Málaga y la Axarquía cerrarán el verano con el agua justa para un año y la Costa aún puede respirar

«En cualquier caso, no debe perderse de vista que en la situación actual el estado de escasez no es el mismo en el conjunto del sistema único descrito, ya que mientras en el Campo de Gibraltar y Costa del Sol Occidental puede hablarse formalmente de una situación de escasez severa, la Viñuela continúa en escasez grave y el Guadalhorce-Limonero sigue en excepcional sequía al coincidir la escasez severa y la sequía prolongada, sin tener en cuenta además que los indicadores de este último sistema de explotación volverán a la escasez grave en cuestión de 2-3 meses». En mayo, los expertos de la Comisión de Sequía ya pusieron negro sobre blanco estas proyecciones. Y no se equivocaron. Esa foto será la vigente a principios de octubre, con el cambio del año hidrológico.

Málaga, Guadalhorce y la Axarquía entrarán en otoño con el agua justa para un año. Y hablamos de consumo urbano nada más.

Las lluvias de las borrascas Mónica y Nelson, que tuvieron lugar de manera muy repartida y continuada, con abundantes aportes en cabeceras, sirvieron para salvar realmente el verano. Se registraron el fin de semana del 8 de marzo y en Semana Santa respectivamente y provocaron generosas escorrentías. De hecho, hasta el 13 de mayo, día en que la curva general cambió y comenzó el descenso acusado, los pantanos malagueños pasaron de almacenar 97 escasos hectómetros cúbicos a casi 171. Un balón de oxígeno incuestionable que permitió subir la dotación a 200 litros por habitante al día en toda la provincia, rellenar las piscinas y realizar riegos auxiliares.

El campo es el que no se ha permitido demasiadas alegrías, con unos pequeños volúmenes de auxilio (9 y 3 hm3 respectivamente), en Guadalhorce y Axarquía, a la que, al menos a una parte de la margen derecha del Guaro, ya se está enviando agua regenerada la depuradora del Peñón del Cuervo, en la capital.

El verano transcurre según lo previsto en términos generales. Se consume menos agua que otros veranos por el sencillo hecho de que está restringida. Cuando se habla de 200 litros, cabe destacar, que no es la medida de la casa de cada uno, sino que es la cantidad que entra en la cabecera de pueblos y ciudades, calculado por población. Y sigue estando prohibido llenar piscinas desde cero o lavar el coche fuera de los establecimientos autorizados.

Desde el 13 de mayo citado, en un trimestre, el volumen embalsado ha ido bajando 'escalones': de los 170,92 se bajó a 160, 150, 140 y ahora 130. Teniendo en cuenta lo que queda por delante, se consumirían unos 26 hm3 más hasta el inicio del año hidrológico. Es la regla del pantano, en la que no sólo aplica el agua entrante y la que se manda a la red, sino también las evaporaciones, que, especialmente en el Guadalhorce, llegan a superar en años con las reservas altas los 25 hm3.

Así las cosas, la provincia se asomará avanzado el otoño y si no llueve al abismo de volver a bajar de 100 hm3. Pero la lectura debe hacerse por zonas.

Málaga, el Guadalhorce y Viñuela entrarán en el año hidrológico, el 1 de octubre con todas las alarmas encendidas, salvo lluvias reseñables en septiembre. La capital lo hará con una debilidad manifiesta de recursos en los pantanos pero con la fortaleza y la garantía de la conjunción nuevos pozos-desalobradora de El Atabal, que es capaz de tratar aguas de baja calidad en origen. Y la suerte de los nuevos pozos de Aljaima y Fahala y del azud, también en Aljaima, que es capaz de captar agua fluyente del Guadalhorce cuando llega del Grande en momentos de cierto caudal y eso siempre alivia la presión sobre los embalses. Emasa sabe desempeñarse con esta estrategia, ya más que ensayada.

Como decía el informe citado, antes del verano daban los números para salir del peor umbral de sequía, grave y severa. Los tres pantanos del Guadalhorce almacenaban por encima de 85 hm3 en primavera, cuando ese umbral es de 71. Estaba claro que era una ilusión. Ahora mismo rondan los 60 hm3 y, de no cambiar el ciclo, habrán bajado claramente de 50 en el arranque de año hidrológico. Agua para un año con muchas dificultades.

En ningún momento ha salido de nivel grave, la Axarquía (pero llegó a superar los 31 hm3), que rondará si se mantiene el consumo actual, los 23 hm3 a final de septiembre. Se puede dar por bueno porque el informe del Comité de Sequía fijaba un objetivo de 22, que aseguraría el consumo urbano, otra cosa es el agrícola, durante un año. La comarca lo tiene muy difícil para salir del nivel rojo, puesto que tendría que superar los 41,5 hectómetros en La Viñuela.

Lo problable es que tampoco se retomen los 270 litros por segundo de agua potable que se transfirieron durante meses dese Málaga.

En la Costa del Sol respiran un poco más, aunque los técnicos de Acosol son poco de lanzar las campanas al vuelo porque La Concepción no es un embalse grande y, por lo tanto, no puede ofrecer más allá de 7 meses de tranquilidad. Pero para diciembre, la desaladora de Marbella producirá, tras sus dos fases de actualización, 20 hm3, el 22% de lo que necesita la franja Torremolinos-Manilva al año.

Ahora, en la etapa de mayor presión demográfica, el pantano ronda 1,5 hm3 de pérdida semanal. Entraría en octubre con unos 25 hm3. Eso ya no es sólo haber dejado atrás el nivel grave, es también saltar de severo a moderado. Tienen asignado para agosto y septiembre 4,5 hm3 y 3,2 respectivamente de agua embalsada. A mediados de agosto aún almacena unos 32 de los 43,11 que alcanzó en mayo.

En este contexto, lo previsible es que el Comité de Sequía rebaje la asignación a 160 litros por habitante y día a las dos comarcas en situación grave.

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