La Junta ya trabaja en la presa del río Grande para suministro y control de las inundaciones

El proyecto de presa para regular el Grande es controvertido. Concita el interés de instituciones como el Ayuntamiento de Málaga, que la ve clave no sólo por el hecho de ser un seguro para el suministro de la ciudad y los riegos agrícolas, sino también, y en esto coinciden muchos ingenieros, porque serviría para controlar mejor las avenidas del río Guadalhorce, del que el Grande es afluente por la derecha.

Otras voces, fundamentalmente de partidos de izquierda y grupos ecologistas pero también algunos técnicos, advierten de afecciones al paraje de la Sierra de las Nieves y al paraje de la desembocadura del Guadalhorce. El impacto en materia de costas también sería probablemente alto, dado que, ante una zona de Guadalmar en regresión, frenar más aportes de sedimentos también es una decisión controvertida.

Pero de todo esto deben ocuparse los estudios de alternativas y la correspondiente fase ambiental de un proyecto que lleva dos décadas entrando y saliendo del debate público.

Lo que es incuestionable es que el Grande aportaría unos caudales valiosísimos para el abastecimiento de la Gran Málaga. Durante las dos danas ha sumado prácticamente quince días con caudales muy superiores a que necesita Málaga capital: 1,5 metros cúbicos por segundo (1.500 litros) con puntas de hasta 542 m3 por segundo. Ya, en su día, SUR realizó un análisis del agua que hubiera aprovechado la ciudad durante la sequía de haber algo para aprovechar el Grande más allá del pequeño azud de Aljaima: y eran más de 50 hectómetros cúbicos, más que el consumo de la capital durante un año.

Pero el impacto de alterar un cauce es siempre elevado y es lo que la Junta quiere estudiar otra vez. En este sentido, ha incluido en sus planes analizar la posibilidad de un embalse para el río Grande (presa de Cerro Blanco) en el horizonte 2032. La idea tiene el visto bueno del Consejo Nacional del Agua.

El embalse es una propuesta de los 90, incluida en el Plan Hidrológico Nacional. Tenía una capacidad de entre 45 y 50 hectómetros cúbicos y se situaría en los términos de Guaro, Monda y Coín. Pero tuvo mucha contestación política y de colectivos agrícolas y ecologistas por sus afecciones a la Sierra de las Nieves.

La presa se desinfló y evolucionó en forma de un azud mucho más grande que el de Aljaima, esta vez pensado entre Guaro y Coín, con idea de aprovechar 20 hm3 anuales (más de un tercio del consumo de la ciudad). Costaría 57 millones y llevaría una gran conducción de 38 kilómetros hasta Aljaima primero y el Atabal después. El caudal máximo previsto era de 4.000 litros por segundo. El informe de viabilidad fue emitido por la sociedad estatal Acuamed en marzo de 2006. Pero ahí quedó todo.