El Guadalmedina deja de ser un muro: se reduce la brecha social y económica

Pero pongamos nombres y apellidos a todas estas abstracciones. El informe, tal y como explicó la catedrática de Economía Aplicada de la UMA Elena Bárcena, analiza la vulnerabilidad demográfica, socioeconómica, asistencial, ambiental y territorial de los veinte grandes barrios de la capital. Por ejemplo, en el aspecto demográfico evalúa los mayores y menores dependientes, la esperanza de vida o la soledad; mientras que entre los aspectos socioeconómicos analizados se cuentan la renta, la población en riesgo de pobreza o privación material, la intensidad laboral o el paro de larga duración; al tiempo que en la dimensión asistencial se presta atención a las personas con dificultad de inserción social; y en lo relativo a lo ambiental y territorial se analiza la altitud, orientación, torrencialidad, temperatura, así como la accesibilidad a zonas verdes y precio, antigüedad y tamaño de la vivienda. Con todos estos indicadores en la coctelera, se llega a un indicador sintético, que mide la situación social completa de cada barrio y en conjunto en la ciudad. Y este último ha registrado una ligera mejora desde la primera edición del informe, correspondiente al año 2020, hasta el ejercicio 2023, al pasar de 0,555 a 0,528. Aclaremos: la escala de este indicador va de 0 a 1: cuanto más se acerca a 0, mejor es la situación social, mientras que cuanto más se aproxima a 1, mayor es la vulnerabilidad.

Así las cosas, el informe divide los 20 grandes barrios de Málaga en tres grupos según su grado de vulnerabilidad: los menos vulnerables son los que tienen valores para este índice entre 0 y 0,35; los que se encuentran en una situación intermedia son aquellos en los que el índice va de 0,35 a 0,65; y los más vulnerables son los que tienen puntuaciones entre 0,65 y 1.

Estos últimos, los más vulnerables, en 2020 eran ocho: Palma-Palmilla; La Luz-San Andrés; Trinidad; Suárez-Carlos Haya; La Unión-Cruz del Humilladero; Mármoles-Carranque; Campanillas; y Ciudad Jardín. En el año 2023 su número se ha reducido a cuatro: han salido de esta situación todos los de la lista original, a excepción de Palma-Palmilla y La Luz-San Andrés, y se han incorporado Huelin y Centro, que son dos de los pocos barrios que empeoran su situación social de uno a otro informe.

Mientras tanto, los barrios con menor vulnerabilidad, que en el año 2020 eran cuatro, ahora son sólo dos: Malagueta-Limonar y Teatinos-Guadalhorce, porque han perdido esa consideración Puerta Blanca-Finca El Pato, además de Churriana-Bahía Málaga.

Los barrios que han engordado su cifra son aquellos cuya vulnerabilidad se puede considerar de intermedia: en el año 2020 eran ocho de los veinte de que consta la capital; tres años más tarde ya son catorce, es decir, la mayoría. De manera que, tal y como incidió María del Carmen García-Peña, gerente de Fundación Ciedes, «se ha producido una concentración de los barrios en el grupo de vulnerabilidad intermedia, rompiendo con posiciones relativas extremas y con la segregación este-oeste. Teatinos y el Litoral Oeste, así como Puerta Blanca-Finca El Pato, están cerca a Malagueta-Limonar en la dimensión socioeconómica, con población joven y alta esperanza de vida y calidad ambiental». Como precisa el informe, si Puerta Blanca-Finca El Pato y Segalerva-Olletas han bajado del grupo con menor vulnerabilidad al intermedio se debe a factores demográficos, como el envejecimiento y la soledad, principalmente, ingredientes que además llevan asociados una mayor demanda asistencial.

Pero, en definitiva, el estudio insiste en que si bien «las condiciones de desigualdad socioeconómica de la población, su acceso a la renta y el empleo, son las que explican en mayor medida la vulnerabilidad global de un municipio, también en el caso de Málaga», «se ha roto en cierta medida la diferencia entre la zona este, que históricamente contenía las más altas rentas, frente a la oeste». E insiste: «Teatinos, en el noroeste, y el Litoral Oeste han empezado a destacar como grandes barrios con condiciones socioeconómicas más altas». Si bien también destaca otra idea: «El río Guadalmedina sigue concentrando en su entorno grandes barrios con necesidades socioeconómicas altas, así como con demandas asistenciales y dificultades territoriales».

En lo relativo en concreto a la renta, si bien destaca Malagueta-Limonar, por encima de los 54.000 euros al año de media por hogar, le siguen un grupo de vecindarios con entre 37.000 y 42.000 euros, como Segalerva-Olletas, El Palo-Candado, Teatinos-Guadalhorce y Puerta Blanca-Finca El Pato. En el extremo opuesto, con valores más bajos de renta e incluso por debajo del 60% de la renta mediana se encuentran Palma-Palmilla, La Luz-San Andrés, Trinidad y Suárez-Carlos Haya. Son también estos últimos barrios los que presentan una mayor proporción de población con estudios inferiores a primaria y peores indicadores ligados al mercado laboral.

También se ha roto la difererencia este-oeste en el precio de la vivienda. Así, el informe refleja que en Malagueta-El Limonar el precio del metro cuadrado se encuentra en los 6.950 euros, cifra con la que prácticamente empata Puerta Blanca-Finca El Pato (6.800 euros).

En lo que se refiere a la demografía, si bien más de la mitad de los grandes barrios de Málaga cuentan con una esperanza de vida por encima de la media española (83,10 años), se registran diferencias de hasta 9 años entre el que presenta la mejor cifra (Teatinos-Guadalhorce, con 87,25 años) y el que tiene la más baja (Suárez-Carlos Haya, con 78,37 años). Asimismo, los grandes barrios de Teatinos y Malagueta-Limonar son los que tienen menos población procedente de países con bajos índices de desarrollo (un 3% de sus habitantes), frente a Trinidad y Huelin, con más del 15%.

Además, el informe detalla que Mármoles-Carranque, La Unión-Cruz del Humilladero y La Paz-Parque Mediterráneo son los que cuentan con mayor población mayor dependiente, aunque la soledad entre mayores de 75 años tiene mayor incidencia en el Centro y La Trinidad.

Respecto a la dimensión ambiental, si los metros cuadrados de zonas verdes por habitante son 13,4 como promedio en la capital, los mayores valores se alcanzan en Churriana-Bahía de Málaga, con más de 307 metros cuadrados por habitante, frente a Huelin-Cruz del Humilladero donde apenas se alcanzan los cuatro metros cuadrados por habitante. Se trata, reza el informe, de «una distribución condicionada por la configuración de la ciudad y su desarrollo urbanístico con barrios originalmente obreros densamente poblados, frente a otros barrios de autoconstrucción o desarrollos en pendiente con índice elevado de espacios verdes privados».