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Varios grupos de jóvenes sin mascarillas y sin mantener las distancias en una playa de Málaga. Ñito Salas
Los incumplimientos van a más durante las salidas para hacer deporte

Los incumplimientos van a más durante las salidas para hacer deporte

Familias y amigos que pasean juntos con sus hijos, adolescentes en pandilla y ciclistas que no guardan las distancias son los casos más comunes

Miércoles, 13 de mayo 2020, 00:41

Son las ocho de la tarde en el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso y a pesar de que toda la avenida está cerrada al tráfico, la principal aglomeración de paseantes se sigue produciendo sobre todo en la zona peatonal, mientras que las calzadas quedan para las bicis, los patines y quienes van corriendo. En medio de la multitud, en la que la mayoría trata de cumplir las normas (esto es, caminar como mucho con la pareja o con los hijos y mantener las distancias respecto al resto de ciudadanos) es fácil descubrir que no todos lo hacen. Es el caso de los grupos de familias que pasean juntos con sus hijos, habitualmente compañeros del colegio; las pandillas de adolescentes que se reúnen en zonas apartadas incluso para hacer botellón y los corredores y ciclistas que quedan para hacer la ruta sin mantener las distancias de seguridad.

No son los únicos incumplimientos. Hay bares en los que grupos de amigos quedan para tomar unas copas, gente que aprovecha el teórico paseo por la playa para darse un baño y tumbarse al sol, comercios donde entran más clientes de los que marca el decreto del estado de alarma, personas saltándose el confinamiento con la excusa de sacar a pasear una oveja o una cabra, adolescentes que se juntan sin la más mínima protección, vecinos que forman corrillos en los recintos de las urbanizaciones como si nada hubiera cambiado en los dos últimos meses,… Y, por supuesto, el aluvión de 'runners', ciclistas y usuarios de patinetes que cada tarde toman los paseos marítimos aprovechando las horas en las que está permitido salir para hacer ejercicio. Hecha la ley, hecha la trampa y si a ello se une cierta relajación de la ciudadanía a la hora de cumplir las restricciones impuestas desde mediados de marzo por aquello del hartazgo y de encontrarse ya a las puertas de la fase 1 de la desescalada, el resultado es la sensación de descontrol y exceso de confianza que cada día va a más en las calles de Málaga.

Policías locales aseguran que lo de los paseos marítimos es un «descontrol absoluto»

De esta relajación por parte de una parte de la ciudadanía también dan cuenta los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad. «En los barrios también se está poniendo complicado el cumplimiento de las normas, pero es más controlable porque normalmente es gente de la zona. Pero lo de los paseos marítimos es un descontrol absoluto», advierte Manuel Troyano, que además de dar fe de esta situación como policía local también lo hace como responsable del Sindicato Independiente de Policía de Andalucía (Sip-an). Por ello, reclama al Ayuntamiento el establecimiento de medidas organizativas para separar los espacios de tránsito, en distintas direcciones, y ordenar la circulación de las personas para evitar aglomeraciones.

El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Málaga, Daniel Pérez, ya ha dado públicamente la voz de alarma en este sentido: «En el paseo marítimo lo primero que tenemos que hacer es un llamamiento a la responsabilidad de todos los vecinos; no podemos ir todos a la misma hora y al mismo sitio», afirma. Además, asegura que ya ha recibido llamadas de policías locales en las que reconocían que se encuentran desbordados.

Del mismo modo, Eduardo Zorrilla, portavoz de Adelante Málaga, considera que el espacio abierto hasta ahora es insuficiente, «vistas las aglomeraciones que hay» y aboga por llevar la peatonalización de calles a los barrios más densamente poblados. «El fin de semana y a las horas que está permitido el paseo se producen riadas humanas desde Carretera de Cádiz hacia el paseo marítimo porque no hay espacio donde estar».

En línea con lo que hacen ya otras ciudades, y con las demandas expresadas por los grupos de la oposición, el concejal de Movilidad, José del Río, anunció que su departamento está estudiando señalizar los flujos de usuarios de los espacios peatonalizados para los que van a pie y en bici. Y es que, según confirma el edil, se ha observado que la mayoría sigue utilizando masivamente la parte baja (el paseo peatonal de siempre) y eso da lugar a concentraciones indeseadas y a problemas para mantener el distanciamiento social.

La relajación, ¿imprudencia o una necesidad psicológica?

¿A qué se responde la relajación de parte de la ciudadanía? ¿Inconsciencia, imprudencia o una vía de escape? «Es cierto que la gente se está relajando e incurriendo en esa falta de prudencia. Normalmente son personas que no se han acomodado a esta nueva realidad y pretenden pasar de estar cohibidos a lo que había antes, pese a que esa normalidad de antes ya no está», expone la psicóloga Araceli Ortega, quien precisa que no todo el mundo tolera igual esta ruptura de la vida cotidiana. «No es lo mismo una persona que tenga una estabilidad interna y el apoyo externo del trabajo, la salud o la familia que alguien con un trastorno o con una familia desestructurada».

En cualquier caso, esta experta aboga por que esa desescalada progresiva también se haga a nivel psicológico, y para ello apunta a la necesidad de que en los mensajes a la ciudadanía se aluda al dramatismo de la emergencia sanitaria. «Si no eres consciente de esa realidad no te haces responsable de ti ni de los demás». En cuanto a los adolescentes, Ortega apela a la educación en casa. «Que sean más o menos imprudentes depende también de lo que aprendan en casa. No es la edad. Si en la familia se establecen unas pautas y se les hace partícipes de que todos somos responsables los jóvenes también lo harán», explica.

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