

Secciones
Servicios
Destacamos
Los vecinos de Cártama y de Campanillas han vuelto a pasar otra noche en vela. «Cada vez que caen dos gotas no podemos dormir». El temor al desbordamiento del Guadalhorce y del Campanillas en ambas zonas de la provincia, como finalmente ha ocurrido, ha provocado que muchos no hayan pegado ojo recordando episodios anteriores.
En Cártama, lo peor se ha vivido en las zonas de Doña Ana y Molino Carvajal, donde incluso ha sido necesario el rescate de una docena de personas y mascotas. En Campanillas, por su parte, la crecida del cauce ha inundado los alrededores de la vía principal, de Cristobalina Fernández y del entorno del Diamante y provocado un aluvión de barro y agua en el interior de garajes y viviendas.
Aurora Junquera, vecina de la barriada Doña Ana, ha sido una de las evacuadas. «Ha llovido tanto que se ha anegado toda la parcela. Nos pusimos a sacar agua como pudimos y de pronto empezó a entrar tan rápido que ya tengo más de medio metro en mi casa», se lamentaba. «En la parcela nos llega por la cintura, y dentro de la casa, hasta la rodilla», añadía.
Noticia relacionada
En casa de Aurora viven cinco personas, pero a su hija no le pilló porque se fue por la mañana muy temprano a trabajar, con su hijo. Junto a ellos se pudo desalojar sin incidentes a sus cuatro perros, mientras que un caballo pudo ser puesto a cubierto antes de que llegara lo peor. «Han sido momentos muy angustiosos», aseguraba, y añadía que la única solución es que «limpien en condiciones los cauces de los ríos, que tenemos un tronco de un eucalipto tirado en el cauce desde hace años. Y si van a abrir las compuertas (de los embalses), por lo menos que avisen».
Otro de los vecinos de Santa Ana que ha sido rescatado es Ricardo Cosilla. «¡El río hay que limpiarlo!», exigía. «Ser ecologista está muy bien, pero si no se quitan las cañas, se drena y se limpia, eso es una balsa. El agua podría ir mucho más rápido porque hay mucha sedimentación y suciedad, cada vez tiene menos cauce».
La noche fue especialmente larga en sus viviendas. «Hacia las 4.00 de la madrugada nos dimos cuenta de que teníamos que dejarlo porque era inútil, estábamos luchando contra algo que puede más que nosotros, han sido miles de litros». Ricardo Cosilla describía su sensación de «impotencia», al ver el agua dentro de su casa por la rodilla; y agradecía la ayuda de la Guardia Civil. «La única solución es que limpien el río, si no ocurrirá cada dos por tres».
La situación en Campanillas también se vivió con especial intensidad y preocupación. En la barriada malagueña todo el mundo tiene en mente las inundaciones sufridas el pasado 2020, fecha marcada a fuego y que los vecinos recuerdan una y otra vez en cualquier conversación. «No ha sido tan grave como entonces, pero ha entrado agua y barro en muchas casas y negocios», resumían cuando ya había pasado lo peor.
Una vez más, las zonas más afectadas han sido las calles Cristobalina Fernández, que es por donde se desborda el río, y el entorno del Brillante, que es donde se acumula el agua porque es una zona más baja. En todo el perímetro los vecinos habían colocado tablones, sellado puertas y hasta puesto sacos de arena y piedras para evitar la entrada del agua, aunque sólo lo han conseguido a medias.
Marina Díaz
Comerciantes de Campanillas
Miguel Francisco Bueno vive en la propia Cristobalina Fernández y desde primera hora de la mañana se afanaba por sacar agua de su garaje, en donde se acumulaban hasta 30 centímetros de barro. «La otra vez llegó el agua hasta el techo y me rompió dos coches y una moto; esta vez al menos pude sacar los vehículos», explicaba sin parar de achicar agua con una manguera. Aunque tenía unos tablones colocados en la entrada, no fueron suficientes para frenar la fuerza que llevaba el río. «El problema es la presa porque no ha llovido tanto para sufrir estas inundaciones», lamentaba.
Los vecinos de todo el entorno estaban avisados desde ayer de la posibilidad de inundaciones. Tanto es así que tanto la Policía Local como Protección Civil pasaron por las viviendas recomendando a los propietarios que pasaran la noche fuera de sus casas. Pero muchos prefirieron quedarse en casa al tratarse de viviendas de varias plantas. «Cada vez que llueve estamos preparados por si pasa lo peor», apunta con cierta resignación.
Pasadas las 14.30 horas, la Junta de Andalucía autorizó el regreso seguro de los vecinos de Santa Águeda, Santa Amalia, La Isla, La Perla, El Brillante y La Hacienda «tras finalizar avisos meteorológicos y mejorar la hidrología». Pero la realidad es que quienes se habían ido ya habían vuelto hace bastantes horas.
Aunque en dicho entorno se contabilizaron muchas viviendas y comercios afectados, el agua no ha sido tan dañina como aquella otra ocasión (la de 2020) ni ha provocado importantes daños materiales. En la mayoría de los casos el agua y el barro tomaron las calles y se quedó en la misma entradas de la viviendas, lo que obligó a cortar de madrugada el acceso a Campanillas (se reabrió poco después de las 10 horas).
Ricardo Cosilla
Vecino de Cártama
Marina Díaz tiene una peluquería en la calle José Calderón y le entró algo de agua a pesar de que el local se encuentra sobre una acera bastante elevada. «Ha sido muy poco, pero como es barro lo ha manchado todo», explicaba. Esta empresaria, que también se refiere a las inundaciones de hace cinco años, asegura ba haber pasado la noche en vela. «Me he pasado toda la noche viendo la cámara de seguridad de tráfico que hay en la calle para ver si había llegado el agua». «Esta noche hemos destrozado el acceso a internet de tanto consultarlo», añadía.
Otro de los puntos negros en la barriada fue el conjunto Ronda, en la calle Varsovia. Se trata de una urbanización que tiene un gran aparcamiento subterráneo en donde incluso se han habilitado viviendas y que hace cinco años resultó arrasado por el agua. Por ello los vecinos colocaron el lunes por la noche sacos de arena y piedras para impedir el paso del agua. Aunque no fue suficiente. «El agua no ha entrado por la rampa, pero se ha colado por los aliviaderos del aparcamiento», resumía Jorge Escobar. «Al menos no ha entrado mucha agua y ayer sacamos todos los coches para evitar problemas». Algo es algo, se consolaba.
Aunque más allá de casos concretos y de las obligadas labores de limpieza que ahora son necesarias (muchos vecinos incluso estaban limpiando las calles sin esperar la llegada de los servicios de limpieza), los vecinos han levantado la voz por los problemas que sufren cada vez que llueve. Carmela Fernández, que es la presidenta de la asociación de vecinos, denunciaba que las actuaciones que ellos necesitan nunca llegan. «Deberían encauzar el río como hicieron en Guadalmar; no podemos estar sin dormir y mirando al río cada vez que caen dos gotas».
Al alcalde de Cártama, Jorge Gallardo, le sorprendió la intensidad con la que el Guadalhorce respondió a las intensas lluvias de este martes: «Es la primera vez que se mantiene así de desbordado durante tanto tiempo, el nivel no baja, lleva así unas tres o cuatro horas», relataba a lo largo de la mañana. Gallardo declaró que recibió llamadas también por derrumbe de muros de viviendas y tiene constancia de que se han tenido que desalojar a dos vecinos cercanos al río y que se está interviniendo en la zona de Doña Ana para evacuar a gente de sus casas.
Sin embargo, al final del día, Cártama empezó a ver la luz al final de otro episodio dramático producido una vez más por el río Guadalhorce. El respiro que deja las lluvias con la salida de la borrasca Laurence y la llegada de un nuevo frente conocido como Martinho permitió que la localidad del interior de la provincia de Málaga pudiera aprovechar para empezar con las labores de limpieza.
Según indicaron fuentes municipales, los miembro del Infoca y el personal de los Servicios Operativos trabajaron en la zona inferior donde se ubica el paso de las vías del tren. Además, también se puso en marcha la limpieza de la estación de tren de la propia Estación de Cártama, que cuando se producen lluvias torrenciales suele inundarse.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.