Los hombres de AHIGE en una de sus sesiones de discusión Cedida
Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE)

Hombres por la igualdad: «La vida será más feliz si nos bajamos del patriarcado»

AHIGE es una asociación a nivel estatal con representación en Andalucía que toma el feminismo como herramienta de trabajo y concienciación

Viernes, 24 de noviembre 2023, 23:42

Desde el principio lo ponen claro: «No nos saquéis el 25 de noviembre, porque ése no es día de ser nosotros los protagonistas». Ni en ninguna otra fecha cuando son las mujeres las que reivindican, añaden: en las manifestaciones del 25-N, del 8-M, no se ponen en primera fila, sino en posiciones más discretas, y siempre facilitan que sean las mujeres las que puedan acudir a este tipo de actos: cubriéndolas en el trabajo o en casa. Pero este reportaje se publica hoy porque este grupo de hombres defiende que la lucha por la igualdad es trabajo y responsabilidad de toda la sociedad. Se sienten no sólo interpelados por el feminismo, sino sobre todo partícipes. De hecho, ellos también organizan un día del hombre contra la violencia de género, que es el 21 de octubre. «¿Somos hombres feministas? Sí, apoyamos el feminismo. Entendemos que el feminismo nos incluye. Porque tenemos como objetivo la igualdad y luchamos por los derechos de las mujeres, porque son derechos humanos». Quien así se expresa es Francisco Rosales Rodríguez, que es presidente de la Asociación Hombres Igualitarios AHIGE Andalucía.

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«¿Somos hombres feministas? Sí, apoyamos el feminismo. Entendemos que el feminismo nos incluye. Porque tenemos como objetivo la igualdad y luchamos por los derechos de las mujeres, que son derechos humanos»

Sus posicionamientos, dice Rosales, se alimentan del feminismo, un movimiento que remonta a los últimos 250 años, pero sobre todo, de los estudios sobre la masculinidad, que se desarrollaron especialmente en los años sesenta y setenta del pasado siglo. Y tiene un discurso muy armado teóricamente que luego se traslada a la praxis. Así, señala que hablar de género no es sólo hablar de mujeres, sino también hablar de hombres. Y defiende que «los estereotipos de género limitan y coartan a todos, también a los varones», por lo que asegura que el feminismo y sus postulados «benefician a la sociedad en su conjunto»: a los hombres, por ejemplo, expone, les amplía la mirada, les permite ser varones de muchas maneras y los hace copartícipes de los cuidados y responsables de su autocuidado y también en las relaciones afectivas.

El discurso de los privilegiados no puede ser victimista

Pero acto seguido aclara que su discurso como hombres no puede ser victimista: tiene claro que el orden social otorga privilegios a los hombres que descansan sobre las desventajas que a su vez sufren las mujeres. No deja de insistir en que las mujeres, históricamente, han sido, usando las palabras de Simone de Beauvoir, «la otredad», «las subordinadas», y que para ellas ha estado vedado el acceso a posiciones de poder. Aunque este diagnóstico no le impide señalar cómo hay hombres que sufren discriminación y son víctimas de estigmatización social por no responder a los mandatos de género o por situarse en los márgenes: hay que tener claro, asegura Rosales, que no todos los hombres tienen los privilegios del blanco, de clase media, normativo y heterosexual. En todo caso, dice: «A los hombres, que somos los que tenemos los privilegios, nos corresponde dar pasos, y los damos unas veces empujados y otras veces a sabiendas de que la vida será más feliz bajándonos del patriarcado», afirma, categórico.

¿Son «aliados»? «No nos sentimos identificados con esa palabra, porque el objetivo de la igualdad es nuestro, lo entendemos como propio», afirma. Y Rosales también expresa que les chirría el término «nuevas masculinidades»: porque, argumenta, «hombres disidentes han existido en otros momentos»; sus posiciones, por tanto, no son estrictamente «nuevas»: la lucha por la igualdad no es una novedad. De hecho, cree que esa calificación puede esconder «una reinvención del machismo», «un lavado de cara del patriarcado»: el feminismo exige algo más que «un poco de empatía» por parte de los hombres. De lo contrario, advierte, se reforzará el machismo.

Este 25 de noviembre, Rosales y sus compañeros de AHIGE participarán de manera discreta en las manifestaciones y, sobre todo, facilitarán que las mujeres puedan acudir. Aunque su trabajo es diario, va más allá de las acciones del 21 de octubre y de hoy mismo, está insertado en la vida cotidiana, en la que expresan su condena al machismo y a la violencia contra las mujeres. Confiesa que a veces es difícil afear los chistes machistas, zanjar las mofas, soportar a veces el aislamiento por no participar en según qué juegos o comentarios, porque los compañeros de trabajo, los colegas de la pandilla les pueden dejar de invitarles a desayunar con ellos o les pueden apartar: «A ver quién se atreve a ir contra los mensajes hegemónicos, a romper la fratría, a cortar la retroalimentación».

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«Siéntete libre, juégatela, el silencio nos hace cómplices»

Pero anima a los feministas tapados: «Siéntete libre, juégatela, porque el silencio nos hace cómplices; si alguien da el primer paso luego más se pueden sumar». Por eso señala que hacen falta más referentes positivos en las redes sociales para la gente joven, en la que atisba un retroceso, como muestra que una alta proporción de chicos jóvenes nieguen la existencia de la violencia de género: «No es una opinión, son hechos constatables», dice respecto a los asesinatos machistas. Esta posición de la juventud, dice, les preocupa, pero también dice que informa sobre el lugar en el que hay que actuar. Los jóvenes, añade, están canalizando malestares: hay patrones masculinos que ya no sirven, pero tampoco llegan referentes nuevos.

«La violencia de género no es una opinión, los asesinatos machistas son hechos constatables»

Por un lado, dice, hay un momento de máxima concienciación pero, por otro, añade, se ha instalado también el negacionismo, la desacreditación de los testimonios de las mujeres, con objeto de confundir a la población. Pone como ejemplo lo acontecido alrededor del beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso: hubo una definición muy compartida de lo sucedido, a mucha gente le ayudó a identificar hechos que pasan y que en el pasado estaban normalizados, pero dice que también se ha perdido la oportunidad de que por ejemplo los futbolistas masculinos hayan manifestado su apoyo a su compañera.

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AHIGE, su organización, nació en 2001 a nivel estatal y desde hace tres años opera en Andalucía de forma más local. Tienen clubes de lectura, cinefórum, campañas para el autocuidado, laboratorio de masculinidades y eventos para tomar conciencia de cómo construir relaciones equitativas y con justicia de género.

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