Málaga lidera el crecimiento del PIB y del empleo en Andalucía

Los gráficos que acompañan a estas líneas muestran una desaceleración en el último año respecto a los previos, pero ésta es la lógica tras los extraordinarios años marcados por la pandemia, que primero ocasionó un hundimiento del PIB y después un poderoso rebote, al que ahora sigue una normalización en la que despunta Málaga. Por tanto, la conclusión es que el dinamismo se mantiene y que éste tiene su traslado también al mercado de trabajo.

Así, Málaga también fue en 2023 la provincia andaluza en la que más creció el empleo: el ascenso se cifró en un 4,56%, hasta superar los 728.000 puestos de trabajo en total (609.000 asalariados). El aumento medio del empleo en el conjunto de Andalucía fue de un 3,45%, hasta los 3,45 millones de trabajadores. Atrás se quedó Huelva, cuyo ascenso se limitó al 1,75%. Pero Sevilla fue la provincia que cerró el año con el mayor número de trabajadores de Andalucía: superaron los 823.000, si bien su crecimiento quedó limitado al 3,62%, cifra poco por encima de la media andaluza y un punto por debajo de la expansión malagueña.

Málaga también encabeza otro ránking andaluz: el del crecimiento de la remuneración de asalariados, que aumentó un 9% en 2023 –se explica por su liderazgo en generación de empleo, porque el instituto andaluz en este caso no toma las retribuciones medias por trabajador, sino el volumen salarial agregado–. Así, los malagueños percibieron en concepto de salarios un total de 19.033 millones de euros y el conjunto de los andaluces, más de 94.600 millones.

Analistas Económicos de Andalucía, sociedad de estudios del grupo Unicaja, en un informe presentado esta semana, atribuye el protagonismo de este dinamismo de la economía malagueña a la demanda de los hogares y al sector servicios, especialmente al comercio, el transporte y la hostelería, aupados por el turismo, cuyo empuje compensa la mayor debilidad relativa de la industria y del sector agrario.

Los agentes sociales valoran muy bien los datos económicos de la provincia, aunque señalan además los retos y riesgos por delante. El presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Javier González de Lara, expuso esta semana cómo se traduce el dinamismo malagueño para su sector: una de cada tres empresas que nace en Andalucía tiene su suelo en Málaga, donde el año pasado se registraron más de 600 nuevas sociedades al mes y alrededor de 7.000 en el año, al tiempo que se alcanzó una cifra histórica de autónomos.

Mientras, desde el Colegio de Economistas valoraban hace unos días en la presentación de su último barómetro que Málaga continuara con cifras por encima de la media andaluza –y también española–, y calificaban a la economía de la provincia como «robusta» porque «mantenía el tipo» incluso pese a la debilidad de los países europeos más importantes en emisión de turistas. Pero los economistas también invitaban a la cautela sobre varios aspectos, incluso sobre el empleo, cuya solidez es una premisa necesaria para que siga la bonanza.

Y aquí enlaza la crítica que vierte el secretario provincial de Comisiones Obreras, Fernando Cubillo: «Es cierto que Málaga vive el momento de la historia con mayor número de cotizantes a la Seguridad Social y que este año también se mantiene el crecimiento del empleo, pero los datos de la Agencia Tributaria indican que sólo uno de cada cuatro trabajadores tiene empleo a jornada completa y doce meses al año». Y añade que si los puestos de trabajo creados en los últimos siete años hubieran sido íntegramente para personas de Málaga, y no para quienes vienen de otras geografías, este territorio viviría una situación de pleno empleo. «El mercado laboral malagueño requiere personal muy formado, en Málaga hay que hacer un mayor esfuerzo por la formación», reclama Cubillo.

González de Lara, por su parte, pone de relieve la elevada tasa de paro de la provincia, pero no la interpreta estrictamente como un demérito de la economía local, sino como consecuencia de su atractivo, que se traduce en un crecimiento muy importante y continuado de la población activa.

El Colegio de Economistas señala, asimismo, retos para que la economía malagueña pueda mantener su expansión: por ejemplo, la inversión en infraestructuras, sobre todo de transporte -y la institución puso de manifiesto cómo la licitación de obra pública de todas las administraciones se ha desplomado en el primer trimestre del año-: También, el mercado inmobiliario, con el intenso encarecimiento que está registrando al vivienda por el desequilibrio entre una oferta muy escasa y una demanda muy intensa. Y, por último, la sequía: «La del agua es una cuestión fundamental, tanto para el turismo como para la agricultura. No debemos abandonar este problema», incide Antonio Pedraza, vicedecano del Colegio de Economistas de Málaga.

Con todo y con eso, las previsiones que esta semana presentó Analistas Económicos de Andalucía siguen sonriendo a Málaga. De momento, la sociedad del grupo Unicaja ya ha detectado que en los primeros meses de este año el crecimiento del empleo se ha acelerado. Además, anticipa que la provincia crecerá un 2,7% este año 2024, por encima del 1,8% previsto para el conjunto de la comunidad. Se tratará de una expansión que seguirá descansando en la demanda interna, sobre todo en el consumo privado, dado que atisban que la inversión y el consumo público podrían mostrar una mayor debilidad, debido al contexto de mayores tipos de interés y de consolidación fiscal. El turismo también se prevé que aportará lo que le toque, sobre todo la demanda internacional.

Pero en este brío que muestra Málaga en todas las métricas económicas hay una asignatura social pendiente, la que se desprende del informe que presentó este jueves Cáritas Diocesana, de acuerdo con el cual casi la mitad de las personas que van en busca de ayuda a sus instalaciones tienen un trabajo, pero precario e insuficientemente remunerado, a quienes hay que sumar otro 10% de personas que son pensionistas pero que perciben prestaciones escasas. Son los nuevos pobres que se añaden a los crónicos, que se cifran en un tercio de aquellos a los que atiende la organización benéfica y que son hijos y hasta nietos de personas que ya acudían a Cáritas. Los responsables de la ONG además apuntan como urgencia la de la vivienda que vive en Málaga una situación «caótica» y que representa un problema para prácticamente la mitad de sus beneficiarios. En definitiva, el reto es que la expansión económica sea inclusiva.