Al menos tres operadores privados se interesan en construir una desaladora en la Axarquía

Sin embargo, nunca se movió ficha, hasta ahora que la sequía en la comarca oriental de la provincia es extrema. Con el pantano de La Viñuela, que abastece a 180.000 personas y parcialmente a 6.300 hectáreas de cultivos de subtropicales e invernaderos (los riegos fueron suspendidos a comienzos de mes, así que la tierras se nutren sólo de aguas subterráneas y regeneradas), por debajo del 10% de su capacidad, la construcción de una desaladora ha vuelto a cobrar fuerza desde el sector privado. Y son al menos tres los operadores interesados en impulsarla. Mientras tanto, en el ámbito público se muestran abiertos a retomar de una vez esta obra aprovechando los fondos europeos Next Generation.

El primer paso lo dio la multinacional Acciona, al solicitar formalmente el pasado julio la concesión de aguas desalinizadas para riego y abastecimiento a poblaciones mediante una planta que se ubicaría en la desembocadura del río Vélez y que tendría una capacidad para producir 25 hectómetros cúbicos (Hm3) al año. A priori, sería un volumen más que suficiente para atender la demanda del sector subtropical, que en el pasado año hidrológico apenas contó con 10 procedentes del embalse.

La Junta de Andalucía dio curso a esta petición activando el pasado 26 de julio la apertura del trámite de competencia, por el que se abrió un plazo de tres meses para que la compañía presentara toda la documentación técnica del proyecto, pero también para recoger otras iniciativas similares o que sean incompatibles con ésta. Y ahí es donde han entrado en juego al menos otras dos sociedades privadas, que ya han trasladado a la Administración autonómica su interés en acometer la construcción de una desaladora a cambio de quedarse con la explotación de las instalaciones.

Este periódico ha podido confirmar la existencia de al menos tres propuestas, aunque habrá que esperar hasta que el próximo 27 de octubre se cierre el plazo de admisión de las solicitudes para saber cuántas son finalmente. A partir de ahí, será una comisión técnica la encargada de estudiar cada propuesta y proponer la concesión a la que se considere mejor desde el punto de vista técnico, ambiental y económico.

En este sentido, cabe precisar que el principal hándicap que amenaza la viabilidad de una desaladora sería el coste del agua, ya que al gasto energético de la desalinización habría que sumarle el bombeo para impulsar el agua hasta cotas bastante elevadas tanto para los cultivos como para el consumo urbano, debido a la compleja orografía de la Axarquía.

En cualquier caso, esta nueva infraestructura no estaría lista antes de cinco años, así que desde la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Oriental Axarquía ya están planteando la posibilidad de buscar nuevos pozos e incluso de instalar desaladoras portátiles, como las que se utilizaron en la isla de La Palma para regar los cultivos que quedaron aislados por la lava del volcán.

La Junta ha reconocido que están estudiando varias alternativas para conseguir nuevos recursos para la agricultura y el abastecimiento como las aguas subterráneas. El delegado de Agricultura, Fernando Fernández, ha apuntado que están analizando las peticiones de las comunidades de regantes y de la Mancomunidad Oriental.

Por su parte, el Gobierno central aseguró el pasado febrero que estaba abierto a estudiar la opción de una desaladora en la Axarquía, pero pidió a la Junta «estudios rigurosos». El delegado en Andalucía, Pedro Fernández, lamentó en una visita a Vélez-Málaga que en los siete años de Mariano Rajoy no se avanzara en los proyectos.