José Miguel Santos, director de Cáritas Diocesana de Málaga
«No estamos siendo ni justos ni humanos al abordar la inmigración»José Miguel Santos, director de Cáritas Diocesana de Málaga
«No estamos siendo ni justos ni humanos al abordar la inmigración»Lo suyo es trabajar sobre el terreno y por eso cita a SUR en Nuestra Señora de la Merced, la casa que tiene Cáritas para acoger a personas en tercer grado penitenciario y ayudarlas a reintegrarse en el mundo laboral y en la vida en ... general. José Miguel Santos es el nuevo director de Cáritas Diocesana Málaga. El obispo, Jesús Catalá, hizo público su nombramiento hace una semana para sustituir a Francisco José Sánchez, que llevaba trece años al frente de la institución. Así que Santos, desde el 1 de septiembre, ha dejado las aulas del colegio del distrito de Palma-Palmilla Misioneras Cruzadas de la Iglesia en las que llevaba desde el año 2000 y que además dirigió durante ocho años. Su filosofía tiene una idea principal: el encuentro con los demás. Ésa es la vacuna a inocular contra todos los prejuicios, defiende, y también para lograr ayudar a los más vulnerables.
Publicidad
–Es matemático de formación, pero también tiene un máster en Doctrina Social de la Iglesia. Qué combinación...
–Sí, soy matemático de formación y también mi mujer. Y, sí, tengo el máster en Doctrina Social de la Iglesia y ello se debe a mi implicación en la parroquia de Sagrados Corazones, Virgen del Camino y San Andrés. Ahí tengo mi comunidad y mi vida de fe desde que estaba en el Instituto. Mi sensibilidad siempre ha estado en lo social, en la atención de aquellos que más lo necesitan. Además, hay un dramaturgo, Juan Mayorga, que ha sido premio Princesa de Asturias, que es matemático, hizo filosofía, es escritor y dramaturgo, lo que quiere decir que los matemáticos no somos tan raros, no somos insensibles.
–En Cáritas también se ha dedicado a la formación del personal. ¿No sirve con tener buena voluntad, con querer ayudar?
–Cuando trabajamos en la realidad está bien la iniciativa, la buena voluntad, las buenas intenciones. Pero las situaciones son cada vez más complicadas, así que se requiere formación continua. Y también necesitamos cuidar la misión cuidando a las personas. En la tarea en la que estemos, sea un colegio, sea una corporación, sea ahora en Cáritas, tenemos que cuidarnos como personas, no sólo a quienes vamos a atender. Tenemos que apoyarnos y ser un equipo. No somos máquinas que nos programan para desarrollar una misión y la hacemos.
–También supongo que trabajan con realidades duras y hay que aprender a gestionarlo para que no les afecte a su vida.
Publicidad
–Cuando trabajas con personas, todo comienza con un encuentro. Y tiro de la enseñanza de la Iglesia y del Papa Benedicto XVI: todo comienza con un encuentro con una persona y eso necesariamente te va a cambiar. Porque no se trata de soltar monólogos, sino de establecer diálogos. En estos 25 años que he pasado en La Palmilla, con familias, con compañeros, uno ha ido aprendiendo, ha ido acumulando un bagaje, no sólo en las aulas, también en el bar, en el mercadillo porque el padre no puede ir al colegio, o en la cárcel porque un antiguo alumno te pide ir a verlo. Si no nos dejamos afectar por lo que nos encontramos, por la realidad que nos vienen a contar, y sólo decimos a la gente lo que tiene que hacer, nos perdemos el proceso de acompañarla, y que perciba que vamos de forma sincera y de verdad, que puede confiar en nosotros. Es eso y no un programa técnico lo que es de verdad transformador.
–Además tiene experiencia en cooperación internacional.
–Sí, antes de estar en este salón en el que me han metido, fui parte del equipo de formación y después del de cooperación internacional, luego me nombraron director del colegio y dejé un poco Cáritas, pero después regresé al área de formación. Pasé dos veranos con la congregación de las Misioneras Cruzadas en Latinoamérica, en Argentina y en Bolivia, donde trabajamos con niños de la calle. Ese encuentro con la gente, las familias, sus dificultades, te resitúan.
Publicidad
–Respecto a su experiencia escolar, además en un distrito como Palma-Palmilla y tantos años: ¿El sistema educativo ayuda a que la gente se suba en el ascensor social o más bien reproduce las desigualdades de partida?
–Los informes de Foessa nos muestran que el ascenso que lleva desde los más vulnerables a un pisito más arriba está roto, hay fallos y no sólo en lo educativo. Pero lo que no puede ser y esto lo teníamos muy claro en el colegio es que aquellos que peor lo pasan y quienes en peor situación viven reciban los mismos recursos que los demás. Hay una brecha social muy grande que hace que la brecha educativa cada vez sea mayor. O hacemos una apuesta educativa por aquellos que peor están o, si no, vamos a tener problemas. A alguien que tiene un catarro se le da un tratamiento diferente de aquel que tiene un problema de corazón. Durante la Covid, todos los estudiantes tuvieron el mismo apoyo, al margen de si en su casa hubiera internet y varios ordenadores o ningún tipo de recurso, ni siquiera un cuarto para estudiar.
Publicidad
–Hay que trabajar la cohesión socioeconómica y también la emocional: ¿Málaga conoce realmente lo que hay en La Palmilla?
–Si desmantelamos todo el tejido vecinal, el barrio, la parroquia, los campamentos, que son tejidos de apoyo humano, no va a haber ni cuestión técnica, ni inversión mágica, ni pastillita, ni solución. Si perdemos la vida en común, el estar al lado del otro, el compartir, vamos a tener muchos más problemas. A veces vemos lo que queremos y oímos lo que queremos. ¿Cuál es la forma más humana de no caer en esto? El encuentro.
–¿Con qué proyectos llega a su nuevo puesto en Cáritas?
Publicidad
–Vengo a ayudar en lo que se pueda, intentar entorpecer lo menos posible porque ya hay gente en Cáritas, pero también en otros campos de la Iglesia, en lo social, en migraciones... Si yo vengo a sumar, a ayudar y a acompañar, perfecto. Tenemos que cuidar esta tarea, el servicio a los que más lo necesitan, a las personas que vienen a nosotros y también cómo lo hacemos y desde dónde, porque al final somos una comunidad.
–¿Algún colectivo prioritario?
–Eso ya está en marcha: estamos aquí donde se atiende a reclusos, también atendemos a personas mayores, sin hogar, migrantes, jóvenes que no tienen recursos para poder estudiar. Pero las cosas cambian y sí vemos la necesidad de sentarnos para ver cómo está la situación a nivel social. Aunque ésta no es una tarea que tenga que ser mía, tiene que ser de todas las personas que formamos Cáritas. Nos tenemos que preguntar si vamos bien por este camino, cuáles son las realidades más importantes.
Noticia Patrocinada
–Están, entonces, en un momento de evaluación...
–En Cáritas Española hay un planteamiento de plan estratégico al que están invitadas las parroquias. A veces hay que parar para analizar los factores que consideramos clave, lo que nos dicen las personas con las que estamos... Y también creo que es esencial que seamos capaces de transmitir esperanza.
–¿Y qué análisis hace de la situación social de Málaga?
–El análisis no lo empezamos ahora, se viene haciendo. Se recogía en la memoria del año pasado o en los informes Foessa. Por ejemplo, nos preocupa el trabajo precario, que tener un empleo no garantice ya que se pueda tener una vida. También, la cuestión de las migraciones: tenemos entre todos que llegar a un pacto en torno a este tema; no puede ser objeto de confrontación, sino que, desde lo humano, debemos plantear soluciones. No estamos siendo ni justos ni humanos al abordar la inmigración.
Publicidad
–Ahora que habla de la inmigración. ¿Qué pueden hacer la Iglesia y Cáritas contra la xenofobia y el racismo?
–Todo comienza con un encuentro. Si no nos encontramos con la gente, nos quedamos sólo con los titulares, vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. Cáritas lo que puede hacer es acercar la realidad. Si empezamos a tejer miedos en vez de tender puentes y entendernos... Debemos saber que la técnica tiene que estar al servicio de lo humano y que lo que nos va a hacer cambiar es el encuentro con las personas. Yo cuando tanto en el cole como en estos días que llevo aquí me veo con gente y me topo con una realidad dura, me pregunto: 'Si yo hubiese pasado por todo lo que esta persona ha tenido que pasar, ¿dónde estaría yo?'.
–Entre los problemas de Málaga no menciona la vivienda.
–Sí, cuando hablaba del trabajo, hablaba también de que una familia formada por una pareja en la que los dos trabajan no consigue tener una casa porque su precio es un problema. Si los máximos que ha alcanzado la vivienda en Málaga es un problema para alguien con una cierta estructura, imaginémonos para los más vulnerables... La brecha social supone que no todos partimos del mismo lugar: la vida nos ha puesto en sitios diferentes de forma injusta.
Publicidad
–¿Qué ha hecho en la primera semana desde su nombramiento?
–Para mí lo fundamental es ir a los centros, hablar con las personas que llevan los proyectos y encontrarme con la gente. Yo no puedo conocer Cáritas por documentos, que sí, que lo tengo que hacer, pero tengo que ir a los centros, al Buen Samaritano, que trabaja con personas mayores y dependientes; a Calor y Café, que acoge por las noches a personas que no tienen hogar y pueden ducharse, dormir y desayunar; a Pozo Dulce, que es otra realidad de personas sin hogar que sí viven en la casa.
Publicidad
–Los informes de Foessa (institución de Cáritas que realiza análisis sociales), además de analizar la realidad, buscan su transformación, influir en la política. ¿Es ésa también su filosofía?
–Hay que conocer la realidad y Foessa es la forma estructurada de hacerlo. Los informes que realiza tienen una cosa muy buena: independientemente de quién gobierne a nivel nacional, local o regional, siempre gustan. Son una muy buena herramienta que se pone desde Cáritas al servicio de la sociedad para que los ciudadanos nos demos cuenta de que los tuits o los titulares que vemos no reflejan la realidad, que hay que mirar más en profundidad. Son estudios que parten de la realidad y sí, sería de desear que para los políticos fueran una herramienta para que trabajaran por el bien común.
–Cáritas, caridad, solidaridad. ¿Es suficiente con eso?
–Es una caridad que busca –acabamos de hablar de Foessa– que sea en la verdad. Esa verdad hay que fundamentarla bien. Y la esperanza debe envolverlo todo: yo camino y tengo esperanza si tengo al lado a alguien que me acompañe y del que me puedo fiar. Esperanza, caridad y fe.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.