La Junta de Andalucía acaba de actualizar el Programa de Vigilancia y Control de Vectores de la Fiebre del Nilo Occidental para la temporada 2023. Tal y como se extrae de dicha iniciativa, el Gobierno andaluz se dispone a vigilar este año la presencia de mosquitos en un total de 110 municipios andaluces -ocho de ellos en la provincia de Málaga- para prevenir en la medida de lo posible el Virus del Nilo.
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Según explica la Consejería de Salud y Consumo a través de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica, los niveles de riesgo (NR) en la comunidad andaluza van desde el menos grave, que sería el 0; al 5, el más grave. Así, del más de centenar de localidades que este año están bajo lupa en la comunidad andaluza, 39 de ellos se encuentran en un NR 1, 35 dispone de un nivel de riesgo 2, mientras que 21 cuentan con un riesgo de nivel 3 y 15 de nivel 4. El resto de los municipios andaluces se encuentran en un nivel de riesgo 0.
En el caso en concreto de la provincia malagueña los municipios donde se va a actuar contra el Virus del Nilo con ocho. Por un lado, siete de ellos se encuentran en el nivel de alerta 1, es decir que se ubican en un área que la Junta considera «predispuesta» a la presencia de mosquitos: Málaga capital, Archidona, Campillos, Cártama, Casares, Estepona y Fuente de Piedra. Completa el mapa actualizado para este año Behanavís, que se encuentra en el NR 3, lo que supone un riesgo «moderado», según el Gobierno andaluz.
Tal y como informa la Junta, las acciones a realizar en cada zona o municipio incluido en el mapa variarán en función de los niveles de riesgo asociados. Así, en el nivel 1 se mantendrá, entre otras medidas, «comunicación e información a la ciudadanía, además de labores de vigilancia tanto en humanos como en animales».
Por su parte, en el nivel 2, «se establece una vigilancia de la presencia de larvas/adultos en zonas urbanas y en focos de riesgo en zonas rurales transitadas, así como otras acciones» mientras que, en el nivel 3, »se intensifica la diagnosis, especialmente en distancias inferiores a 1,5 kilómetros de núcleos urbanos y en zonas rurales transitadas. Igualmente, se realiza una vigilancia activa en equinos, aves silvestres o en explotaciones de équidos, cuando corresponda»
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Por último, en el nivel 4, se sigue una vigilancia activa humana, además de la participación de un comité técnico para estudiar la situación, entre otras acciones.
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