Era una de las quejas frecuentes en cualquier reunión que se mantenía en una de las agrupaciones de Ciudadanos (Cs) antes de la pandemia. No importa tanto si era en Málaga capital o en cualquier localidad de la provincia en la que Cs tiene representación. La idea de que en los últimos años todos los esfuerzos han estado centrados en trabajar para que el partido cosechara unos buenos resultados a nivel nacional es generalizada. Afiliados, incluso cargos públicos, se han llegado a ver como un «adorno necesario» para que el candidato naranja a la presidencia del Gobierno, hasta ahora siempre ha sido Albert Rivera, llegue lo más lejos posible. Hasta que las generales del 2019 se convirtieron en un descalabro que obligaron a una reacción. Primero vino la dimisión del propio Rivera y luego la sucesión: Inés Arrimadas.
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El partido está empeñado en corregir esos errores. Su flamante coordinador en Málaga, Guillermo Díaz, ha expuesto este viernes cuál va a ser la nueva estrategia para relanzar el proyecto de Cs en esta provincia. Una apuesta firme por el municipalismo y la intención de presentar un partido que seduzca al electorado de templadas sensibilidades ideológicas. En la visión de futuro que ha dibujado Díaz hay espacio para crecer por el centroizquierda y por el centroderecha.
Los logros y los fracasos están ahí, pesan más en unos y menos en otros. A Cs ahora le preocupa demostrar su utilidad política en efectivo, dejar patente que puede volver a ser atractivo para aquellos que huyeron. De ahí que Díaz quiera avanzar en la implantación territorial, la gran olvidada del anterior comité provincial. «Esta nueva etapa va a ser la de los municipios, va a ser la etapa municipalista», reiteró en la presentación de los nuevos secretarios que le acompañarán en la dirección provincial: Alejandro Carballo, José María Real y Alejandro Soler.
Salvo el primero, que fue concejal en el Ayuntamiento de Málaga en el anterior mandato, el resto está inmaculado de experiencia en cargos públicos. «Esa característica hace que nuestro comité esté con los pies en la tierra porque somos el partido de los autónomos», dijo Díaz.
Como en cualquier transición en la que el poder cambia de mano, Cs ha sido un avispero en los últimos meses, en el que confluyen distintos intereses a nivel orgánico. Díaz tuvo palabras de agradecimiento para el comité provincial saliente. Protocolo. A efectos prácticos ya ha roto con lo anterior.
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Ni Carballo, ni Real, ni Soler tienen vinculación con el anterior coordinador de Cs en Málaga, Carlos Hernández White. De hecho, la afiliación de los últimos dos, en 2017, es reciente. Díaz corroboró que se trata de personas de su máxima confianza. No hay rastro alguno de nombres cercanos al presidente Cs en Andalucía, Juan Marín. Teresa Pardo, que fue secretaria de Acción Institucional, queda desvinculada. Tampoco hay señales de integración a la vista.
Para resultar creíble, Díaz insistió en que tratará de mejorar mucho en la comunicación interna. «Es muy importante que comuniquemos a los afiliados lo que hacemos en todo momento». No quiere que se repitan situaciones como la siguiente: un concejal se enteraba de la visita de un consejero de Cs a su municipio porque lo leía en los periódicos.
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«No lo tendrá fácil», aseguran fuentes de Cs en el ámbito privado. Las mismas añaden que hay mucha desmotivación entre los propios afiliados y advierten del peligro del halago fácil y de la autocomplacencia.
Que Díaz pelea también para Arrimadas es otro de los aspectos que se empeña en dejar claro en cada comparecencia. «Así también lo ve Inés», es una de las coletillas omnipresentes en su discurso. En este punto también trató de justificar el papel de Cs en la negociación de los Presupuestos Generales. El partido naranja ha allanado el camino para que salgan adelante al no registrar una enmienda a la totalidad a las cuentas. Díaz explicó que no equivale a apoyar los Presupuestos, que es Pedro Sánchez quien está en la disyuntiva de elegir a Cs o a nacionalistas, ERC y Bildu incluidos.
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El bautismo del nuevo comité provincial fue aprovechado por Díaz para lanzar un dardo a Juan Cassá, excompañero de partido. Preguntado sobre los avances en el pacto antitransfugismo que se está trabajando en el Congreso, Díaz aseguró que es muy necesario «atajar el transfugismo en un sistema de partidos cada vez más amplio». «Hay gente que ha venido a la política a ganar más que el alcalde de Málaga y el presidente del Gobierno», apuntó. No nombró directamente a Cassá. Tampoco hizo falta para saber a quién iban dirigidas esas palabras.
Las próximas elecciones locales serán en 2023. Ahí se pondrá a prueba el éxito o el fracaso del nuevo municipalismo que dio por inaugurado Díaz un 13 de noviembre, año de pandemia.
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