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Hace ya más de un año que se puso en marcha el Ingreso Mínimo Vital (IMV), la medida estrella del 'escudo social' construido por el ... Ejecutivo central para combatir los devastadores efectos de la pandemia sobre las economías familiares. Según los últimos datos difundidos por la Subdelegación del Gobierno, en la provincia de Málaga hay 13.695 hogares que están cobrando esta ayuda, pensada, como su nombre indica, para garantizar un nivel mínimo de renta a todo tipo de personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad económica. Esas «unidades de convivencia» (que no tienen por qué ser familias, pero en la práctica lo son en su gran mayoría) engloban a 36.115 personas, lo que quiere decir que la media de beneficiarios por cada prestación concedida es de 2,6. El 40% de ellos (14.642) son menores.
Y es que la mayoría de hogares malagueños que cobran el Ingreso Mínimo Vital –el 63%– cuentan con menores a cargo: concretamente 4.070 son hogares monoparentales y 4.527 son no monoparentales. Hay muchas más mujeres que hombres –9.945 frente a 3.750– que son titulares de esta ayuda, lo cual tiene una explicación muy sencilla: son ellas las que, por abrumadora mayoría, encabezan esas familias monoparentales.
En cuanto a la edad, casi dos de cada tres titulares de esta ayuda en la provincia (8.843) se sitúan en la franja que va de los 36 a los 55 años. Sólo 115 tienen menos de 24 y 2.602 tienen entre 24 y 35. La distribución de esta renta mínima en los escalones más altos de la pirámide demográfica es similar: hay 2.071 beneficiarios entre los 55 y los 64 años y solamente 64 mayores de 65 años. El escaso impacto de esta prestación entre los jubilados se explica por que las situaciones de vulnerabilidad de este colectivo están ya cubiertas por las pensiones no contributivas.
La cuantía media que otorga el Estado a cada familia beneficiaria del IMV en Málaga es de 446 euros al mes. Teniendo en cuenta que cada hogar tiene una media de 2,6 miembros, la cuantía recibida por persona no pasa de 150 euros.
Sobre el papel, el umbral de renta garantizada por el IMV oscila entre los 470 euros al mes (el equivalente a una pensión no contributiva) para un hogar unipersonal y los 1.033 euros al mes para unidades de convivencia formadas por cinco o más personas. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los hogares malagueños perceptores de esta ayuda tienen dos o más miembros, ¿por qué la cuantía media que reciben en la práctica es tan baja? La explicación que brindan desde la Subdelegación del Gobierno es que el Ingreso Mínimo Vital lo que hace es complementar los ingresos que tenga la persona o personas en cuestión de forma que alcancen esas cantidades citadas. Es decir, que si un beneficiario tiene un ingreso mensual de 150 euros, sea del tipo que sea, el Estado lo que le abonará será la diferencia entre esos 150 euros y la renta garantizada marcada en su caso (si es una sola persona, 470, con lo cual cobraría 320).
A las entidades sociales les sigue pareciendo insuficiente el impacto de una medida que generó tantas expectativas. Antes de ponerse en marcha, el PSOE anunció que en la provincia se beneficiarían 28.000 familias del IMV la cifra actual es menor a la mitad. Más allá de esas expectativas, el presidente adjunto de Bancosol, Rafael Salcedo, recuerda que esta ayuda debe entenderse como lo que es, «una medida paliativa, de emergencia, que no soluciona el problema de raíz». Para eso, reclama, «hay que poner en marcha planes de empleo que devuelvan la dignidad y la esperanza a la población más vulnerable».
En los nueve meses que van desde que se puso en marcha el Ingreso Mínimo Vital y el pasado mes de mayo, la Seguridad Social recibió en Málaga 68.442 solicitudes válidas para esta prestación, de las que apenas dos de cada diez han ido aprobadas. El problema ya no es, como en los primeros meses, el atasco burocrático que generó la avalancha de solicitudes. A fecha de mayo, el 84% de las solicitudes se habían resuelto. Pero esas resoluciones son negativas en la gran mayoría de los casos: ocho de cada diez. Un porcentaje de denegaciones muy alto que da que pensar.
¿Está bien diseñado el IMV? Para el concejal delegado del Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Málaga, Francisco Pomares, los datos evidencian que no. «El problema es que el diseño de la prestación ha recaído en el Instituto Nacional de la Seguridad Social, que sabe mucho de lo suyo, pero no de personas en riesgo de exclusión social», opina. Como él, entidades que luchan contra la pobreza han alertado desde el principio de que los requisitos burocráticos de la ayuda, junto a la exigencia de que la solicitud se presente por vía telemática, suponen una barrera de acceso a las personas que más necesitan la renta mínima. Aunque se han efectuado cambios con el fin de facilitar la tramitación, han sido insuficientes a su juicio. «El proceso no está pensado para las personas a las que se dirige; está pensado para dar garantías a la Administración. Qué difícil se lo ponemos a los pobres y qué fácil a otros colectivos, que con una declaración jurada les basta», reflexiona Pomares. «Desde los servicios sociales municipales estimábamos que el IMV podría llegar a 15.000 familias en Málaga capital, por niveles de renta, pero creo que son 6.000 ó 7.000 a lo sumo las que lo están recibiendo. Da rabia que se atasque un logro social tan importante. No critico el concepto de la renta mínima universal, sino cómo se ha ejecutado». argumenta.
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