Policías locales de Marbella, durante una intervención. JOSELE

El mayor control del ocio por la pandemia desborda a la Policía Local de los municipios turísticos

El déficit de efectivos que arrastran las plantillas desde la anterior crisis económica se acentúa en la Costa, que triplica su población, a la hora de vigilar horarios, aforos, botellones o el cierre de playas

Viernes, 27 de agosto 2021, 00:46

El control de aforos y horarios en los pubs y discotecas, el cierre de playas por la noche, las aglomeraciones que generan los botellones, las fiestas privadas en viviendas, los continuos avisos que se reciben en la sala porque hay gente sin mascarilla, e incluso ... los toques de queda decretados en algunas poblaciones están evidenciando más si cabe el endémico déficit de policías locales que desde la anterior crisis económica vienen arrastrando los municipios turísticos de la provincia. Con unas plantillas lastradas tanto en número de efectivos como en edad tras encadenar más de una década sin nuevas promociones (las plazas que empiezan a salir son insuficientes para recuperar el terreno perdido), las dificultades para dar respuesta al habitual incremento poblacional que las localidades costeras experimentan cada verano no son nuevas. La ecuación es sencilla. Si el número de habitantes se llega a triplicar en este época del año por las segundas residencias y los turistas, las incidencias en materia de tráfico o seguridad también.

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Pero ahora se suma una tercera variable: la pandemia y todas las intervenciones para intentar garantizar el cumplimiento de las medidas preventivas. Y no siempre se pueden atender todas. Y si se consigue, es a costa de priorizar sobre otras menos urgentes porque la falta de efectivos conduce inevitablemente a que los que estén operativos no den abasto.

«Hay momentos en los que estamos desbordados. Es imposible controlarlo todo, así que sólo podemos acudir allí donde hay un aviso». El lamento pertenece a un policía local de Benalmádena, una localidad que llega a triplicar su población en temporada alta y en donde los 120 efectivos se quedan cortos por mucho que se haya reforzado el servicio nocturno.

Agentes y sindicatos se muestran impotentes ante la sobrecarga de trabajo: «Es imposible controlarlo todo»

Lejos de ser una excepción, esta situación es un calco a lo largo y ancho de la Costa del Sol. Los sindicatos lanzan la voz de alarma. «Estamos prácticamente igual en todo el litoral. Se trabaja a requerimiento porque no hay suficientes compañeros. Todas las plantillas están sobrepasadas porque han llegado a este momento muy mermadas», advierte el secretario provincial del Sindicato Independiente de Policía en Andalucía (Sip-An), Manuel Troyano, quien en su día a día como agente en Málaga capital reconoce que «entre tantos avisos por temas de mascarillas y aglomeraciones apenas hay tiempo para patrullar».

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En la misma línea se expresa su homóloga en la Unión de Policías Locales y Bomberos (UPLB), Ángela Maldonado. «En los municipios turísticos la población como mínimo se duplica en verano, y eso provoca que también se multipliquen las incidencias. Si a ello le sumamos que estamos en plena pandemia controlando botellones, establecimientos, aforos, el día a día en las calles y todo lo que genera una ciudad que sigue demandando los mismos servicios que antes, la realidad es que el volumen de trabajo es excesivo», expone.

El toque de queda, «imposible»

Sobre el papel, la plantilla de la Policía Local de Marbella cuenta con 395 funcionarios tras la incorporación la semana pasada de tres nuevos agentes. Sin embargo, la realidad en la calle es que por las noches y los fines de semana se quedan en cuadro. «Puerto Banús se lleva todos los policías que le eches, y en estos momentos como mucho hay por la noche tres o cuatro parejas que pueden encontrarse con más de tres mil personas», denuncia el secretario local del Sip-An, Antonio Fernández, quien califica de «política barata» el toque de queda que la Junta de Andalucía impuso a finales de julio a partir de las 2 de la madrugada. «Fue algo irrisorio e imposible de aplicar, porque no se podía levantar acta debido a la cantidad de gente que había en la calle. No puedes denunciar a tres mil personas, y menos si estás prácticamente solo. Hubo noches que eran las 4 de la madrugada y no había forma de mandar a la gente a casa», relata.

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Una década sin oposiciones para cubrir los huecos por jubilación

La falta de efectivos en una realidad en las plantillas de la Policía Local de la mayoría de municipios desde hace más de una década. Primero fueron los recortes de los propios ayuntamientos para afrontar la crisis económica y luego las limitaciones impuestas por el Gobierno desde 2012 las que prácticamente eliminaron las oposiciones a pesar de que los huecos seguían produciéndose vía jubilaciones. Tras seis años con la tasa de reposición congelada, desde 2018 ya se permite reemplazar el 115% de las vacantes en los cuerpos de seguridad, de ahí que los consistorios hayan retomado las convocatorias de empleo público. Pero siguen siendo insuficientes en número. Y más aún a raíz de que en 2019 se aprobara el decreto que adelanta a los 60 años la edad de jubilación de los policías locales, que ha dado lugar a un aluvión de bajas en estos últimos años.

En la vecina Estepona también hubo toque de queda y el resultado fue similar. El Cuerpo está formado por unos 125 efectivos, aunque entre vacaciones, bajas y personal en segunda actividad la disponibilidad en la calle se reduce casi a la mitad. Además, están repartidos en tres turnos y, obviamente, tienen sus días de descanso, por lo que «en el mejor de los casos puede haber tres parejas para toda Estepona en los turnos de mañana y tarde y únicamente dos por la noche», según denuncia José María López, que es el representante del CSIF en la Policía Local. «No tenemos el don de la omnipresencia, así que es imposible cubrir no sólo los servicios que generan el casco urbano y puntos de gran afluencia como el puerto deportivo, sino además todo el extrarradio», subraya.

En un municipio con tanto tirón turístico y de ocio nocturno como Fuengirola se ha potenciado la presencia policial con un turno especial por la tarde-noche, pero a costa de horas extras, recuperar días más adelante, doblar turnos e incluso renuncias voluntarias a vacaciones. «Somos los mismos, pero con más horas de trabajo. Aun así, este refuerzo está permitiendo tener la situación más o menos controlada en estos momentos, aunque al principio del verano fue más complicado hasta que la gente y los establecimientos se fueron acostumbrando a las nuevas normas», explica Esperanza Sánchez, también del CSIF.

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En Torremolinos también se ha activado para la tarde-noche un dispositivo especial en el paseo marítimo. «Pero el problema es que las últimas oposiciones fueron en 2006, así que entre todas las jubilaciones sin cubrir en estos años y que cada vez hay más compañeros en segunda actividad, cuando llega el verano se evidencia que no hay plantilla y que a la hora de cubrir el servicio nos quedamos cortos», expone Sergio Colodrero (CSIF). La otra cara está en Mijas, que es prácticamente la excepción en todo el litoral occidental porque no tiene una gran zona de ocio determinada y tanto residentes como turistas suelen desplazarse a otras localidades vecinas como Fuengirola o Marbella.

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