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Los colores del arcoíris se aguardan cada vez que sube la puerta enrollable del local. Tener un negocio con una bandera LGTBI gigante en pleno barrio de la Victoria hace que cualquiera se fije. En el centro, un dibujo de un señor barbudo con los ... mismos colores da una pista de qué se puede encontrar en el interior, pero es la tabla de surf que preside la fachada la que te da la definición completa. Lupe González nació en Pizarra hace 42 años, pero con apenas un año ya estaba dando tumbos por Málaga capital. Conocida como Lupe la barbera, como se puede leer en la puerta de su barbería, lleva a las espaldas casi dos décadas con maquinillas, peines y tijeras en mano. Siempre, con los colores que lleva por bandera, en su puerta y en su discurso. «Me han llegado a pedir que oculte que soy lesbiana trabajando, un día me harté y di el paso que siempre había tenido en mente: montar mi propia barbería y tener la bandera más grande de Málaga», confiesa.
–Te noto nerviosa, ¿qué te pasa con las avispas? Parece que a ellas también les llama la atención el colorido...
–Hace unas semanas me picó un avispón oriental, no me fío ni un pelo de estos bichos y no quiero ni acordarme del dolor que pasé...Una anécdota más para contar.
–Lo de ser barbera te dará para más de una anécdota, ¿haces también de psicóloga con tanta charla?
–Sin duda, los clientes se convierten en amigos, te cuentan su vida y algunos te traen hasta una cervecita. Anécdotas tengo para rato, si te sirve que una vez le eché líquido limpia cristales a uno en el pelo confundiéndolo con un producto para el pelo...y se dió cuenta porque se lo dije yo.
–Al menos se iría limpito...Espero que no fuera alguien conocido, después de tantos años te habrás encontrado con algún personaje...
–Pues sí, yo le corté el pelo a Isco antes de que se fuera del Málaga y le hice a Joaquín su primer tupé, qué conste que se lo propuse yo.
–Eres barbera, un oficio concreto, ¿eras de las que le cortaba el pelo a los muñecos de pequeña?
–Fíjate, que con los pocos muñecos que jugaba, sí que les cortaba el pelo (ríe), aunque yo era la típica niña que estaba todo el día con el balón y la bicicleta, pero es verdad que tiempo después he viajado a esos recuerdos y me he dado cuenta de que sí, se ve que es algo que me venía de serie aunque no fuera consciente. Yo siempre he sido mala estudiante, no sirvo para estar sentada delante de un papel y además soy hiperactiva. Mi madre, viendo mi fracaso escolar, me animó a tomar la decisión de seguir estudiando o animarme a trabajar una vez terminé la ESO y ahí llegaron mis primeros intentos de descubrir a qué me quería dedicar…
–¿En qué intento llegó el de coger una maquinilla y dedicarte a ser barbera?
–Pues después de trabajar en un bar de un amigo, en el que no daba pie con bola, entré a trabajar de teleoperadora que fue otro desastre, duré un mes y ni me pagaron. Después de varias lloreras y andar perdida en la vida, fui con mi madre a ver los cursos de desempleados del INEM, ahí vi el de barbera, me gustó y lo hice, aunque las prácticas no empezaron como a mí me hubiera gustado, tampoco podía esperar a mucho más en esa época.
–¿Llevando cafés como en las películas?
–Peor, con 18 años entré en una barbería importante de un centro comercial, un sueño para cualquier aspirante a esta profesión. La sorpresa fue que al ser mujer me pusieron de recepcionista, mientras que los hombres entraban directamente trabajando como barberos, yo me dedicaba a barrer, poner lavadoras y hacer la manicura porque ¿cómo iba un hombre a hacerle las uñas a otro hombre? Aunque he de decir que gracias a aprendí a soltarme con la gente, a perder la vergüenza, no me quedaba otra, y eso me vino muy bien.
–O sea que al final no fue tan mal la primera toma de contacto…
–Yo aprovechaba y llevaba a amigos y familiares para practicar, con el tiempo acabé trabajando allí durante siete años, y luego estuve otros siete años en una peluquería también muy conocida, de hecho, aún mantengo clientes de esa época que eran niños que sentaba en taburetes y que ahora son adultos con sus carreras, de hecho, algunos hasta me ayudaron a decorar la barbería cuando decidí dejar mi trabajo fijo hace tres años para hacer realidad lo que ahora ves.
–Naciste en un pueblo del interior de la provincia, llevas toda la vida en la ciudad, sin embargo, esta barbería te traslada al mar, entre las tablas de surf, la hamaca…¿es lo que más te gusta de Málaga?
–Soy más de campo y playa, y cada vez voy menos a Pizarra. Prefiero la ciudad porque tengo mi trabajo más cerca y odio madrugar, a mí me encanta el mar y tenía claro que quería darle un aire fresco a la barbería. De Málaga me encanta el vino, la gente y las mujeres (ríe). Por ahora conserva la cercanía de una ciudad pequeña que espero que no se pierda, en muchas cosas se parece a un pueblo.
–Ser barbera, mujer y lesbiana, ¿cómo ha sido el camino?
–Cuando salí del armario, me decían que tuviera cuidado en el pueblo y ahora hay chicas que tienen allí sus bares siendo abiertamente lesbianas. Pero no todo está hecho, en más de una ocasión me han pedido que oculte mi orientación sexual, a veces aún me preguntan dónde está el dueño cuando soy yo la que lleva el negocio. Por eso mismo abrí esta barbería con el nombre 'La barbera, by Lupe' con la bandera LGTBI más grande de Málaga para que el que venga sepa que soy mujer y lesbiana y el que no quiera que no entre. Tenía que luchar contra eso aunque me arriesgara a perder clientes.
–Poco a poco te has hecho un nombre en el colectivo porque además tienes tu propia marca de fiestas de lesbianas, 'Nobollodrama Party', ¿es más rentable el ocio nocturno?
–Eso llegó antes de la barbería y no como un emprendimiento, sino por hacer algo bonito a raíz de la presentación del libro de Paula Alcaide 'Cómo sobrevivir a un bollodrama', ahí surgió la primera fiesta. Hacemos fiestas mensuales en 'The Club', porque con la precariedad económica que hay en Málaga, las licencias son limitadas y es complicado abrir cualquier local de ocio nocturno, un bar de copas es más rentable que una barbería pero es un riesgo muy grande.
–Digamos que la barbería es tu negocio real y las fiestas tu desahogo, en el amplio significado de la palabra.
–Trabajar en la noche conlleva muchas cosas, pero yo le meto todas mis ganas e ilusión a Nobollodrama Party, que ha hecho de nexo de unión de muchas chicas que estaban en su casas ligando por aplicaciones, incluso a artistas le hemos dado la oportunidad de que salgan a la palestra y que la gente las vea.
–Y todo siempre con cerveza bien fresquita, ¿con quién te gustaría tomarte una que no hayas tenido la oportunidad?
–Con María Pelae, se le ve muy salerosa y simpática, alguna vez nos ha resubido alguna historia en Instagram de Nobollodrama, pero no sé si sabrá quién soy…
–A lo mejor después de esta entrevista lo descubre, nunca digas nunca jamás.
–Ojalá...
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