Adjudican la obra que acabará con la cloaca del Guadalhorce

Además, también permitirá liberar la estación del polígono Guadalhorce de la capital, que está al límite de su capacidad, al recibir también los vertidos de Alhaurín de la Torre y de las barriadas malagueñas de Santa Rosalía, Maqueda, Santa Águeda, Castañetas, Campanillas y todo el desarrollo futuro del norte y oeste de la ciudad. Algo más de un año después de que saliera a concurso, la Consejería de Agricultura y Desarrollo Sostenible ha encargado el contrato a la unión temporal de empresas formada por Aquambiente, Dinotec y la malagueña Sando por un importe de 104,9 millones de euros, lo que supone 26,6 millones menos respecto a los 131,5 por lo que fue licitada la actuación, que incluye la redacción del proyecto de ejecución y la construcción tanto de la depuradora prevista en suelo de la capital (al norte del aeropuerto) como de las tuberías pendientes para canalizar las aguas hasta la planta de tratamiento.

Lo que no cambian son los plazos, fijados en 42 meses (6 para el proyecto, mientras los trabajos sobre el terreno se prolongarán tres años). Por tanto, la planta que acabará con los vertidos al Guadalhorce no será una realidad hasta mediados de 2025. Hasta entonces, seguirá avanzando el contador de la multa de la Unión Europea por la falta de depuración en Alhaurín el Grande, que en julio iba ya por 4,07 millones y que conlleva un recargo de 634.320 euros por cada semestre de retraso. Por tanto, el agujero que acabará abonando la Administración andaluza (una vez que el Supremo ha dado la razón al Gobierno por haberle remitido la factura) se elevará hasta los 9 millones. Por si fuera poco, aún está por ver las sanciones que se avecinan por el nuevo procedimiento de infracción abierto por la Comisión Europea en el que figura Cártama.

Bautizada como Málaga Norte, la futura depuradora tendrá capacidad para tratar 70.000 metros cúbicos diarios (el equivalente al caudal que genera una población de 280.000 habitantes). Además, incorporará el sistema terciario para posibilitar la reutilización del caudal reciclado para el riego de zonas verdes o cultivos. Lo que no tendrá línea para el tratamiento de fangos, ya que serán transportados hasta la planta del polígono Guadalhorce, lo que llevará aparejada la ejecución de mejoras en la desodorización de estas instalaciones.

Además de los colectores para agrupar los vertidos de los núcleos poblacionales a los que dará servicio, el proyecto también contempla una conducción de interconexión entre ambas depuradoras con una longitud de 7,3 kilómetros y una capacidad de impulsión de 35.000 metros cúbicos diarios que servirá como elemento de descarga de la planta del Guadalhorce, que también trata las aguas residuales de Torremolinos. Por último, la actuación también incluye las obras de explanación, cimentación y defensa de la depuradora para que queda a una altura suficiente (18 metros sobre el nivel del mar) para no verse afectada por la huella de riesgo de inundación del río Guadalhorce. Sobre la ubicación, cabe recordar el rechazo (con recurso judicial de por medio) de unas 300 familias de distintas barriadas de Alhaurín de la Torre agrupadas en una plataforma en contra del impacto que la planta tendrá en sus viviendas y en los terrenos agrícolas. Unas quejas que han sido desestimadas para no retrasar más el tratamiento de las aguas de Cártama y Alhaurín el Grande y, de forma paralela, frenar las multas de la UE.

En cuanto a la financiación, cabe recordar que el dinero que pondrá la Junta saldrá del canon de depuración que desde mayo de 2011 se carga en el recibo del agua de todos los andaluces para costear la construcción y mejora de infraestructuras hidráulicas. Una vez ejecutada la obra, la puesta en servicio y su mantenimiento será responsabilidad de los ayuntamientos afectados (Málaga, Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande, Cártama y Torremolinos) a través de la empresa municipal de aguas de la capital (Emasa), que ya ha iniciado los trámites para convertirse en un ente de ámbito metropolitano.