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Lo que más puede contar sobre cómo es una universidad probablemente se encuentre en su biblioteca. Las esquinas en las páginas de los libros, los apuntes incrustados en las meses, las reliquias de miles de estudiantes hablan más que las descripciones que hacen de sí mismas las instituciones educativas. El edifico que lleva el llamativo nombre de Rayo Verde, que se ubica en la extensión del campus universitario, en la Facultad de Estudios Sociales, ofrece otra imagen. Los pasillos son limpios y dividen a un edificio que dispone de unos grandes ventanales que permiten la entrada de luz a raudales. Sin embargo, aquí también se escribe parte de lo que la universidad también aspira ser: un vehículo que une a la investigación y a la economía para resolver los problemas y mejorar el futuro.
Es martes y son las cuatro de la tarde. Un total de 60 jóvenes, con edades comprendidas que van desde los 17 hasta los 24, seleccionados entre más de 300 aspirantes, se ponen en fila para recibir sus acreditaciones.
El edificio Rayo Verde pertenece a la Universidad de Málaga (UMA). En los próximos tres días, hasta el jueves, se han reunido estudiantes procedentes de diferentes ramas para participar en un 'hackathon' tecnológico. El término 'hackathon' es un juego de palabras entre maratón y hacker, que hace referencia a un encuentro entre varias personas que trabajan de manera conjunto en el desarrollo de un proyecto o producto.
Que el edificio del 'Rayo Verde' no se parezca en nada a una biblioteca centenaria y que sea el lugar elegido para este evento inédito tiene sentido: no se trata de investigar lo ocurrido en el pasado sino, más bien, en mirar hacia el futuro a través del emprendimiento. Y para ello, mejor en un ambiente que recuerde más a una oficina de Google que a una sala de estudios de eruditos.
'Flash Session Hackathon'. Ese es el nombre concreto con el que se ha acuñado un evento que tiene a varias cabezas pensantes detrás, pero que está encabezado por el vicerrector de Innovación Social y Emprendimiento de la UMA, Rafael Ventura, que explica que la idea de 'flash session' se inspira en el mundo de la música, concretamente en las conocidas 'jam sessions', donde músicos de todo tipo se lanzan al escenario y tratan de conjugar sus habilidades individuales para que al final todo suene de manera coral. «Lo que se hace en este hackathon es empezar con una lluvia de ideas muy divergentes y elegir luego cuáles son las viables para desarrollar.
A partir de ahí, se forman equipos que procuramos que sean multidisciplinares. Unos que vengan de la parte de negocios, otros de la parte más tecnológica, también otros de la parte más creativa», expresa Ventura a SUR.
La agenda para los próximos días se divide así en charlas con personas que exponen sus ejemplos y dan claves para emprender con éxito, como Joan Boluda, que interviene a través de zoom para ofrecer claves y hablar sobre la inexistente cultura del fracaso que hay en España: «Solo el 10 por ciento de las ideas llegan a buen puerto. Sin embargo, una de las grandes barreras que hay aún para emprender es el miedo a fracasar. Aquí fracasar se conecta enseguida con fracasado».
Caer y levantarse, traslada a los 60 jóvenes que le escuchan con atención, puede ser el primer paso hacia el éxito de mañana. Las dinámicas de grupos se van intercalando con la idea de avanzar hacia un producto mínimo viable. Las jornadas hasta el jueves están jalonadas, además, con desayunos y cenas que están pensadas para que se estrechen lazos en un ambiente más distendido. Miguel Infante, uno de los responsables de formación que colabora con la UMA, recuerda una de las reglas de oro del emprendimiento: «Las ideas para hacerlas crecer necesitan a un equipo. Y el edifico del Rayo Verde es el mejor lugar para ello en Málaga».
En la dinámica de grupos se cristaliza luego el funcionamiento real de este hackathon, que pasa por conectar a personas desconocidas que pueden acabar emprendiendo de manera conjunta. Ahí está Ignacio Colombo, 21 años, estudiante de ADE, que quiere interrumpir en el negocio de la decoración con «elementos de decoración viva». Así se crean terrarios que funden una selección de especies vegetales y animales hasta la creación de un ecosistema autosuficiente. «El resultado final es poder ofrecer un producto decorativo que trae la naturaleza a cualquier parte», resume.
Lo que quiere Ignacio ahora es crear códigos QR que se coloquen en el producto final y puedan ser escaneados, y que lleve a la página web donde se pueden comprar. Para ello busca entrar en contacto con alguien especializado en informática como puede ser, por ejemplo, Pablo García, que llega al hackathon como estudiante del modulo de grado medio de Informática en el IES Pablo Picasso. «Yo vengo con la idea de hacer contactos y de conocer un poco más del mundo del emprendimiento», señala.
Juntar la idea de Ignacio con las habilidades técnicas de Pablo resume la sinergia que busca crear este evento, que el jueves dará a conocer cuáles son los mejores proyectos que se han lanzado a lo largo de estos tres días. Becas y cursos de formación esperan a los participantes en forma de premios.
En grupos de seis personas se distribuyen los participantes en mesas que están minadas de bolígrafos, rotuladores y grandes folios para apuntar todo lo que venga a la cabeza. Para muchos es la primera toma de contacto con algo parecido al intento de ver si una idea se puede desarrollar o si es viable llevarla al mundo real, incluso que se pueda monetizar.
Ana Muñiz es técnica de Empleabilidad y Emprendimiento en la UMA y resalta la importancia de hacer ver a los jóvenes que el emprendimiento no es un concepto abstracto, que se trata algo al alcance de muchas más personas de lo que se cree. «El propósito de estos días es que los estudiantes noten que el emprendimiento les es más cerca de lo que ellos pueden creer».
De aquí al jueves, los 60 estudiantes seleccionados para participar en este hackathon seguirán trabajando en el desarrollo de ideas viables, pero también buscarán encontrar la respuesta a preguntas como las siguientes: ¿Por qué emprenden las personas? ¿Por qué triunfan y por qué fracasan las 'start ups'? ¿Cómo se desarrollo una visión para ver un negocio en prácticamente cualquier circunstancia?
Por el camino que lleva a resolver estas dudas, la universidad contribuye a generar cultura de emprendimiento.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Álvaro Soto | Madrid
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