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La Asociación Socio Cultural Turóbriga, radicada en el municipio de El Burgo, ha presentado un escrito oficial ante el Ayuntamiento de Málaga donde solicita que ... se restituya en el callejero de la ciudad el nombre de Defensores de Igueriben en el año donde se conmemora el centenario de aquel episodio del Desastre de Annual y como forma de recordar «a todos aquellos que heroicamente entregaron su vida en aquellos días», según se recoge en el documento.
Este colectivo sostiene en su petición que Málaga ya contó durante años con un espacio de la ciudad con este nombre: la hoy plaza de Capuchinos, donde en los años veinte del pasado siglo se ubicaba el cuartel de Infantería –actualmente es una dependencia del Cuerpo Nacional de Policía–. En su solicitud, los proponentes no especifican ningún lugar concreto para la recuperación de la nomenclatura Defensores de Igueriben con el objetivo de facilitar que se apruebe su designación, según explicó el secretario de la Asociación Turóbriga, Fernando Ramos.
Fue en abril de 1923 cuando el concejal Manuel Rivera Vera presentó en el pleno una moción, finalmente aprobada, para «dar el nombre de plaza de los Defensores de Igueriben a la actual de Capuchinos, donde se halla el cuartel de Infantería, y dirigirse a los ayuntamientos de las capitales españolas, invitándoles a que tomen parte en una suscripción que ha de iniciarse para elevar un monumento a los héroes de Igueriben», según se recoge en la prensa de la época.
El 20 de febrero de 1937, apenas dos semanas después de que las tropas nacionales entraran en Málaga durante la Guerra Civil, el nuevo Ayuntamiento acordó modificar una serie de nombres de calles a las que se les restituyó su antigua denominación. Así, en la moción presentada por el gestor delegado de Cultura, Juan Temboury, se cambió la nomenclatura de varias decenas de vías y plazas, entre ellas se suprimió la de Defensores de Igueriben y ese espacio de la ciudad volvió a denominarse plaza de Capuchinos.
En julio de 1921, durante la defensa del monte Igueriben, una de las posiciones en la zona de Annual durante la Guerra del Rif, fallecieron los 300 militares (entre soldados, suboficiales, oficiales y jefes) que la guarecían ante el ataque de los rifeños comandados por Abd el-Krim.
Al mando de las tropas españolas se encontraba el comandante Julio Benítez, perteneciente al Regimiento de Infantería Ceriñola 42. El militar natural de El Burgo no rindió pese a la orden cursada desde el puesto de mando por el general Silvestre. «Los de Igueriben mueren pero no se rinden», contestó Benítez a la solicitud de su superior para que parlamentara con los enemigos. Cuando recibió la orden de evacuar el monte, respondió: «Tengo doce balas de cañón, cuéntenlo y cuando oigan el último hagan fuego sobre la posición porque estaremos revueltos con los moros». Al igual que prácticamente todos los integrantes de la defensa, Benítez falleció en aquel combate –sólo sobrevivieron el teniente Luis Casado Escuredo y once soldados, cuatro de los cuáles cayeron prisioneros–, al que siguieron otros que conforman el Desastre de Annual, del que se conmemora su centenario.
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