En un sólo día en esa ciudad se viven las cuatro estaciones. Uno sale por la mañana con una cazadora y se queda horas después en camiseta de manga corta. No es una leyenda, es la realidad climática de Quito, la capital de Ecuador, donde ... hace siete años y medio llegó Ibai Fernández, un malagueño polifacético e inquieto que quería añadir otra aventura más a su particular mochila.
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«Vine para estar en principio sólo unos seis meses, porque una persona de mi entorno familiar que vivía aquí me había hablado muy bien del país y de su calidad de vida», explica hoy este empresario, que en los últimos años ha apostado por el marketing digital en este país sudamericano.
Llegó a Quito con 28 años. Desde los 17 prácticamente no había estado más de seis meses en un sólo sitio. Desde Málaga viajó con becas y proyectos relacionados con el ámbito audiovisual a distintos puntos del planeta. Estados Unidos, Países Bajos o Túnez han sido a lo largo de su juventud algunos de esos destinos. Este agosto Ibai suma ya siete años y medio en un país al que llegó con Correa en la presidencia.
Gracias a su titulación en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Málaga y sus distintas formaciones y experiencias fuera y dentro de España, a Ibai no le resultó difícil encontrar trabajo con el que costearse esa aventura vacacional en Ecuador.
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Comenzó como profesor universitario de Narrativa Audiovisual. Pasaron los meses y formó parte de la sección anglo parlante de TeleSUR en Ecuador con «un salario que era abrumador» incluso para un cargo similar en España.
Pero, para Ibai lo importante no era lo pecuniario y tras un importante período decidió dejar el puesto por motivos éticos y personales para emprender con un negocio propio, un club nocturno en la capital ecuatoriana. «La facilidad que ofrece el país para montar una empresa desde cero es una de las claves para que a día de hoy continúe aquí», aclara Ibai.
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Teatro, poesía, música, fotografía, cortometrajes, documentales o páginas web. Con tan sólo 36 años, Ibai Fernández ya ha tocado muchos palos del arte y de la comunicación y se ha atrevido a emprender con negocios muy dispares. En Quito, con el marketing digital, ha explotado su faceta de empresario, pero desde mucho antes de llegar a la capital de Ecuador, este malagueño ha sentido inquietud por la cultura y el arte. Además de licenciado en Comunicación Audiovisual, ha estudiado Arte Dramático. Por esa razón, dice que echa mucho de menos vivir en una ciudad con un agenda cultural como la que tenía en Málaga.
Este verano se estrena con su primera novela, 'Un final para su final', que publicará en septiembre la Editorial Círculo Rojo. Antes ha publicado guías que pueden ser herramientas muy útiles para quienes desean perder el miedo a escribir. Para conocer todos los detalles de su trayectoria y de su polifacética vida tiene una web propia: www.ibaifernandez.com
«Si lo comparas con España, emprender en Ecuador tiene muchas más ventajas, ya que no necesitas tantos trámites y no tienes ciertas obligaciones fiscales hasta que ganas 100.000 dólares al año», apunta este malagueño residente en Quito. Aello añade lo sencillo y barato que puede resultar registrar una marca.
Aunque el club nocturno funcionó bien, terminó dejándolo. También fue profesor de inglés para niños pequeños e incluso director creativo para una empresa. Pero esas responsabilidades fueron pasajeras. Con aquel bar Ibai se dio cuenta de que tenía alma de emprendedor y en Ecuador podía sacarle especialmente partido.
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Gracias a ello, montó su propia productora audiovisual aprovechando sus conocimientos y experiencia en el sector. Pero Ibai también encontró el marketing digital, que fue vital no sólo para el desarrollo de sus propios negocios durante la pandemia sino también para formar a muchas empresas ecuatorianas. De hecho, participó en un programa que se denominó 'Ruta de la Digitalización', que le permitió recorrer buena parte del país a lo largo de cinco mil kilómetros de carretera.
Empezó a crear páginas web con una asociación clave en su trayectoria ecuatoriana, su socia y compañera, que es diseñadora gráfica. Ella, que es de Guayaquil, le ha acompañado estos últimos años y le ha sido de gran ayuda tanto en lo personal como en lo profesional.
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Gracias a que hace dos años se dedicó al marketing digital, no sólo no sufrió pérdidas económicas durante la pandemia sino que obtuvo excelentes ingresos económicos. La digitalización fue una obligación y no una opción para muchas empresas de Ecuador. «Durante un tiempo estuve sembrando y ahora en la pandemia he cosechado», sintetiza Ibai.
Entre otros negocios, este malagueño ha iniciado andaduras empresariales con una kombucha –bebida fermentada de té negro– bajo la marca Índika. O incluso también se ha atrevido con una línea de productos de libretas y agendas, Andariega.
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Hoy Ibai vive con su compañera, pero también con su madre, que a los pocos meses de llegar su hijo también se atrevió a vivir en Ecuador como psicóloga. Hoy trabaja en un centro educativo público.
Quien pronto se reunirá con ellos en este país es el padre de Ibai, que dejará Torremolinos para intentar junto a su hijo otro negocio en la costa ecuatoriana. En concreto, ambos han proyectado montar un restaurante de cocina española, aprovechando para ello la dilatada experiencia en el sector de la restauración del progenitor y las dotes emprendedoras del hijo.
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