de septiembre –sigue Baena–, que es cuando empecé a viajar de nuevo con mayor frecuencia. Pero en eso mudarnos a Málaga también ha sido una ventaja, porque no estar en Madrid me ha permitido ser más libre a la hora de elegir qué cosas hacer y cuáles no en Madrid. Eso también ha cambiado mucho en este tiempo. Para mí era un obstáculo profesional venir a Málaga, pero la pandemia nos ha enseñado que es posible hacer las cosas de otra manera y, por ese cambio, ganar mucho en calidad de vida».

Cambios profesionales y vitales traídos por la pandemia que se traducen en la llegada de nuevos residentes. Algunos, como Regina Pérez Castillo, comienzan viviendo de alquiler y la experiencia en la provincia les trae otros horizontes: «Ya lo que quiero es instalarme aquí. Llevo años dando tumbos y Málaga me parece el mejor lugar para crear mi pequeño nido».