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Si un país tiene un cónsul en un territorio es porque lo considera importante para sus intereses, explica Alberto Benito García, decano del Cuerpo Consular ... de Málaga desde el pasado noviembre y que hace unos días se presentó en sociedad junto con un equipo que tiene la encomienda de hacerse más visible y más cercano a los malagueños. En la provincia, afirma quien también es cónsul de Armenia, ya hay más de cincuenta representantes de sendos Estados, número que seguramente irá aumentando, un síntoma de que Málaga está en plena ebullición, una de cuyas manifestaciones es también, dice, que la capital esté creando una gran metrópoli, absorbiendo e integrando a municipios limítrofes.
–¿Cómo es que usted entró en el mundo consular?
–De forma casual. En los últimos quince años me he dedicado a la educación internacional. Tenemos un colegio y alojamientos para alumnos extranjeros que vienen a estudiar español. En uno de mis viajes coincidí con una agencia armenia. Y empezamos a trabajar con el país. Iba dos veces al año allí. Llegamos a traer a mucha gente de Armenia. Entonces al país le surgió la necesidad de contar con una persona en Andalucía y me ofrecieron el puesto. Fue en 2013 o 2014. Pero soy cónsul desde 2017. Se demoró tres años por los trámites y además hubo elecciones de por medio.
–¿Qué hace un cónsul?
–Cada cónsul es diferente porque cada país es distinto y tiene su propia estrategia y de acuerdo con ella conforma un tipo de consulado. Depende, por ejemplo, de la importancia del país en cuanto a número de residentes y viajeros. También, de si es un país dentro del entorno europeo, si es latinoamericano... Aunque cónsules somos todos iguales, da lo mismo si son de carrera –los funcionarios– o los honorarios, como lo soy yo y la mayoría. En el caso de Armenia, lo que busca el país es visibilidad, sobre todo en los ámbitos educativo, cultural y empresarial. Y mi profesión fue uno de los motivos por el que me eligieron: entendía bien sus necesidades como país.
–¿Y qué hace el Cuerpo Consular como unión de los cónsules?
–Seguimos la lógica de que la unión hace la fuerza. En la medida en que estamos unidos, se generan sinergias hacia todos los países. Pensamos en la mayoría, no en la singularidad o la necesidad de un país u otro. El Cuerpo Consular nos representa a todos donde no llegamos, porque institucionalmente no podemos estar en todos los sitios. La agrupación nos beneficia a todos porque así representamos a 1.500 millones de personas, al 20% de los países del mundo, más allá de que gran parte de los 14 millones que visitan Málaga también los aportan nuestros países.
–Los cónsules actúan en representación de un país. Pero muchos de ustedes son españoles. ¿Les supone algún conflicto de interés?
–En ningún caso. Somos profesionales. El proceso de nombramiento implica la propuesta por parte del país correspondiente y España tiene que autorizarlo. Los cónsules honorarios no percibimos compensación económica frente a un cónsul funcionario de carrera que sí cobra. Nosotros les salimos gratis y además se aprovechan de nuestra capacidad, relaciones y conocimiento, que ponemos a disposición del país. No es un cargo vitalicio: en cualquier momento el país puede rescindir el consulado. Del mismo modo que te eligen pueden tomar la decisión en contra. No sería la primera vez. Ya ocurrió en Cataluña, a raíz del conflicto, cuando muchos cónsules se extralimitaron en sus competencias.
–La mayoría del Cuerpo Consular de Málaga está formado por cónsules honorarios, españoles, no funcionarios locales.
–Sí, pero también hay muchos de carrera, como el alemán, el del Reino Unido, Ecuador, Paraguay...
–¿En qué pondrá el acento en su mandato en el Cuerpo Consular?
–Tenemos que estar muy presentes en la vida de Málaga, de forma muy participativa, por ejemplo, en el Málaga Club de Fútbol, la Agrupación de Cofradías, el Club Mediterráneo, el aeropuerto, la denominación de origen de los vinos de Málaga. Queremos ser protagonistas de la vida cultural, social, empresarial, del turismo. Queremos estar mucho más cerca de la realidad que vive Málaga y a la que tanto hemos contribuido: esta bonanza está muy ligada a la presencia consular. Si un territorio tiene un cónsul, una representación, es porque este territorio es importante para ese país. Y en Málaga estamos creciendo, ya estamos por encima de los 50 cónsules.
–¿Cómo se traducirá en concreto esa mayor implicación con la sociedad malagueña?
–El actual decanato está formado por un decano, la vicedecana, un secretario y hemos constituido cuatro comisiones: una, que está orientada a relaciones con la provincia, porque Málaga es toda la provincia, no sólo la capital, y de hecho hay muchos cónsules con presencia en la costa. Además, tenemos la comisión de relaciones institucionales, para ser más eficientes a la hora de poder serles útiles a los consulados en su participación del crecimiento que vive la ciudad. También tenemos la comisión de relaciones con los cuerpos y fuerzas de seguridad: manejamos muchísimos viajeros y la seguridad para nosotros es muy importante, pero no están solo la Policía y la Guardia Civil, también la base aérea y además trabajamos con misiones y operaciones en las que a veces se requiere la intervención del cónsul o cuando nos visitan los barcos escuela, como el de Perú. Y, por último, tenemos la comisión de actividades culturales. Con todo ello lo que se pretende es capilarizar nuestra representación, que quizás hasta ahora ha estado circunscrita a una persona y que ahora realizará un grupo, lo que nos dará más visibilidad, más presencia. Aunque es verdad que hay mucho trabajo que no se ve, pero que luego tiene consecuencias, como cuando se confirma la llegada de una empresa o de un buque-escuela.
–Estamos en un momento muy conflictivo, con la invasión rusa de Ucrania o el asedio a Gaza. ¿Cómo influye en las relaciones en el Cuerpo Consular?
–Nosotros somos una de las partes del engranaje diplomático, quizás de las últimas. Hay un consulado ruso para toda Andalucía, tenemos consultado de Ucrania, de Israel o de Turquía. Pero nosotros trabajamos a otro nivel. Lógicamente, como cualquier otro ciudadano, no estamos ajenos a ello, pero nosotros no entramos en cuestiones políticas.
–Algo tiene que influir que Rusia sea ya un país proscrito en la comunidad internacional.
–Nuestra misión es en primer lugar con los ciudadanos. No debemos olvidar que aquí hay una comunidad rusa muy importante. Llevan muchos años y son parte de Málaga, que da su bienvenida da igual del país del que se venga. Además, a mí esto me toca directamente, porque muchos de ellos tienen origen armenio, son armenios con pasaporte ruso.
–Usted es cónsul de Armenia en Málaga. ¿Cuáles son sus responsabilidades, su relación con el país y a quién rinde cuentas?
–La relación es muy directa y estrecha. Trato directamente con el embajador, que es con quien me coordino y a quien rindo cuentas. A final de cada año revisamos la estrategia que se reporta a Armenia y preparamos la hoja de ruta para el ejercicio siguiente.
–¿Y en qué se pone el acento este año por parte de Armenia?
–Queremos darle más visibilidad al conflicto en Nagorno Karabaj: hemos sufrido una invasión militar por parte de Azerbaiyán en parte de un territorio hermano al que hemos estado apoyando y lógicamente a nosotros también nos está afectando. Ha habido miles de víctimas asociadas al conflicto, desplazados, encarcelamientos injustos... Se han producido crímenes de guerra que se han denunciado una y otra vez tanto a la UE como a la ONU. Hablamos de ciudadanos armenios que están sufriendo una invasión. Para nosotros es vital que la comunidad internacional sepa que hay otra guerra en Europa.
–¿Cómo se lleva con el cónsul de Turquía, país que sigue negando el genocidio armenio de 1919?
–Nosotros no entramos en cuestiones políticas. Al mantenernos al margen, desde ahí es desde donde trabajamos.
–¿Cómo acoge Málaga a turistas, trabajadores, migrantes...?
–Málaga ha sido siempre una ciudad hospitalaria. El año pasado se batió un récord tanto de residentes como de turistas, que este año se volverá a superar. La entrada de trabajadores extranjeros se produce por la necesidad de cubrir puestos de trabajo y en su mayoría son ciudadanos de los países que aquí representamos. Dentro de nuestra responsabilidad está cubrir y asistirles en sus necesidades de su llegada e integración. Málaga destaca por ser muy acogedora para turistas, residentes y trabajadores.
–Tiene una posición privilegiada para analizar las perspectivas económicas de Málaga. ¿Cómo lo ve?
–Para contestar a esa pregunta hay que irse a los datos y son claros. Las cifras de negocio están aumentando. La presencia de empresas extranjeras también va en aumento. El apetito por Málaga, también. Lo dicen los datos de turistas, la creación de empleo... Málaga se está convirtiendo en una gran metrópoli. Málaga va más allá de lo que es Málaga capital, como sucede en cualquier otra gran ciudad de Europa. En cualquiera de esas capitales, el crecimiento lleva a una absorción de todas las áreas metropolitanas. Sé que por parte de las instituciones se ha creado una mesa sectorial que está trabajando sobre ello y se está hablando de ese concepto con todas las ciudades del entorno, como Cártama, Alahurín de la Torre, Alhaurín El Grande, Rincón de la Victoria. Tenemos que ser conscientes de que Málaga, por su propia orografía, que la limita, obliga a pensar a futuro en una ciudad mucho más amplia que engloba a otros municipios
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