¿Cómo hemos llegado a esto? Las deudas históricas con el agua en Málaga

La cuenca del río Verde y sus afluentes, en la Costa del Sol occidental, es una de las más húmedas de la provincia. El problema es que está regulada por un pantano, el de La Concepción, que es mucho más pequeño que los aportes que puede llegar a captar en los años buenos. De ahí que con frecuencia hubiera que hacer desembalses al mar de unos recursos que serían oro líquido para la Axarquía. El proyecto de recrecimiento pretendía, al menos, duplicar su capacidad, que es, oficialmente, de 57,54 hectómetros cúbicos. Aunque se ha mejorado el uso de estos recursos, gracias a la interconexión de las cuencas con la capital y la costa oriental, esta medida es insuficiente para aprovechar todo el caudal que puede llegar en los momentos de lluvias torrenciales.

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Chus Heredia

La situación de escasez crítica ha llevado a la Junta de Andalucía a resucitar el proyecto del azud (presa pequeña) de Cerro Blanco, mediante un estudio de viabilidad para actualizar los proyectos e intentar acometerlo a largo plazo. Se trata de una polémica idea, que se topó en su día con la oposición radical de los alcaldes del alto Guadalhorce, pues llegó a estar próxima a su construcción. El objeto es regular el río Grande, en el entorno del paraje de la Sierra de las Nieves, con lo que se puede llegar a aprovechar hasta 50 hectómetros cúbicos al año de agua de la máxima calidad. Como referencia, la capacidad sería similar a la de La Concepción.

En el año 2008 se adjudica la construcción de una desaladora de agua de mar a medio camino entre Mijas y Fuengirola. Una Ute liderada por Sacyr se hace con el concurso, que iba a estar preparada para producir unos 20 hectómetros cúbicos de agua potable al año a partir de 2010. Tras varios años sin avances, el Gobierno negocia con la constructora una rescisión del contrato de mutuo acuerdo, con el abono de una serie de gastos incurridos. Entonces, se esgrimen argumentos tales como la escasez de potencia eléctrica y la ubicación en una zona de expansión urbana; pero también el alto precio del líquido resultante. De estar hecha, hoy sería un salvavidas para todo el litoral de la provincia.

Con el pantano de La Viñuela prácticamente vacío, los cultivos de subtropicales de la Axarquía al límite y severas restricciones en los hogares, todas las esperanzas de los vecinos y de los regantes de la comarca están puestas en una desaladora marina con capaz de producir entre 25 y 40 hectómetros cúbicos al año. Ahora mismo, se está desarrollando un proyecto que cuenta con 100 millones de financiación estatal y que está siendo tramitada por la Junta, aunque tendrá gestión privada (ya hay dos finalistas) y que irá en unos suelos próximos a la desembocadura del río Vélez. Aunque es cierto que es una obra a largo plazo, la burocracia avanza con demasiada lentitud, a juicio de los alcaldes, los agricultores y los vecinos de la comarca donde la sequía está golpeando con más fuerza.

La Costa del Sol arrastra desde hace años graves problemas de fugas de agua en las canalizaciones obsoletas, donde se llega a perder más del 30% del líquido que se inyecta a la red. La Junta de Andalucía adjudicó en mayo la redacción de los proyectos de construcción de las dos grandes tuberías que necesita la provincia para asegurar el abastecimiento, con una longitud de cien kilómetros desde Manilva a Torremolinos. Después de cinco décadas de servicio, la infraestructura está al límite y soporta medio centenar de roturas cada año. Con ello, además, se mejorará la capacidad de transferencia con Málaga capital, la Axarquía y el Campo de Gibraltar a través de la bautizada como «autovía del agua».

Hace 25 años se planteó por primera vez esta solución a los problemas de abastecimiento en varios municipios de la comarca de Antequera. Se trata del trasvase de Iznájar, que apenas supondría extraer cinco hectómetros cúbicos del mayor embalse de Andalucía (con una capacidad de 981,12 Hm3). El problema en este caso, además de que la iniciativa es de la Junta y lo tiene que aprobar el Gobierno central, es que hay que construir 142 kilómetros de conducciones para llevar el agua a los pueblos beneficiados: Cuevas Bajas, Cuevas de San Marcos, Villanueva de Algaidas, Archidona, Villanueva de Tapia, Villanueva del Trabuco, Villanueva del Rosario, Fuente de Piedra, Humilladero, Mollina y Alameda.

Hace dos décadas también se puso sobre la mesa la posibilidad de construir un azud o pequeña presa para el aprovechamiento de las crecidas del río Genal, con la posibilidad de obtener unos ocho hectómetros cúbicos al año con destino al abastecimiento de la Costa del Sol. Ello motivó fuertes críticas de los ecologistas y de los alcaldes del valle, que la han logrado frenar hasta el momento.