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La provincia estrena este lunes la fase 1 de la desescalada, y por mucho que haya tenido como espejo a esa media España que le lleva una semana de ventaja, lo cierto es que lo hace con muchas dudas entre los ciudadanos sobre qué se puede hacer y qué no (se permiten las reuniones de hasta 10 personas en una terraza a cualquier hora del día pero a la vez se mantienen las restricciones para salir a pasear) y, entre quienes tienen un negocio, con una gran incertidumbre sobre lo que les deparará ese avance hacia la llamada 'nueva normalidad'. El comercio es el sector más animado en estos días. De hecho, desde primera hora de esta mañana, ya eran varios los bares que abrían sus terrazas y servían los primeros desayunos a los clientes.
Está previsto que esta semana levanten la persiana poco más de la mitad de los establecimientos de la provincia. A ello ha contribuido que hayan estado dos semanas de prueba atendiendo con cita previa. Ahora ya no es necesario, aunque la clientela no podrá superar el 30% del aforo.
Más cautelosos se muestran en la hostelería, que arrancará a medio gas porque a la mayor parte no les salen los números si tienen que levantar el ERTE a la plantilla y sólo pueden atender en las terrazas y, además, con sólo la mitad de las mesas. Quien tiene espacio exterior tiene un tesoro en esta desescalada, de ahí que los que tienen previsto abrir desde hoy no lleguen ni al 20%, según calculan en la patronal Málaga Hostelería.
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Para el comercio, el salto a esta nueva fase supone un balón de oxígeno al poder recibir a clientes a pie de calle. Según adelantan desde la federación Málaga Comercio, a partir de este lunes se espera que abra la mitad del pequeño comercio de la provincia, aunque las tiendas recuperarán la actividad de forma escalonada a lo largo de toda la semana. Una reactivación que también va a recibir un empujón con los cambios de última hora aprobados por el Gobierno, como la posibilidad de aplicar rebajas siempre que se tomen medidas para evitar aglomeraciones y la autorización de que también puedan abrir establecimientos de más de 400 metros cuadrados aunque con la condición de que su espacio expositivo no supere esa superficie.
En cualquier caso, supone un gesto para las franquicias y grandes distribuidores, aunque no todos abrirán esta semana. «Seguiremos como hasta ahora, con el supermercado, parafarmacia e informática. Estamos preparando la reapertura del resto para la fase 2», explican desde El Corte Inglés.
Los centros comerciales tendrán que esperar a la próxima etapa (en Málaga podría ser el 1 de junio), siendo a día de hoy las únicas excepciones las tiendas que tengan acceso directo desde el exterior, como ocurre con Muelle Uno o Málaga Nostrum. «Nos enteramos ayer de que podíamos abrir, así que estamos precintando parte de la tienda para no pasarnos de esos 400 metros y vamos a poner a una persona en la puerta para controlar que no entren más clientes de la cuenta, si es que vienen», comenta el responsable de la tienda MGI, José Manuel Cañestro.
Y es que, a pesar del cambio de etapa, en el sector no se atreven a lanzar las campanas al vuelo, sobre todo teniendo en cuenta que el turismo no va a llegar y que los desplazamientos continúan restringidos. El presidente de Málaga Comercio, Salvador Pérez, asegura que todos los empresarios están deseando empezar, aunque temen por la incertidumbre que les provoca no saber cuántos clientes habrá en la calle. «Tenemos que lanzarnos ya para que la gente vea que estamos abiertos y coja confianza porque, si no, lo vamos a pasar peor», advierte.
También se preparaban ayer para volver a trabajar después de dos meses en las administraciones de lotería. Un arranque parcial porque esta semana sólo se retoman los sorteos de Euromillones (martes y viernes) y la Primitiva (jueves y sábado). «La Bonoloto y el Gordo volverán a partir del 25, mientras la Lotería se reanudará el 11 de junio. A ver cómo empezamos», se pregunta Marco Antonio Díez mientras pone a punto su negocio de la calle Bolsa.
En el sector hostelero, el panorama es aún más incierto, ya que sólo podrán abrir los bares y restaurantes y con una ocupación máxima del 50%. «No merece la pena, pero hay que empezar ya», argumenta Ovidio Rosado, que ha aprovechado el parón para darle un cambio a su restaurante de Huelin para ofrecer pescados y mariscos en lugar de comida italiana. Esta limitación va a provocar que sólo suban la persiana dos de cada diez bares, sobre todo aquellos que cuenten con una importante zona exterior, algunos chiringuitos de la Costa y pequeños establecimientos que puedan funcionar sin apenas empleados. «Como el Ayuntamiento nos permite ampliar superficie vamos a intentar mantener las 13 mesas que tenemos autorizadas si podemos utilizar el espacio de los negocios que tenemos al lado. Evidentemente, no es el escenario ideal, pero es lo que hay», afirma Daniel Molina, de la marisquería El Cenachero en Teatinos, que abrirá el martes una vez que «todo esté listo».
Entre los que han estado de preparativos durante los últimos días se encuentra también El Pimpi, negocio que esperar abrir sus puertas el martes. Su gerente, Pablo Gonzalo, explica que ya han medido la terraza para ocupar el 50% que les permite el Gobierno y que en función de la demanda estudiarán ocupar parte de la calle Alcazabilla, tal y como les ha autorizado el Ayuntamiento. En su caso, van a trabajar con una carta más corta, que se podrá escanear con un código QR, y un horario reducido.
¿Cómo será la actividad en las terrazas? Se permiten reuniones de diez personas en la misma mesa (se pueden agrupar varias) pero hay que guardar una distancia de dos metros entre cada mesa. Por ello, desde la asociación de hosteleros de Málaga auguran que sólo se van a producir «aperturas testimoniales», ya que muchos no se plantean hacerlo hasta que se recupere la nueva normalidad. Reconocen que los negocios ubicados en municipios turísticos serán los que tengan más complicaciones para echar a andar por la falta de público objetivo.
El presidente del colectivo, Javier Frutos, adelanta que la mayoría de negocios no van a abrir porque con las limitaciones actuales tendrían más gastos abiertos que cerrados. No obstante, confía en que este paso adelante permita «reactivar poco a poco la economía», confiando en el un comportamiento responsable de empresarios y clientes permita avanzar en la desescalada.
En las playas también se lo toman con calma. Los chiringuitos se preparan para abrir mayoritariamente una vez que la provincia pase a la fase 2. «Todavía hay mucha gente confinada y con miedo, así que casi todos prefieren aprovechar estos días para cumplir todas las medidas sanitarias», expone el presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de la Costa del Sol, Manuel Villafaina. La misma tónica se da en los alojamientos turísticos. En principio, irán abriendo viviendas turísticas, establecimientos rurales y campings, aunque hoteles serán muy pocos al no poder recibir clientes de otras provincias y sin poder usar las zonas comunes. La mayoría apunta directamente a julio. En cambio, el 90% de los campos de golf abrirán sus instalaciones..
Nada que ver con los gimnasios. La mayoría aguardará al menos hasta la próxima etapa ya que en la actual sólo se permiten actividades individuales con cita previa y siempre que no impliquen contacto físico ni uso de vestuarios. «No se permite el pádel de cuatro personas pero sí a diez en un bar. En cuanto al gimnasio, la gente va a estar reticente a encerrarse con 20 personas más en una sala aunque se cumplan todas las medidas», señalan desde Vals Sport.
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