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José María Ortega trabaja en el norte de Inglaterra, a medio camino entre Manchester y Liverpool, aunque acude con frecuencia a Málaga a ver a su familia y a los amigos. No en vano, asegura que sus dos «grandes aliados» en la vida son «el ... Aeropuerto y Ryanair». El joven malagueño (28 años) es uno de los ingenieros principales de la marca de coches de súperlujo Bentley; además de ser el impulsor de la iniciativa 'Green Moon Project' para hacer posible el cultivo de plantas comestibles en la Luna y en Marte.
- ¿Cómo termina un joven malagueño en la prestigiosa Bentley?
- Actualmente soy ingeniero de la arquitectura del vehículo. El coche tiene unos 100 a 120 ordenadores, unidades de control electrónico, y hay un equipo que se encarga de entender toda la estructura para ver las distintas funcionalidades y sistemas. En la puerta, por ejemplo, hay un ordenador que controla la ventana, la cortinilla, el cierre, las luces, el calefactor del reposabrazos... Mi equipo es el que habla con los ingenieros de cada parte para integrarlo todo. Hay mucha tecnología como la que hace Premo en el Parque Tecnológico de Málaga.
- Pero estudió ingeniería aeronáutica.
- Sí, empecé en Cádiz y luego me fui a Madrid, donde no fue la cosa bien. En Madrid o eres muy bueno o tienes mucho dinero, porque hay quien tiene más ayuda y quien tiene menos. Vi una beca de la UE en Gales, y un amigo de Málaga que es ingeniero en Rolls-Royce y trabaja con motores de aviones me animó a cogerla. Acabé la carrera, opté a 40 puestos de trabajo y fue cuando Bentley me fichó. Ya llevo tres años y medio en Crewe, entre Liverpool y Manchester. Está muy bien conectado, es un centro ferroviario y todos los trenes pasan por allí, en menos de dos horas estás en Londres.
- ¿Echa de menos Málaga?
- Sí, claro, Málaga se echa de menos. El sol, el tiempo, el estilo de vida. Pero allí se está muy bien porque las condiciones laborales son magníficas: tengo una jornada, un salario y unas vacaciones muy buenas. También lo es el trato al trabajador. No he trabajado en Málaga nunca, pero por lo que sé aquí hay otros sueldos y otras condiciones.
- ¿Posibilidades de volver a Málaga a medio o largo plazo?
- Siempre está la posibilidad, la familia está aquí y me gustaría. Ahora mismo estoy contento en Bentley, pero sí. A medio plazo me parece pronto, más bien a largo plazo.
- ¿En alguna empresa del Parque Tecnológico?
- Bueno, vamos a ver. Con 'Green Moon Project' están saliendo cosas que pueden dar pie a montar algo interesante sobre ingeniería 'NewSpace' y satélites en Málaga. Ahora ha desembarcado Darwin Innovation Group, una empresa de Oxford (especializada en vehículos autónomos conectados). El PTA está muy potente y eso hay que aprovecharlo, después de todo el trabajo que llevan años haciendo muchos, como Antonio Gomez-Guillamon en Aertec; Ezequiel Navarro en Premo; Miguel Ángel Vázquez y Vicente Díaz en DHV... Y muchas empresas más.
- Pasamos de la tierra al espacio, que es lo que realmente le apasiona.
- Sí, sí, a mí lo que me apasiona es el espacio.
- Le recuerdo cuando presentó por primera vez el proyecto 'Green Moon'.
- Sí, hará ya seis años, el tiempo vuela. El espacio es lo que siempre me ha gustado, pero es muy competitivo. Hay empresas en Madrid pero ahora empieza a haber también en Málaga. Aunque con la automoción estoy encantado: es más tangible y hablo con mucha gente que me cuenta cómo funciona todo, y ahora tengo una visión de la arquitectura del vehículo y de los sistemas de ingeniería que es el futuro, igual que el presente es la electrificación. Desde que llegó Tesla todas las marcas de coche van por ahí. Y todo ese conocimiento se puede aplicar también al espacio y a la aeronáutica.
- ¿Cómo va el 'Green Moon'? Ha estado con su proyecto en China, en India...
- Ya está más definido todo el tema de la agricultura en el laboratorio de Innoplant en Granada, ha habido progresos interesantes con el suelo de Lanzarote, un regolito de sustrato rocoso, fabricado con el suelo del parque nacional de Timanfaya. Es uno de los mayores valores añadidos porque eso no lo tiene nadie, y Lanzarote es el mayor análogo planetario. Ya estamos trabajando en la interacción de las raíces con el suelo y cómo obtener recursos y oxígeno. El equipo está creciendo mucho, ha hecho falta ampliarlo, ya somos nueve, y mantenemos las colaboraciones público-privadas. Seguimos muy centrados en hacer ciencia, pero abiertos a foros de inversión. Nos hemos dado cuenta de que hay mucho interés, y mucho dinero, en el turismo espacial y los vuelos suborbitales. Al margen del debate a favor y en contra, eso puede patrocinar e implicar otras cosas. Lo veo con el mundo de la automoción de lujo: gracias a que hay gente que paga coches de esta calidad hay ingenieros que investigan y eso al final se convierte en patentes que trascienden al resto de la industria en forma de materiales, aerodinámica, etc. Lo mismo pasa con el turismo espacial, que los cohetes y las naves se desarrollan y los precios se abaratan. En unos años habrá muchos más lanzadores, el acceso al espacio se está democratizando muchísimo y mandar algo será más factible y económico.
- Porque a usted lo que realmente le interesa es cultivar en la Luna.
- El proyecto al principio era entender realmente qué iba a pasar cuando le cambiásemos el tablero de juego a la planta, que siempre ha estado bajo los efectos de la gravedad terrestre y ahora pasa a la Luna, que es una sexta parte. El proyecto ahora es mucho más maduro y profesional, con distintos pilares, y nos damos cuenta de que mandar algo a las bases lunares vale muchísimo: un kilo de peso cuesta un millón de euros. Por eso, seguimos con el proyecto de agricultura en la Tierra, y hay mucho interés y empresas, en Francia y en los Emiratos Árabes, que ya son referentes. Por eso, ahora 'Green Moon' está en la dirección clara de posicionarse como líder en España en agricultura lunar y espacial. Para mucha gente esto todavía queda muy lejano, pero llevamos seis años y estamos creando patentes y artículos científicos, y también una conciencia sobre el 'NewSpace', ese nuevo espacio de los lanzadores, los cohetes, los satélites, el 5G y el internet de las cosas. Hay muchísimo interés y nosotros por nuestra trayectoria podemos convertirnos en competencia internacional en materia de agricultura espacial.
- ¿Veremos tecnología malagueña para cultivar plantas en la Luna?
- Sí, ya que nos toca la coordinación general del proyecto (ríe), veremos tecnología malagueña para cultivar en la Luna. Al final, Andalucía es líder mundial en materia de agricultura, y la agricultura es una tecnología para el desarrollo. Lo veo claro, hay empresas andaluzas en el proyecto 'Green Moon' que consiguen mejorar los rendimientos de los cultivos aplicando técnicas, y lo que queremos es llevarnos ese conocimiento a la Luna e incluso a Marte. Lo más importante ahora mismo es entender, con pequeñas cápsulas, como va a ser ese cultivo bajo los efectos de la gravedad lunar. Pero a largo plazo ya estamos pensando en invernaderos usando ese conocimiento. Igual que los rover americanos que están en distintos puntos de Marte, podremos mandar cápsulas para ver cómo sería el cultivo en zonas diferentes. Algo que parecía tan lejano como el turismo espacial ya está aquí y empieza a ser hasta normal.
- ¿Se ve a sí mismo cultivando en la Luna o en Marte?
- No, de momento, no (ríe).
- ¿No quiere ser astronauta?
- Hombre, estaría bien pero como turista espacial, subir un rato, estar dos o tres días y bajar, pero no quedarme y sobrevivir.
- En su horizonte de vida, ¿cree que verá gente viviendo en la Luna y Marte?
- Los vamos a ver, sí, y será posible gracias a personas como Elon Musk, que transformó la industria de la automoción y está transformando la capacidad de las naves, con los nuevos cohetes que está fabricando, que tendrán una capacidad de carga de transporte muchísimo mayor de la que hay hoy y eso va a abaratar los costes. Yo ahora hasta sería precavido porque a lo mejor se adelantan las fechas...
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