

Secciones
Servicios
Destacamos
Los torneos llenan arenas enteras, hay jugadores que se embolsan millones. Hace tiempo que los esports están subidos a una ola en Europa. La mayoría ... de los profesionales, sin embargo, son hombres. Se pudo ver en el último IEM (Intel Extreme Masters) en la ciudad polaca de Katowice, la competición más importante para juegos como el Counter Strike o en el mundial de FIFA, en Londres. Hay torneos en los que participan exclusivamente equipos de mujeres. Entonces, las primas por ganar suelen ser menores y los patrocinadores ya no se muestran tan generosos. Las mujeres que se dedican a los esports gozan de menos atención y menos reconocimiento.
Jessica Gorzycka, 24 años, es una de ellas. Mejor conocida por su alias de 'Jesskiu' es uno de los fichajes de postín de Giants, el equipo malagueño de esports que compite de manera profesional en ligas como la de LOL (League of Legends), uno de los juegos que cuenta con más adeptos en todo el planeta. Para mujeres como Jessica se pueden generar situaciones incómodas cuando otros jugadores descubren el género de la persona que está al otro lado de la pantalla. «Cuando ven que eres mujer ponen cualquier excusa para explicar cómo has llegado hasta donde estás. En los esports hay un término, 'boosted', que sería algo así como enchufado. Sobre todo al principio, cuando no me conocía apenas gente, muchos dan por hecho que yo estaba en los equipos por ser amiga de alguien o por… ya sabes», comenta. Mujeres que se dedican de manera profesional a los esports son una minoría en España. Apenas suponen el 5%, según confirman a SUR fuentes del sector. El porcentaje sube algo, hasta el 20%, en el mundo del streaming. Jesskiu toca ambos palos y es un raridad en mundillo. El dominio de los hombres en los esports es abrumador. En juegos como el FIFA, Counter Strike o LOL apenas hay jugadoras famosas. La brasileña Stephanie Luana es una de las pocas excepciones.
Jesskiu apunta a la «falta de referencias». Pasa también en otros aspectos de la vida, como en el laboral. Al no haber con quien poder identificarse, muchas niñas no aprovechan el potencial que tendrían. Cuando no hay jugadoras reconocibles, automáticamente faltan los ídolos. Ella tampoco los tuvo. Empezó a interesarse por los vídeojuegos gracias a su padre. Al menos, de manera indirecta. «Él tenía un Mac y empecé a trastear. Tenía 14 años. Pero la mayoría de los juegos solo van con Windows», recuerda que se metió de lleno cuando le regalaron su primer PC. Natural de Alicante, en ese momento jamás hubiera soñado hace diez años que estaba empezando a asfaltar lo que hoy es su devenir profesional.
Después de ser fichada por Giants, lo que más está potenciando ahora es su faceta como streamer. Jesskiu ahora reside en Málaga. Tiene una comunidad que se contabiliza por miles de seguidores en redes sociales como Instagram o Twitch, donde se conecta de manera habitual y expone parte de su vida. También cuenta con una línea de ropa propia. Trata de mostrarse siempre con transparencia cuando se conecta, que suele ser durante varias horas al día: «Si estoy bien lo digo y si estoy mal, también».
Cuando se le pregunta por si hay sexismo en el mundo del streaming, se queda pensando un tiempo y luego contesta basándose en su propia experiencia: «Hay dos clases de odio. Uno por ser mujer y luego el se que recibe por parte de los usuarios que te cosifican». Ella, puntualiza luego, «tienen una comunidad bastante sana». No todas la tienen ni tampoco la capacidad para encajar comentarios que la menosprecian por una mera razón de sexo. El anonimato que brindan las redes sociales hace el resto. «A mí me gusta confrontar esos comentarios, no dejarlos pasar. preguntar. Expongo a la gente y luego los bloqueo», precisa que, con el tiempo, ha aprendido a levantar un muro para que estos comentarios no le afecten.
Es curioso. Al contrario que en otros deportes, el físico no influye. Chicos y chicas partirían en igualdad. Los equipos de esports, en un principio, son mixtos. No discriminan por sexo. Jesskiu ha jugado en varios. Pero la realidad es que apenas hay jugadoras entre las plantillas. Jesskiu también recuerda como siempre ha tenido que demostrar que está donde está por su calidad como jugadora. Y dedicarse a los esports no tiene que ver nada con echar los ratos libres pegado al ordenador o a la consola. «Si eres profesional, tus cinco o seis horas de entrenamiento al día no te las quita nadie. Si dejas de jugar, enseguida notas como te pasan por encima», describe un mundo altamente competitivo.
Pese a todo, Jesskiu se muestra optimista y destaca que se percibe una tendencia hacia una mayor concienciación, también en el mundo de los esports. Y no solo en el apartado de igualdad. «Antes, cuando me preguntaban a qué me dedicaba, me daba pereza explicar a qué me dedicaba. Ahora, los que dudaban tienen a sus hijos que hacen lo mismo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.