«Hace tiempo tuve una oferta del PP, pero no me verán en otro partido»
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A punto de dejar la primera línea política dice estar «orgulloso de haber llevado muy lejos el combate contra el nacionalismo y el identitarismo»El próximo 16 de agosto, un día antes de que se constituyan las nuevas Cortes Generales que saldrán de las elecciones generales del 23 de julio, Guillermo Díaz Gómez (Málaga, 1978) dejará el escaño que ha ocupado en el Congreso de los Diputados desde hace ... siete años representando a la provincia. También está previsto que en estas semanas abandone su cargo como viceportavoz de la dirección nacional de Ciudadanos. Será el cierre a su etapa en la primera línea política. De su paso por ella, de su futuro y de su partido, donde seguirá militando, habla en esta entrevista con SUR.
–¿Le costó mucho decidir dejar la primera línea política?
–No. En el momento en que tus ideas no se van a ver representadas por un partido en las elecciones generales, lo lógico es dar un paso al lado. Siempre he creído en un proyecto liberal, reformista y moderno para España. Si este proyecto no se ve representado, militar en otro sitio o seguir en otro sitio, que era la forma de seguir en la primera línea política, no lo barajo. Uno tiene que ser leal a uno mismo y a sus principios ya que lo único que tenemos seguro es nuestra palabra.
–¿Usted era partidario de que Ciudadanos se presentara a las elecciones del 23 de julio?
–No.
–¿Por qué?
–Porque veníamos de un muy mal resultado en las municipales y autonómicas y hay un momento donde hay que saber parar. No se podía hacer sufrir más a la marca, a la militancia y a los candidatos. A veces es bueno saber retirarse a tiempo para tener alguna oportunidad futura.
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Antonio M. Romero
–Si un partido no se presenta a las elecciones, ¿para qué sirve?
–Hay muchas veces que estratégicamente el hecho de que un partido no se presente a las elecciones, aunque es una decisión dura, difícil de entender a corto, se puede entender a medio o largo plazo. Los recursos son limitados y había que guardar esos recursos para algún momento electoral donde haya demanda de un partido como el nuestro. Y ese momento pueden ser las próximas europeas.
–¿Ciudadanos ha tomado la decisión correcta?
–Sin lugar a dudas. Yo la apoyé desde el principio.
–No cree que con esa decisión de no concurrir a las elecciones generales del 23 de julio ¿puede dar la impresión de que Ciudadanos ha firmado su acta de defunción?
–Puede dar esa impresión. Pero también es cierto que las impresiones hoy en día duran lo que duran. En el momento en que no tienes foco mediático encima, en que no estás en una campaña electoral, es el momento en que tienes tiempo y se puede dar el ecosistema perfecto para recomponerte, rearmarte ideológicamente, buscar nuevos liderazgos y se puede dar el hecho de que el camino de los otros, que sí se van a presentar, puede abrirte camino a ti. La historia reciente de la política española muestra que muchas veces es el hacer de los otros lo que te da una oportunidad a ti.
–¿Es una decisión estratégica para ver si cuando otros no solucionen los problemas, Ciudadanos aparezca como una especie de refugio de salvación?
–Yo creo que la gente va a echar de menos a Ciudadanos. Hay mucha gente que me ha dicho lo necesarios que somos. También es cierto que nos han dicho que somos muy necesarios, pero nos han votado poco. Hay veces que hay que saber retirase. Ciudadanos no se presenta a las generales habiendo sido el único partido de España que, con la cantidad de gobiernos y la gran responsabilidad de gobierno que ha asumido, no tiene ni un caso de corrupción.
–En su partido había voces que defendían que debía presentarse, encabezados por Edmundo Bal. ¿Se ha distanciado usted de Edmundo Bal por este asunto?
–Uno decide cómo quiere irse de la política y yo no voy a irme hablando de un compañero. En un momento muy polarizado, donde los votantes ven estas elecciones como un plebiscito sobre el actual Gobierno, la gente no demanda tus ideas. En unas elecciones plebiscitarias, tendríamos poco que ofrecer. Nosotros ofrecemos reformas, combatir el identitarismo, racionalidad, humanismo, ... ofrecemos cuestiones que ahora mismo son deseadas, pero no son un 'leitmotiv' de voto 'per se'.
–¿Fían a las europeas de 2024 el punto de inflexión para la recuperación de Ciudadanos?
–Es un punto deseable, pero le corresponderá a la dirección tomar esa decisión. Creo que esas elecciones europeas pueden ser una buena oportunidad.
–¿Le tentó algún partido en algún momento para ir en sus listas?
-Sí, hace mes o mes y medio la última vez.
–¿El PP?
–Otros partidos.
–¿El PP le tentó alguna vez?
–En algún momento determinado hace tiempo sí he tenido alguna oferta generosa que yo agradezco del PP, pero nunca se concretó en nada porque ha quedado claro en mi trayectoria política que mi partido es Ciudadanos.
–¿No le veremos en ningún otro partido político?
–No.
–¿Qué le ha pasado a Ciudadanos para pasar en apenas una década de ser un partido de moda a una situación prácticamente de irrelevancia?
–Hay que recordar que mantenemos un grupo europeo importante y hemos sacado 560 concejales. Por tanto, ha venido a mucho menos, pero no creo que sea irrelevante. Vivimos un momento político e intelectual muy complicado donde las dinámicas que se están imponiendo dificultan mucho el hecho de que puedan prosperar mensajes complejos, programas electorales extensos, ideas que necesitan más espacio para explicarse que un tuit o un corte de pocos segundos de televisión. Y esto genera un problema importante a la hora de que lo que tú estás proponiendo es complicado, no polariza, tiene matices, no parte en dos, no estás en uno de los dos bloques, se convierte en una situación complicada para un partido como el nuestro. Es más, hoy en día hay un problema incluso de atención sobre las cosas, sobre fijación de atención que creo que está afectando a todo: al trabajo, a los estudios, al desarrollo intelectual de los más jóvenes y a la política. Entonces ahora mismo le va muy bien a quien es capaz de sacrificar todo, incluso su ideología o no tener ideología, para adaptarse a esta nueva forma de que votes por un impulso, que votes por un zasca, que votes por un arquetipo, pero no que votes por una idea o por la necesidad de tu país. Son tiempos complicados. Soy optimista porque esto lo están detectando ya muchos intelectuales y hay muchos trabajos, que están empezando a empapar a la sociedad, sobre los problemas que tenemos a la hora de fijar un tiempo a una idea compleja o cómo el algoritmo de las redes sociales nos encasilla y nos impide salir de nuestras zonas de confort.
–Pero, ¿cuáles son los errores propios de Ciudadanos para llegar a su actual situación?
–Creo que tendríamos que haber encabezado más gobiernos. El caso de Andalucía es paradigmático. Nadie nos dice que Ciudadanos ha gobernado mal en Andalucía, pero nos votó muy poca gente. ¿Qué pasa? La gente es capaz de identificar a un político, a dos a lo sumo; a un partido, no a dos. La gente no ha votado gestión, sino que vota expectativas, arquetipos o a quién va a ganar. Estábamos en condiciones de negociar el haber encabezado más gobiernos.
–¿Y algún error más?
–Algún error de comunicación cuando hubo la posibilidad de pactar con Sánchez en 2019. Ahí se debió ser más enfático en esa oferta.
–¿Fue un error el intento, en 2019, en el mejor momento de Ciudadanos, de convertirse en el partido de referencia del centro-derecha dando el 'sorpasso' al PP?
–Esa es una idea que, al igual que usted, la piensa mucha gente, pero no la comparto. Somos dos partidos muy distintos en muchas cosas. A parte de todo el tema de libertades civiles (eutanasia, legalización del cannabis, matrimonios del mismo sexo, gestación subrogada, la regulación de la prostitución,...), teníamos también diferencias en el cupo vasco, los pactos con el PNV de forma preferente, considerar a Jordi Pujol un hombre de Estado, a Convergencia, como un partido perfectamente homologable para España... Había muchas cosas distintas, entonces no se puede sustituir una cosa por otra cosa completamente distinta. Hubo un momento donde había más demanda de ese reformismo que nosotros traíamos y de ese combate a las políticas identitarias y en un momento determinado dejó de haberla. Los tiempos son muy líquidos. Yo tengo mis ideas, me ha costado mucho llegar a ellas, y uno tiene que amarrar el timón con una cuerda y ser fiel a sus principios, fijar el rumbo y sin importar el viento, el oleaje, los cantos de sirenas o los arrecifes.
–Si hubiera que poner un momento en que todo empezó a torcerse para Ciudadanos, ¿cuál sería?
–Es muy difícil. Hay una concatenación de cisnes negros. La moción de censura es un cisne negro. El hecho de que Sánchez e Iglesias provoquen una repetición electoral es un cisne negro,... Es muy raro en la historia, si uno quiere ser riguroso, encontrar un punto de no retorno, normalmente es un rumbo de no retorno, no un punto.
–Albert Rivera, ¿qué responsabilidad tiene en lo que ha pasado en Ciudadanos?
–La responsabilidad es colegiada. Yo también era miembro de su ejecutiva.
–¿No cree que él tenga una responsabilidad mayor como líder del partido?
–Yo le acompañé en esas decisiones. No me parece justo. Él asumió en primera persona los errores, pero todos fuimos copartícipes. Albert Rivera me dio la oportunidad de ser diputado, ha sido un líder fuerte, un grandísimo comunicador y un hombre que, junto a Inés Arrimadas han roto para siempre la forma en que en España se trata al nacionalismo. Nunca se volverá a ver al nacionalismo con los ojitos dulces con los que lo miraba la política española en el pasado.
–¿Le han decepcionado muchos compañeros de su partido en estos años?
–No,… Alguna decepción, sí. Pero la condición humana es la que es.
–¿Con quién se siente más defraudado de sus compañeros?
–No voy a especificar de ellos…
–¿Con Juan Cassá, con el que mantenía una buena relación?
–Juan tomó otras opciones. Yo me rijo por una brújula distinta. Me gusta cumplir con lo que he dicho; me gusta cumplir con la palabra dada; me gusta tener unos ideales para bien y para mal, con todas sus consecuencias. Gracias a esos ideales, he sido diputado siete años en el Congreso. Gracias a esos ideales he vivido una experiencia espectacular. Gracias a esos ideales fuimos el segundo partido más votado en Málaga en unas elecciones. Y por esos ideales me tengo que ir de la política.
–¿Si tuviera que quedarse con un momento de estos siete años en el Congreso, ¿cuál sería?
–El día que Arrimadas me dio la oportunidad de defender nuestra postura contra la ley de Memoria Democrática, porque al mismo tiempo se estaba tramitando la permisibilidad de los homenajes a terroristas. Y pude desplegar un discurso de mucha profundidad, tanto en comisión como en pleno, incluso llevar una ley para evitar esa doble vara de medir entre una víctimas y otras. Ese fue un momento muy especial, muy estimulante a nivel intelectual y a nivel discursivo. Era un reto importantísimo y creo que salimos ganando. También el haber sido portavoz de Sanidad en pandemia ha sido una experiencia que no puedo olvidar.
–Y de su trabajo parlamentario, ¿de que se siente más orgulloso?
–Cuando entré en el Congreso nunca pensé que me iba a ir con el reconocimiento como parlamentario que he tenido por parte de todo el espectro político. De lo que más orgulloso estoy es de que el nacionalismo no se atreverá a volver a usar la historia de España contra España. Durante siete años yo les he respondido con la historia al nacionalismo y han dejado utilizar la historia de España contra España. Espero que otros tomen el testigo. Estoy orgulloso de haber llevado muy lejos el combate al nacionalismo y al identitarismo. Junto a ello, he procurado ser un embajador eficaz de Málaga. Desde el día que murió Chiquito, hasta el día que defendimos la candidatura de Málaga a la Expo, he procurado hacer ver lo que es Málaga también intelectualmente y en cuanto a su idiosincrasia. Málaga es un modelo de éxito gracias a su trabajo, a la competencia sana y a la actitud de los malagueños, no gracias a pedir privilegios por ser malagueños, no gracias al identitarismo, no gracias al victimismo y no gracias al agravio contra otro.
–¿Qué va a echar de menos cuando no esté en la primera línea política?
–La tribuna del Congreso. He sido un portavoz muy privilegiado. No hay ningún diputado por Málaga que haya tenido más intervenciones en tribuna que en mi caso. Voy a echar de menos el hecho de poder confrontar mis ideas o defender mis ideas frente a los protagonistas del ataque, frente a Esquerra, frente a Bildu, frente al PNV, frente a los convergentes. Me ha gustado mucho echármelos a la cara. Nunca personalmente. Nunca encontraréis un ataque mío personal en la tribuna. Fue una norma que tuve clara desde el principio, aquí se atacan las ideas.
–El 23 de julio, hay elecciones generales. Ciudadanos no se presenta. El voto es secreto, pero ¿a quién va a votar?
–Soy un liberal pata negra y no creo que deba yo ahora mismo ejercer una tutela desde una entrevista sobre a quién votar o no. Creo que debo reservármelo.
–Pero, ¿encuentra alguna opción atractiva para poder votar?
–No tan atractivas como antes.
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