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El futuro político de lo que pueda suceder en el Ayuntamiento de Málaga depende de los movimientos que realicen en las próximas semanas tanto Juan Cassá, tras abandonar Ciudadanos y dejar en minoría al alcalde de la capital, Francisco de la Torre, como Daniel Pérez, ... portavoz del PSOE. Sin embargo, ambos se han autoimpuesto la ley del silencio y guardan como oro en paño sus estrategias, mientras la sombra de la moción de censura se cierne sobre la Casona del Parque.
Cassá se limitó ayer a decir a este periódico que se tomará unos días antes de hablar públicamente, mientras que Pérez se remitió al comunicado hecho público el lunes por el grupo municipal socialista, donde subrayaron que su prioridad es aportar soluciones y atender las demandas ciudadanas sobre la crisis sanitaria y económica provocada por el coronavirus y no entraron en las decisiones de otros grupos. Una 'omertá' que contribuye a alentar en los cenáculos políticos las más variadas tesis y conjeturas sobre el futuro en el Ayuntamiento de la capital.
En este contexto, la patata caliente está encima de la mesa de Daniel Pérez. Como jefe de la oposición sobre él recae la responsabilidad de promover o no una moción de censura que, más allá de las discrepancias jurídicas, en el plano político debe contar con el apoyo de los 12 ediles del PSOE, los tres de Adelante Málaga y el propio Cassá.
El líder socialista tiene ante sí un papel que no es nada fácil y donde deberá meditar los pros y los contra que supondría presentar una moción de censura contra De la Torre. Ya amagó con hacerlo al final del anterior mandato, pero en aquella ocasión tuvo más un tinte electoralista –faltaban tres meses para las municipales– que efectivo, pero en esta ocasión los movimientos políticos han dejado un escenario donde hay una opción real para intentar ser alcalde de la ciudad cuando aún faltan tres años para la próxima cita con las urnas.
En esa reflexión, Pérez tiene ante sí que calibrar las variadas aristas que concurren en este caso. Entre ellas, cuestiones como si Cassá, alejado ideológicamente de los postulados del PSOE y mucho más de los de Adelante, es el aliado que necesita para garantizar la estabilidad municipal; el coste político y electoral que puede suponer para su partido una moción contra un alcalde que se recupera de una lesión cerebral y que ha demostrado contar con un amplio apoyo ciudadano; la tentación, legítima, de conseguir ese sueño que lleva anhelando desde hace varios años de ser regidor de Málaga; o cómo justificar ante la ciudadanía la presentación de una moción de censura, en el momento que sea, con una crisis económica en ciernes.
Gonzalo Sichar abandonó Ciudadanos en marzo de 2019 desencantado con el viraje ideológico con Albert Rivera y después de su distanciamiento con Juan Cassá. El que fuera edil en la capital y portavoz naranja en la Diputación volvió a su actividad privada y ayer aprovechó para vengarse de Cassá y de quienes le apoyaban en el partido. «Me fui de Ciudadanos porque me parecía que ya no era un partido regenerador y entregué mis actas. Hoy, un pordiosero de la política lo abandona sin entregar sus actas. Os pregunto a los que tanto le peloteabais: ¿Quién es el malo de la película?», escribió en Twitter.
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