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Málaga amaneció ayer literalmente teñida de rojo. Desde la noche del jueves, una densa capa de calima, más intensa incluso que la que tuvo lugar la semana pasada, y que ya fue calificada como «histórica» por los meteorólogos, fue cubriendo las calles y los coches, ... pero también las fachadas de muchos edificios, que dejaron atrás el blanco original y que tendrán que volver a ser pintados.
El polvo en suspensión hizo que la capital alcanzara niveles de contaminación muy elevados, peligrosos para personas con problemas respiratorios; además de que las numerosas caídas y accidentes por culpa de los resbalones llevó al alcalde, Francisco de la Torre, a pedir a los ciudadanos que salieran de casa lo menos posible y que trataran de caminar por las calzadas, que tienen más adherencia. Todo ello, a la espera de que amaine el temporal para activar un plan especial de limpieza y baldeo a cargo de la empresa municipal Limasam. Aunque el episodio de barro durante la noche fue el más intenso que se recuerda, a partir de mediodía el agua empezó a caer más limpia (aunque todavía cargada de polvo) e incluso ayudó por momentos a limpiar los vehículos aparcados y las aceras, haciendo correr ríos de barro hacia las alcantarillas.
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De la intensidad del polvo sahariano en suspensión que desplazó este nuevo episodio histórico de calima hasta la provincia dan cuenta los indicadores de las estaciones de medición de la calidad del aire. En la capital hay cuatro, que gestiona la Consejería de Agricultura y Desarrollo Sostenible de la Junta. De ellas, las tres situadas en la zona oeste y Campanillas dieron un índice de calidad del aire «extremadamente desfavorable», debido a la altísima concentración de partículas PM10, según la información recogida en el Indice Nacional de Calidad del Aire del Ministerio para la Transición Ecológica.
Este organismo advirtió ayer de «condiciones de emergencia para la salud pública, donde la población entera puede verse gravemente afectada». La concentración de polvo llegó a casi 350 microgramos por metro cúbico (µg/m³), cuando el valor límite de la OMS está fijado en 50 µg/m3 en 24 horas.
La buena noticia es que el Centro Meteorológico de Aemet en Málaga prevé que la lluvia de barro tocará a su fin a primeras horas de hoy, sábado. Los chubascos serán ocasionales, más probables en el litoral occidental y las sierras, y podrían ir acompañados de depósitos de barro durante la madrugada. Durante la mañana los cielos tenderán a poco nubosos, y ese será el momento de hacer limpieza de exteriores y vehículos y de volver a lavar y tender la ropa, que en muchos casos está llena de lamparones de barro.
Será el momento también de que pueda entrar en acción el plan especial de limpieza anunciado ayer por el alcalde, para intentar eliminar lo antes posible todo el barro acumulado en las calles. Francisco de la Torre admitió que la situación creada estaba provocando caídas de personas por resbalones, ante lo que ordenó a la empresa municipal Limpieza de Málaga (Limasam) la puesta en marcha de un plan intenso de baldeo. Además, llegó a recomendar a los ciudadanos que mientras no estén limpias las aceras no salgan, salvo que sea estrictamente necesario y con un cuidado exquisito»; además de que, en la medida de lo posible, caminen por la calzada, que es menos resbaladizo.
Posteriormente, el Ayuntamiento concretó el refuerzo de los equipos de limpieza, que está actuando desde ayer por la tarde de manera prioritaria en el acerado, con 15 equipos extraordinarios que se suman a los 92 habituales, hasta un total de 107. Para las jornadas de hoy, sábado y del domingo serán 66 equipos extraordinarios cada día, sumándose a los 15 y 13 que habitualmente trabajan.
Para las actuaciones de baldeo e hidrolimpieza se van a utilizar dotaciones de equipos con cisternas, así como hidrolimpiadores y minihidros. En cuanto al personal, supondrá duplicar las jornadas de trabajadores, hasta las 427. Los trabajos de refuerzo continuarán a principios de la semana que viene. Limasam está haciendo también un seguimiento de la evolución del estado del litoral, ya que se prevé que en los próximos días los ríos y arroyos arrojarán grandes volúmenes de restos.
A punto ya de terminar el segundo gran episodio húmedo de marzo, en la jornada de ayer se acumularon hasta 62,5 litros por metro cuadrado en la presa de Casasola, que regula el río Campanillas; y por encima de 50 en diversos puntos del Guadalhorce. Con ello, hasta ayer los embalses habían recogido nada menos que 90 hectómetros cúbicos, agua suficiente para abastecer a la provincia en su conjunto durante casi un año. Aunque, de nuevo hay que advertir, con importantes diferencias entre comarcas. La más favorecida ha resultado la Costa del Sol, donde se ha vivido una importante recarga de los acuíferos y de la presa de La Concepción, que se encuentra ya casi al 80% de su capacidad, con unos 50 Hm3.
También en el sistema Guadalhorce-Guadalteba se han agradecido los aguaceros que deja la Dana. En su conjunto suman 182 Hm3, que son recursos suficientes para que la capital y el Valle tengan agua durante al menos tres años.
En el extremo contrario se sitúa, de nuevo, la Axarquía, que no ha podido aprovecharse de este episodio húmedo, pues se ha centrado sobre todo en la zona oeste de la provincia. La Viñuela apenas ha conseguido almacenar cuatro hectómetros cúbicos, por lo que seguirán las restricciones en la comarca y los aportes desde el resto de sistemas.
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