Juan Cassá también pesca en las aguas revueltas de la Diputación de Málaga
crónica política ·
El diputado no adscrito refuerza su papel como llave de la estabilidad tras la destitución de Juan Carlos Maldonado en sus responsabilidades de gobiernoFrancisco Salado destituyó el pasado viernes a Juan Carlos Maldonado de todas sus responsabilidades como vicepresidente primero de la Diputación de Málaga. Con esta decisión, ... el máximo dirigente de la institución provincial rompió con su hasta ahora aliado, quien al día siguiente de anunciar que dejaba Ciudadanos hizo unas declaraciones a este periódico donde dijo que era un presidente que «no está a la altura de los malagueños». Fue la gota que colmó la paciencia de Salado, quien ya en junio del pasado año había empezado a perder la confianza en Maldonado cuando éste amenazó con romper el pacto de gobierno entre el PP y los liberales tras amparar los populares a Juan Cassá en el momento en que dejó la formación naranja, y al conocerse que había participado en movimientos con el PSOE para presentar una moción de censura.
Cuando resta aún año y medio de mandato provincial -las elecciones municipales que renovarán la corporación se celebrarán en mayo de 2023-, la Diputación de Málaga inicia una nueva etapa donde sale reforzado el papel de Cassá como llave de la gobernabilidad. Al principio del mandato, el PP, con quince diputados (a uno de la mayoría absoluta), llegó a un acuerdo de gobierno con Ciudadanos, que contaba con dos diputados: Juan Cassá, que fue nombrado portavoz del cogobierno, y Juan Carlos Maldonado, vicepresidente primero. Un pacto que sumaba 17 escaños frente a los catorce de la oposición (doce del PSOE y dos de Unidas Podemos).
La situación entre los socios vivió su primera gran marejada a partir de mayo del pasado año cuando Cassá dejó Ciudadanos y pasó a ser no adscrito tanto en la Diputación como en el Ayuntamiento de la capital, donde es concejal y su voto es clave para mantener la estabilidad del gobierno encabezado por el alcalde, Francisco de la Torre. En aquel momento y como movimiento para evitar una posible moción de censura en la Casona del Parque, el PP protegió a Juan Cassá al mantenerlo como portavoz en la institución provincial y dándole el área de Relaciones Institucionales. Una maniobra política que provocó el enfado de los líderes naranjas en ambas instituciones: Noelia Losada, en el Consistorio, y Juan Carlos Maldonado, en el ente supramunicipal. Incluso hubo amago de ruptura de los pactos de gobierno, pero la sangre no llegó al río y las aguas se apaciguaron.
Hasta este final de noviembre y principios de diciembre, cuando las aguas se han vuelto a agitar. Maldonado anunció que dejaba Ciudadanos, haciendo lo mismo que un año antes censuró a Cassá (abandonar el partido pero no entregar el acta), y arremetió contra Salado, quien tras un tiempo de reflexión, rompió lazos con su socio. A la espera de ver el sentido del voto que adopte Maldonado a partir de ahora, la mayoría absoluta del presidente de la Diputación depende más que nunca de Juan Cassá, quien tiene la llave de gobernabilidad en las dos principales instituciones locales de la provincia.
En esta llamativa situación, hay otra clave política a tener en cuenta. Cassá es miembro de la recién creada ejecutiva provincial de Por Mi Pueblo, un partido independiente y de carácter municipalista en plena expansión por Málaga con la vista puesta en las municipales de 2023. Una formación que ha abierto sus puertas a Juan Carlos Maldonado para que se integre bajo sus siglas. Aunque desde las filas populares se confía en que Cassá mantendrá su lealtad al PP, surge una incógnita que sólo el tiempo y los acontecimientos de los próximos meses despejará: ¿Harán causa común Cassá y Maldonado en la Diputación, haciendo valer su posición de fuerza y la posibilidad de que ambos puedan volver a coincidir en el mismo partido?
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