María José Márquez, profesora de Arquitectura de la UMA y presidenta de la Asociación Ruedas Redondas
«Llegar pronto a trabajar: parece que es lo único importante, pero la vida es más que eso»Secciones
Servicios
Destacamos
María José Márquez, profesora de Arquitectura de la UMA y presidenta de la Asociación Ruedas Redondas
«Llegar pronto a trabajar: parece que es lo único importante, pero la vida es más que eso»Aúna dos facetas. La de la academia –es profesora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UMA y especialista en Planificación Urbanística– y la del asociacionismo: desde abril es presidenta de Ruedas Redondas, organización que promueve el uso de la bici. A punto ... de que comience la Semana Europea de la Movilidad, para la que preparan talleres diarios en el Guadalmedina además de una bicicletada para el próximo domingo, que es el Día Mundial Sin Coches, María José Márquez repasa con SUR los retos de Málaga en materia de urbanismo y movilidad, para los que pide que haya conversación pública, recuperar la amabilidad y construir una ciudad realmente inclusiva.
–¿Cómo valora el modelo de movilidad que hay en Málaga?
–Es similar al de la mayoría de las ciudades españolas, en las que el coche es el protagonista absoluto del espacio público, aunque en el discurso se manifieste esa apuesta por la movilidad más sostenible diciendo que lo prioritario es caminar, el transporte público y la bici. Si el espacio físico lo seguimos construyendo para el coche, el modelo no va a cambiar nunca. Por mucho que tengamos un documento técnico para hacer un plan de movilidad sostenible en la ciudad de Málaga, si no hay medidas incentivadoras, no hay cambios, como no los habría tampoco en cuestiones de igualdad de género si no se pusieran en marcha políticas que la fomentaran. Un ejemplo de ese protagonismo del coche: en el túnel de la Alcazaba, habría cabido un carril bici y un espacio más amplio para los peatones, pero ha sido cuando se ha visto que el tráfico se atasca cuando se ha inventado una solución. Eso demuestra que el coche es el protagonista y que lo que no se quiere es que la gente que va en coche se queje. Sin embargo, nos da igual que la gente que va en bicicleta, que quien se mueve a pie o quien va en transporte público tarde una eternidad en llegar a los sitios o ponga en riesgo su vida.
–No sé si puede haber alguna excepción, algún modelo de ciudad en el que Málaga se pueda mirar.
–En la metodología científica utilizamos mucho el estudio de casos: analizamos otras ciudades para ver qué se ha hecho y si ha funcionado. Pero no nos podemos fijar sólo en la foto del resultado por bonita que sea a primera vista: quizás no se ha logrado tanto recorte de la contaminación, por ejemplo. Por eso hay que coger con pinzas los ejemplos, porque de lo que se trata es de que se alineen con los objetivos que queremos para Málaga. Pero siempre se suele considerar el modelo de Vitoria, con sus infraestructuras verdes, o de Barcelona, con sus supermanzanas, en las que se lleva años trabajando, con mucha planificación, reestructuración del tráfico y trabajo conjunto de muchas áreas, no sólo de movilidad, también de urbanismo y de transporte público. En Groninga (Holanda) se apostó por reducir el tráfico en las zonas centrales de la ciudad, pero se dieron alternativas reales para la bici y el transporte público.
–En Málaga también se van haciendo carriles bici, se van peatonalizando áreas...
–Nadie hace una carretera nueva y les dice a los coches: os hemos regalado una calle. Pero cuando se hace un carril bici se anuncia a bombo y platillo. Ése es el posicionamiento que tienen en general los ayuntamientos. Y ese es el mensaje que asume toda la ciudadanía. En realidad, el público ha de ser un espacio de convivencia y de encuentro, sobre todo en una ciudad mediterránea como ésta. Lo que no podemos generar y no se puede trasladar es que cuando peatonalizamos o introducimos un carril bici ello provoque confrontación y desencuentro. Por eso en Ruedas Redondas estamos empezando a tener conversaciones con los barrios y las asociaciones de vecinos para preguntarles dónde les gustaría que hubiera carriles bici, espacios peatonalizados, o qué problemas tienen para llegar al centro de la ciudad. Reivindicamos que en las próximas intervenciones en la ciudad, por ejemplo en la calle Victoria, se tenga en cuenta a los vecinos y a los colectivos. Para que no suceda lo que ha ocurrido en la calle Cervantes: la asociación de vecinos de La Malagueta y los comerciantes estaban en contra del carril bici tal y como se ha construido, porque invade espacios que antes eran de los peatones, pero nosotros no tenemos la culpa: tampoco queríamos que fuera por ahí el carril bici.
–¿Qué opina del patinete?
–El patinete tenemos que incorporarlo a nuestro modo de movilidad, porque se la está resolviendo a muchos sectores de la población. Para empezar, a las personas jóvenes. Y no hablamos de su uso recreativo, eso lo dejamos al margen. Porque también hay muchas trabajadoras del sector servicios, de la limpieza, de la asistencia a las casas, que usan los patinetes a diario: se ve a muchas mujeres con bolsas llenas de sábanas y toallas que van de un apartamento turístico a otro. El patinete es el que aporta la mejor solución para su modo de trabajo. Tendremos que asumirlo haciendo espacios mayores para que bicicleta y patinete convivan. Me gustó mucho una campaña de movilidad que hubo en Francia: «Seamos corteses, seamos amables». Cuántas veces no se es amable y se pone en peligro la vida de otra persona, y se insulta, y se aparca en doble fila, y se abre la puerta sin mirar.
–Dice que hay muchas mujeres en patinete. También son ellas las que sobre todo usan el autobús. ¿Cómo abordar la movilidad con perspectiva de género?
–Atendiendo a esas cosas, a que las mujeres mayoritariamente somos las que vamos en autobús. Si te coges el 32, el 33, el 11, el 3... los autobuses que van hacia el este a las ocho de la mañana... verás qué cantidad de mujeres, muchas migrantes, que van. Son la base de la economía de los cuidados de la ciudad y al final las discriminamos en el transporte. Hay un género absolutamente discriminado en la movilidad de la ciudad, que es el femenino. Y lo ves en casi todas las ciudades: el autobús está ocupado en más de un 60% por mujeres y en poco más de un 30% por hombres. ¿Y quiénes son los que mayoritariamente usan el vehículo privado y van solos y en su coche? Los hombres para trabajar. Les estamos dando más espacio para el medio de transporte más contaminante, más insolidario, más ruidoso y que más accidentes graves puede provocar. Les damos todos los privilegios: los sitios preferentes de comunicación directa por la ciudad, las velocidades más rápidas y la comodidad máxima de ir en su vehículo privado.
–Y el uso de la bicicleta, ¿es más masculino o femenino?
–Está masculinizado. Por estudios y encuestas que se han hecho, aunque no en Málaga, la sensación de seguridad es esencial para explicarlo. En el momento en el que las mujeres perciben que la bici no es un transporte seguro, no tienen posibilidades de ir por un sitio claro, tienen que mezclarse con el tráfico, dan un paso atrás y eligen otro medio de transporte, prefieren ir en autobús o en vehículo privado.
–También se habla de que hay que favorecer el urbanismo con perspectiva de género.
–Es un tema complejo y una de las patas es la seguridad en el espacio público, su morfología, si hay recovecos, la iluminación... Pero no sólo eso. Hay que reivindicar la ciudad de los cuidados, lo que ahora se está trabajando desde el urbanismo y la arquitectura. Nos hacen falta espacios más amables, más inclusivos, porque muchos de esos cuidados se hacen, además de en el espacio doméstico, en la calle, adonde se lleva a pasear a otras personas, así que hay que tener sitios en los que sentarte, en los que poder estar tranquilo y a la sombra cuando hace calor, con fuentes, sin contaminación acústica. Pero sólo se piensa en la ciudad productiva masculina. Ése es el eje fundamental sobre el que hemos construido las ciudades en los últimos setenta años. El auge de las reconstrucciones en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, los nuevos barrios periféricos, la irrupción del coche como objeto de consumo mayoritario... todo eso que viene a partir de los años cincuenta, toda esa eclosión, lo que ha hecho ha sido poner al vehículo privado y a la productividad masculina en el centro del diseño de las ciudades. El resto estaba supeditado a lo que quedara, a lo residual. Tenemos que empezar a pensar en una ciudad inclusiva, también para las personas que tienen algún tipo de discapacidad, algún problema de accesibilidad, de visión... Porque sólo se habla de la ciudad productiva. Parece que eso es lo único importante: llegar pronto al trabajo y volver pronto a tu casa. Hay mucha más vida aparte de eso. El urbanismo con perspectiva de género no sólo tiene en cuenta a todas las mujeres, para que estén más seguras, sino que busca una ciudad inclusiva y equitativa para todas y para todos. Si una ciudad está diseñada para que una persona mayor pueda vivir bien, se pueda mover... entonces seguro que va a ser mejor para todos. Si la diseñamos sólo para la edad productiva masculina, seguro que resultan personas discriminadas.
–Pero todas estas cosas dice que que se están introduciendo en el urbanismo y en la arquitectura. ¿También en Málaga?
–Yo creo que no. El modelo económico es fundamentalmente el productivo de la construcción, de producir más metros cuadrados. La rentabilidad se cuenta en edificabilidad. Yo sí creo que es un problema que la gente se tenga que ir fuera de Málaga a vivir, sobre todo si no quiere. Porque si te quieres ir al pueblo, pues fenomenal; de hecho, deberíamos incorporar al mundo rural a la economía y a las infraestructuras.
–¿Cómo ve las soluciones que se plantean para resolver la movilidad en Málaga, cuyos accesos se atascan todas las mañanas?
–Casi todo va enfocado a hacer infraestructuras muy costosas. Y éste es un modelo absolutamente agotado y caduco, de los años ochenta y noventa, del desarrollismo puro, que no ha resuelto nada, porque hay que ver cómo estamos ahora. Hay un trabajo mucho más interesante que consiste en fomentar que la gente vaya andando, en bicicleta o en transporte público. Que tengan verdaderas ventajas respecto a quienes van en vehículo privado. Porque a día de hoy, todo eso es una hazaña, tiene un gran mérito. Luego hay que efectuar pequeñas reformas, acupuntura, labor con vecinos, un proceso participativo real. Todo ello, al margen del tren litoral y de articular la Costa del Sol tanto hacia el este como en el oeste: eso habrá que ver cómo hacerlo con transporte público electrificado y no contaminante.
–Lleva desde abril como presidenta de Ruedas Redondas. ¿Qué objetivos tiene?
–Nuestro trabajo está organizado en tres ejes. El primero tiene que ver con la convivencia y el diálogo. Por eso hemos abierto una ronda para contactar con cuantas más personas y más colectivos de Málaga, mejor. El segundo punto tiene que ver con la divulgación y la formación: hemos hecho un mapeo de todos los aparcabicis de la ciudad que está disponible y en abierto en nuestra web. También estamos realizando mapas de carriles bici y damos información sobre cómo circular por el centro de la ciudad. El segundo pilar de nuestra labor es que la gente esté informada sobre los temas que tienen que ver con la movilidad, en especial de la bicicleta. Y el tercero es el ocio y la vida en bici, más destinado a nuestros socios y a la gente en general que hace uso cotidiano o en su tiempo libre de las dos ruedas.
–¿Cómo valora el uso de la bici en Málaga y las infraestructuras con que se cuenta?
–La red de aparcabicis es muy deficitaria. Además, nos gustaría reclamar lo que la propia ordenanza permitía antes: que si en un radio de 50 metros no había aparcabici, se pudiera aparcar en un lugar que fuera factible, por ejemplo en una señal de tráfico; me gustaría que se pusiera claramente que siempre que no se perjudique la accesibilidad universal en la ciudad o a un tercero, que se pueda, por ejemplo, dejar la bici atada en un banco. En cuanto a los carriles bici, de acuerdo con los datos oficiales, no se llega ni al 3% de la ciudad ciclable. ¿Cómo puedo valorarlo? Pues mal, porque eso no va a incentivar realmente el uso habitual de la bicicleta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.