Haciendo un símil en términos mecánicos, se podría decir que el mercado del motor ha gripado en Málaga. El escenario ha pasado en pocos meses ... de ofrecer la imagen de campas llenas de vehículos que costaba vender, a tener hasta 4.000 malagueños en lista de espera para que les entreguen y poder matricular los coches nuevos que ya han comprado, o al menos reservado con su correspondiente señal. La crisis generada por el desabastecimiento mundial de microchips hace que la demora para poder matricular un vehículo se alargue hasta seis meses, más incluso en algunos casos excepcionales.
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Raro es el que no tiene en su familia o círculo de amigos alguien que está en esta situación, que afecta a casi todas las marcas, aunque en menor medida a los fabricantes asiáticos. Sin querer entrar en agravios comparativos, un rápido sondeo deja multitud de testimonios. «Fui a hacer un 'leasing' (arrendamiento) de un coche tipo Suv automático, formalicé el contrato en noviembre pero me han dicho que no llegará al menos hasta abril», relata un empresario malagueño. Lo peor, en su caso, es que su vehículo antiguo tuvo una avería grave y ya lo ha mandado al desguace, «así que hasta que me den el nuevo tengo que compartir coche con el resto de la familia», se lamenta. Incluso, se llegó a plantear algo de segunda mano para ir tirando, pero se encontró con la «sorpresa» de que los precios de los usados «se han disparado».
Después de sucesivas averías costosas, María Ruiz, empleada de banca, se fue a un concesionario y eligió un modelo nuevo, recién llegado al mercado. «De entrada, me recomendaron uno con menos equipamiento porque el de gama superior iba a tardar por lo menos seis meses en llegar», explica. Para el que ella ha comprado, en principio le dieron cuatro meses de plazo, pero recientemente la llamaron para anunciarle que se iba a adelantar un poco y lo tendrá a principios de año, así que ya ha entregado el antiguo y mientras está esperando sin vehículo propio.
Aunque no existe una estadística oficial, Carlos Oliva, presidente de la Asociación Malagueña de Automoción (AMA, la patronal de los concesionarios) estima que entre 3.000 y 4.000 automóviles están ahora mismo encargados y a la espera de llegar hasta sus dueños en la provincia. Para ello, compara la extrapolación de los datos de su propia marca con la situación nacional, donde hay 150.000 unidades sin entregar. El mercado de Málaga supone más de un 3% de toda España y, de acuerdo a estas cifras, hasta 4.500 turismos y todoterrenos estarían en esta situación. El concesionario que dirige, Honda Cotri, tiene 30 unidades en situación de 'back order' (pedido pendiente). «Hay fabricantes que llevan varios meses sin poder entregar ni un coche», reconoce. Aunque varias firmas ya trabajan desde hace tiempo bajo pedido, lo cierto es que ahora la situación se ha desbordado, con entre 300 y 400 unidades pendientes de entrega en algunos concesionarios de la provincia.
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«Hay fábricas con las campas llenas de coches sin poder terminarlos porque faltan microchips, y han tenido que parar la producción». En líneas generales, los fabricantes coreanos y algunos japoneses y americanos están haciendo frente a la crisis mejor que los europeos, porque tienen más acceso a la producción de microprocesadores.
Estos volúmenes no son para nada despreciables: los ciudadanos particulares matricularon en noviembre 1.252 vehículos (casi un 30% menos que en 2019), y el mercado total de ese mes (incluye empresas y alquiler) fue de 1.651. Por tanto, el acumulado pendiente de entrega equivale a unos tres meses de ventas. «Si esos coches llegaran en un mes, ese sería el mejor de la historia, pero eso no va a ocurrir».
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Ello se une a una situación del mercado «bajista», donde, al margen del efecto de la falta de suministros, las matriculaciones bajan con respecto a años anteriores (ya ocurría en 2019) marcadas por las incertidumbres sobre el futuro de la automoción y los combustibles. En la provincia de Málaga, en una situación sin crisis, lo normal sería vender 2.000 coches cada mes.
Juan Peña, gerente del concesionario Ford Garum Motor, admite que tienen 250 coches vendidos pendientes de entrega, que se esperan para primeros del año que viene, aunque dependerá de los modelos y de los niveles de equipamiento: «Algunos tardan más que otros». Con todo, el directivo es optimista y en el caso de su marca, asegura que desde noviembre ya se está recuperando la producción, tras haber aumentado la capacidad de suministro de microchips. «La buena noticia es que el nivel de abastecimiento es superior y vamos acortando plazos».
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A su juicio, «los fabricantes han hecho de la amenaza una oportunidad y la venta de coches sobre pedido, a medida del cliente, ha venido para quedarse». Por eso, anima a los conductores a planificar sus operaciones con más antelación. «Vamos a cambiar la forma de comprar coches».
En un escenario global, Carlos Oliva no es tan optimista y estima que la crisis de suministros se prolongará al menos hasta el verano del año que viene, cuando empezará a estabilizarse y la normalización se alargará incluso hasta primeros de 2023. «A todo el que quiera comprar un coche le recomiendo que tome la decisión con unos meses de anticipo porque es muy difícil encontrar algo a tu gusto con entrega inmediata».
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Este es hoy por hoy el lastre más importante para la renovación del parque móvil en Málaga, con un nivel de matriculaciones que Oliva define como «catastrófica»: «Si no entregamos, no matriculamos, estamos en un 34% de caída general frente al 2019, por debajo de los 2.000 coches mensuales, algo que no se ve desde la crisis financiera; son unos datos muy malos. Si no hubiera problemas de suministro, la caída sería de entre un 5 y un 10%, por lo que casi un 25% se la podemos achacar a esto».
En la provincia, la situación se agrava por el peso de la venta de flotas, especialmente de los 'rentacar', que «no tienen coches que comprar, y eso tiene un peso en la provincia». Y se une a los escollos previos en cuanto a la incertidumbre económica y sobre el futuro de los motores. Por todo ello, el empresario concluye: «Es una lluvia que cae sobre mojado».
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Siguiendo con los símiles mecánicos, el motor del mercado de coches de segunda mano es la matriculación de nuevos. Así, no extraña que la oferta se haya reducido drásticamente, en un contexto de fuerte demanda, lo que a su vez ha disparado los precios, especialmente en los segmentos y modelos más demandados.
«En España tenemos un mercado de dos a uno: se venden dos usados por cada uno nuevo en unas circunstancias normales», explica el presidente de la patronal de concesionarios de Málaga, Carlos Oliva. Ello se debe sobre todo a las renovaciones de flotas de renting, de 'rentacar' y las entregas que hacen los particulares cuando cambian el suyo. «Si el coche nuevo se para, la oferta de segunda mano baja, ya es difícil encontrarlos, sobre todo los que están en el entorno de los dos años y con pocos kilómetros».
Y los que hay, han subido considerablemente de precio. Según los cálculos que ha hecho este periódico, a partir de búsquedas en páginas especializadas, vehículos en torno a los diez años por los que hasta hace pocos meses se pedían entre 3.000 y 4.000 euros, ahora salen por 6.000, por lo que las subidas llegan hasta un 40-50%. «La demanda de turismos baratos es brutal», reconoce este experto.
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