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Vodafone, junto con las escuelas de negocios EOI e IMF Smart Education, el Gobierno y los fondos europeos, está embarcada en un programa de formación ... dirigido a las pequeñas y medianas empresas para que den el paso definitivo hacia su total digitalización. En Andalucía estiman que sus alumnos serán 1.125 directivos y, muy probablemente, una gran proporción serán malagueños porque, como explica Rafael Alcaide, director de la compañía para Andalucía y Extremadura, Málaga se ha convertido en un referente tecnológico no sólo en España o en Europa, sino también a nivel mundial. Aunque Alcaide avisa de dos retos importantes para que la capital no muera de éxito: la vivienda y la disponibilidad de talento humano que siga alimentando el crecimiento.
–Este programa de formación en el que trabajan está financiado a cargo del Plan de Recuperación. El dinero de los fondos europeos parece que sí está llegando finalmente a las empresas.
–Es una iniciativa que pone en marcha el Gobierno y a la que se van a destinar 256 millones de euros procedentes del Plan de Recuperación. El objetivo es ayudar a las pequeñas y medianas empresas, a compañías de 10 a 250 empleados, a digitalizarse, algo fundamental para que puedan mejorar sus procesos internos y sus relaciones con sus clientes y para que puedan desarrollar productos y servicios nuevos. Además, lo queremos hacer de arriba a abajo: es decir, este programa de formación está orientado a formar en capacidades y habilidades digitales a los directivos de las pymes.
–¿Y por qué se forma a los directivos y no a la plantilla?
–Porque se considera desde el Gobierno de España que para que la digitalización sea una realidad dentro del mundo empresarial es necesario que venga liderada de arriba a abajo. Nosotros vamos a formar a unos 1.125 directivos de toda Andalucía. Los empleados de las pymes tienen un grado de digitalización elevado, bien por formación, bien porque están acostumbrados en el día a día a trabajar con las nuevas tecnologías, y a veces no coincide con el grado de conocimiento que tienen los directivos. Lo relevante en este programa de formación es precisamente eso, que esté orientado a las personas que tienen la responsabilidad de tomar las decisiones dentro de la empresa. Además, todo el proceso de formación acabará con la definición de un plan de digitalización que desarrollará el empresario que pase por el curso.
–¿Y cómo están las pymes andaluzas en términos de digitalización?
–Las vemos de forma bastante positiva. El Observatorio Vodafone ha detectado que en el año 2022 el 75% de las pymes andaluzas invirtieron en digitalización con iniciativas de distinto tipo. De esas pymes, dos de cada diez, un 20%, consideran que su nivel de digitalización es avanzado. Aunque nosotros queremos que nos aproximemos al 100%.
–¿Dentro de Andalucía hay algo que singularice a Málaga? Al fin y al cabo, es un centro tecnológico cada vez más relevante.
–Málaga es un hub tecnológico a nivel europeo e incluso un referente mundial. Lógicamente, nuestras expectativas en Málaga son muy altas, por encima de la media andaluza. Creemos que este programa de formación va a tener aquí más aceptación que en el resto de Andalucía. Básicamente porque hay muchas más empresas vinculadas con el sector tecnológico.
–¿Qué debe suceder para que Málaga siga siendo ese que tilda de referente tecnológico mundial?
–Lo que se ha hecho en estos últimos veinte años en Málaga ha sido espectacular. Y uno de los principales motivos del éxito ha sido que la administración pública, sobre todo la local y la provincial, con el alcalde, todo el Ayuntamiento y la Diputación, tenía claro que Málaga se podía convertir en un hub tecnológico. No ha sido algo casual, ha sido consecuencia de un plan bien definido y bien ejecutado desde hace mucho tiempo. Otra clave del éxito es la colaboración público-privada: en Málaga, a diferencia de lo que ocurre en otros puntos de Andalucía o de España, se nota que sí existe ese vínculo entre la administración y el tejido empresarial. Y a ello se suma la coordinación del tejido productivo de Málaga. Una evidencia clara de esto último fue la puesta en marcha de la Fundación Innova durante la pandemia: las empresas instaladas en el Parque Tecnológico llegamos a la conclusión de que juntas podíamos hacer más cosas; hubo capacidad de pensar por el conjunto y no tanto en los intereses particulares de cada cual. Para que Málaga siga siendo un hub tecnológico se precisa seguir potenciando aquello que ha sido un éxito en todos estos años y también resolver algunos temas operativos como el de vivienda o la atracción de talento. Para evitar morir de éxito.
–Pero parece que ambas cuestiones están relacionadas: la atracción de talento es un ingrediente del deterioro de la accesibilidad a la vivienda.
–Yo puedo hablar de nuestro Vodafone Innovation Hub, que se inauguró en 2022 y desde donde se innova para todo el mundo en 5G, Big Data, internet de las cosas. Nosotros en 2021 invitamos a ocho capitales europeas para que presentaran una propuesta para la instalación de este centro nuestro. Había ciudades muy relevantes de Alemania, Italia, Portugal, Reino Unido... Y Málaga consiguió ganar esta licitación. Uno de los principales atractivos era la propia ciudad, su calidad de vida, cómo se acoge a la gente que viene de fuera. Y también la disponibilidad de talento formado en Andalucía y en Málaga. ¿Cómo se resuelven ahora esos problemas más operativos o los retos que pueden no ser todavía problemas? No tengo la respuesta, pero las administraciones tendrán que dar la solución. Si se facilita, las multinacionales seguiremos apostando por Málaga, sin lugar a dudas.
–Hablaba antes de la especie de brecha digital existente entre las plantillas y los directivos. ¿Hay alguna otra?, ¿persistirán porque siempre habrá quien esté en vanguardia y quien esté a la zaga?
–España tiene una infraestructura de redes muy potente, en la vanguardia a nivel europeo, pero su uso aún está por desarrollar. Este gap es una limitación. Y para cerrarlo es necesaria la concienciación por parte de todos; hay que afrontar ese camino de la digitalización que en mayor o menor medida todos hemos iniciado tanto a nivel particular como empresarial. Y es una oportunidad. Las iniciativas de las multinacionales tecnológicas y también de la administración pública van en esa línea. Y yo soy bastante positivo.
–¿Dónde están los retos ahora?, es decir, ¿las empresas qué tienen que mirar para actualizarse, para no perder el tren?
–Por un lado, hay que tener en cuenta que el 5G habilita otras muchas tecnologías que hasta ahora no habían podido desarrollarse. Por eso, yo creo que el reto principalmente es que las empresas conozcan cómo tecnologías como el 5G pueden abrirles un abanico de oportunidades totalmente nuevas. Y, por otro lado, también las empresas deben encontrar al personal cualificado en esas nuevas tecnologías. En este sentido, otra iniciativa que tenemos en marcha con la Junta de Andalucía es un programa de formación a desempleados para habilitarles en la tecnología 5G. La Junta de Andalucía siempre había fomentado la formación en los sectores más tradicionales, como el de la restauración o la agricultura, pero con esta experiencia también buscan dar formación a los desempleados en tecnologías que están cambiando de forma disruptiva el mundo empresarial, como el internet de las cosas; inteligencia artificial y big data; y la realidad aumentada y la realidad virtual. Ya hemos abierto la primera convocatoria de estas formaciones en Málaga.
–En lo que comenta subyace que hay una economía muy dual: por un lado, la más avanzada, y, por otro, la tradicional.
–No es un problema en este momento, pero como decía antes respecto a la vivienda, no hay que perderlo de vista. Lo que está claro es que los perfiles tecnológicos, los altamente cualificados, los que conozcan bien el mundo de la digitalización son fundamentales para cualquier empresa, no sólo para las tecnológicas. La tecnología es transversal a todos los sectores, a todos les aporta. En Vodafone, en el año 2019, a través del Gobierno de España, desplegamos un proyecto piloto de 5G en Andalucía para los servicios, la sanidad y la agricultura. De hecho, el sector agrario fue uno en los que más trabajamos: aplicamos la tecnología 5G y el BIG Data para definir el momento exacto de maduración y calibre de los mangos que los clientes de la empresa malagueña Trops demandan, para así determinar el momento óptimo de recolección.
–Habla de varios proyectos que tiene en marcha Vodafone en Andalucía. ¿Qué aporta la comunidad a la empresa?
–Nosotros no tenemos desagregados los clientes por regiones. Pero sí puedo decir que en los últimos seis años la contribución de Vodafone a la región ha estado en el entorno de los 6.000 millones de euros y que en el último año, en 2022, la aportación económica a Andalucía ha ascendido a 700 millones de euros. En cuanto a contratación, tanto en empleos directos como indirectos estamos en el entorno de los 3.500. En el Vodafone Innovation Hub ya estamos por encima de los 400 empleados y el objetivo es llegar a las 600 en 2024.
–Hablemos también un poco del negocio de la telefonía, aunque la suya ya sea más tecnológica. Las ofertas integradas –voz, datos, televisión– los paquetes, ¿son rentables para las empresas?
–Vodafone ya no es una empresa de telecomunicaciones, ahora es una compañía tecnológica con una base de telecomunicaciones muy importante, porque venimos de desplegar redes y comercializar los servicios de esa red, que ahora incluyen la ciberseguridad, el puesto de trabajo digital del empleado... para cubrir las necesidades tecnológicas y digitales de todos los segmentos de clientes, desde el particular hasta las grandes corporaciones, pasando por los autónomos y la propia administración pública. Que tu partner tecnológico te ofrezca todo ese abanico de soluciones facilita la vida al cliente.
–Antes el gancho de las ofertas integradas era el fútbol, ahora parece que son las plataformas de streaming... o el precio.
–A nivel particular es verdad que el fútbol en su momento era un servicio adicional. Pero es un servicio muy de nicho: no a todo el mundo le gusta y parece que esa oferta deportiva es cada vez menos atractiva para los clientes. Ahora el hecho de tener fútbol, o no, no es tan diferencial. Nosotros dejamos de ofrecerlo porque financieramente no tenía mucho sentido por cómo se reparten los costes de los derechos del fútbol. Y se dio la paradoja de que sin él, conseguimos tener más clientes de televisión. En cierta medida, está cambiando un poco la dinámica del mercado.
–También hay conatos de guerras de precios.
–España es el mercado más competitivo a nivel europeo tanto por número de empresas como por precio y oferta y por el mayor trasvase de clientes que se produce. La venta por paquetes no es lo habitual en Europa. Es una ventaja del mercado español para los clientes, aunque se puede convertir en una amenaza.
«El sector tecnológico en este momento en Europa, y especialmente en España, está condicionado por tres factores», afirma Rafael Alcaide, director territorial de Vodafone para Andalucía y Extremadura, quien pasa a desgranarlos: la guerra comercial entre compañías, la regulación y la «carga impositiva». De estos tres elementos, pone el acento en la regulación, para quejarse de que la que se desarrolla en la Unión Europea y en España «no ayuda a que las empresas como Vodafone que despliegan y mantienen la red sigan interesados en seguir invirtiendo al nivel que lo ha hecho históricamente». En concreto, Alcaide lamenta que la regulación en Europa y en España facilita la proliferación de los operadores sin red, los virtuales, que no invierten en infraestructuras, lo que les da margen para poner precios más competitivos. «Europa es un mercado de 400 millones de habitantes y existen unos 400 operadores, de los que cinco como mucho invertimos en red; en Estados Unidos y Canadá, que son un mercado similar, con 380 millones de habitantes, existen tres operadores principalmente», explica. Y ello, además, con una facturación de la industria a la baja. Con estos argumentos, de lo que advierte el directivo de Vodafone es de que por esta combinación de factores, las inversiones corren peligro, porque éstas son cada vez más caras y están sometidas a una obsolescencia cada vez más rápida: «Desplegar la red 5G cuesta muchísimo más de lo que costó el 4G; el 3G tardó una docena de años en llegar al 98% de la población, el 4G se demoró siete años». Y bastante menos tardará el despliegue total del 5G.
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