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Un tercio de los trabajadores malagueños se jubilará en los próximos 15 años
Mercado laboral

Un tercio de los trabajadores malagueños se jubilará en los próximos 15 años

El retiro de 226.000 'baby boomers'anticipa retos laborales y para el futuro de las pensiones

Domingo, 30 de julio 2023, 00:20

Los 'baby boomers', como se conoce a los nacidos entre 1958 y 1977, enfilan el camino hacia la jubilación. Es la generación más numerosa de la historia en España. A lo largo de los próximos quince años, 226.000 trabajadores malagueños que ahora tienen más de 50 años irán alcanzando la edad de retiro. Representan nada menos que el 32% de la población ocupada en Málaga. Dicho de otra manera: prácticamente un tercio de los malagueños que hoy están trabajando dejarán de hacerlo antes de 2037.

Con esta jubilación masiva entramos en una fase en la que van a salir más personas del mercado de trabajo de las que entren. «En cada uno de los años entre 1958 y 1977 nacieron más de 650.000 bebés en España. Por comparar, recordemos que en los años previos a la pandemia nacieron entre 360.000 y 370.000 niños al año y después, la natalidad anual ha permanecido por debajo de 350.000», explica Elisa Chuliá, profesora de Sociología de la UNED y directora de Estudios Sociales de Funcas.

Proyección de crecimiento de la población en Málaga

Surgen muchas cuestiones ante esta nueva realidad que se avecina. La primera es ¿habrá reemplazo para todos los puestos de trabajo que se van a quedar vacantes? Y, en consecuencia, ¿caminamos hacia una sociedad de pleno empleo? «Depende de cómo evolucione el mercado laboral. Lo que está claro es que en una sociedad con una composición demográfica como la nuestra debería desaparecer prácticamente el paro», opina Chuliá.

Administración Pública

El problema de la falta de relevo no es igual en todas las profesiones ni en todos los sectores. En la Administración Pública, por ejemplo, se va a jubilar más de la mitad de la plantilla (el 55%) en los próximos quince años. El mismo porcentaje de mayores de 50 años comparte la agricultura, pero la realidad de estos dos sectores es totalmente diferente. La causa de que falten empleados públicos no es, precisamente, que falte gente dispuesta a ser funcionaria, sino que la Administración lleva años sin convocar las suficientes plazas para garantizar el reemplazo.

Sector primario

En el campo hay un problema más profundo y difícil de solucionar: los jóvenes huyen «y con razón», apunta Baldomero Bellido, presidente de Asaja Málaga. «A mí mismo me pasa: tenemos una explotación familiar de varias generaciones y no veo a mis hijos con ganas de seguir peleándola. Y yo no quiero atarles a un sector que no tiene futuro», confiesa.

La falta de relevo empieza por los titulares de explotaciones agrarias y ganaderas y continúa por la mano de obra, sobre todo con la especializada. Faltan tractoristas y otros profesionales capaces de manejar una maquinaria cada vez más sofisticada. Y tampoco abundan los peones. «En las últimas campañas no se ha notado porque han sido cortas, pero si hubiera una cosecha abundante faltaría gente para trabajar», indica Bellido, que cree que el problema de raíz es «la falta de una apuesta por el sector primario a nivel país». «Sufrimos continuos ataques, como si fuéramos los culpables del cambio climático», se queja. Pero sobre todo, el líder de la patronal agraria malagueña pone en primer término el problema del agua. «Sin infraestructuras hídricas no hay estabilidad ni futuro para el campo. Y no vemos voluntad política para ponerle solución a medio-largo plazo a este problema», subraya.

Construcción

Tampoco está garantizado el relevo generacional en la construcción, un sector en pleno auge que ya hoy tiene problemas para encontrar trabajadores en Málaga. «Estamos trabajando por atraer a gente joven al sector porque si no, el problema de la falta de mano de obra se agravará. Tenemos expectativas de que el salto en innovación e industrialización en los próximos años pueda ser el aliciente que los jóvenes puedan encontrar para acercarse a la construcción. Los trabajos ya no son tan penosos como hace unos años y cada vez lo serán menos, y más cualificados», reflexiona la secretaria general de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP), Violeta Aragón.

En este sector, patronal y sindicatos están trabajando de la mano, a través de la Fundación Laboral de la Construcción, para cambiar la imagen del sector, difundir las oportunidades de empleo que genera y brindar cursos gratuitos para especializarse en los oficios más demandados. Un ejemplo interesante es el proyecto 'Cimientos para el Empleo', que incluye cursos de FP dual y también charlas en centros educativos para alumnos de Secundaria para derribar estereotipos negativos a través del testimonio de profesionales de referencia.

Médicos

Dentro del sector público, antes mencionado, hay un colectivo que tiene una problemática específica: los sanitarios. Según la estadística de afiliación, el 36% de los 62.000 trabajadores adscritos a actividades sanitarias y servicios sociales en Málaga tiene más de 50 años.

El envejecimiento es más acusado en el gremio de los médicos: Málaga es la provincia andaluza con más facultativos próximos a la edad de jubilación. De los 8.339 médicos en activo de la provincia, 2.805 (es decir, un tercio) se encuentran en la franja de edad de 55 a 64 años. «Esto se traduce en que dentro de unos años tendremos un problema que irá 'in crescendo' si las plazas MIR no se adecuan a los médicos que se jubilan», explicaba recientemente el presidente del Colegio de Médicos de Málaga, Pedro Navarro, que recordaba que ya en la actualidad, se retiran más médicos de los que se colegian.

Otros sectores más envejecidos que la media en Málaga son el del trabajo doméstico (el 53% de las empleadas de hogar tienen más de 50 años), las actividades inmobiliarias (con un 38% de trabajadores en el tramo más avanzado de edad) y el transporte y la logística, que tiene al 35% de sus cotizantes por encima de la cincuentena. Cerca de esa cota se sitúa el sector financiero, pese a la política de prejubilaciones que llevan aplicando durante muchos años las entidades bancarias.

Por contra, el sector que destaca por una menor presencia de trabajadores veteranos es el tecnológico (con sólo un 14%). En torno al 25% (es decir, diez puntos por debajo de la media) se sitúan la hostelería; el comercio; las actividades profesionales, científicas y técnicas y las artísticas y recreativas.

Igual que hay diferencias por sectores, también las hay geográficas. Las consecuencias de esta 'gran jubilación' no serán las mismas para todos los territorios. Y Málaga, en este sentido, puede llorar con un ojo por su capacidad para atraer población. «En mi opinión, el problema del relevo generacional no es tan grave en Málaga como en otras regiones de España, lo cual no quiere decir que no exista ese problema, porque las jubilaciones masivas de 'boomers' no encuentran reemplazo fácil», resume José Juan Benítez Rochel, profesor titular de Economía Aplicada en la UMA.

Atraer inmigrantes no basta

Y es que la inmigración (tanto interna como externa) servirá para paliar (que no solucionar) esa falta de relevo generacional. «Ya en algunos empleos en donde no existe población nativa para ocuparlos, se viene recurriendo, desde hace años, a la población inmigrante», explica. Ahora bien, alerta el profesor, aunque Málaga tiene una «capacidad de atracción destacable por la calidad de vida que ofrece», hay que ser conscientes de que precisamente ese atractivo «está afectando al coste de la vida, que ha dejado de ser una ventaja». «En particular, y especialmente en la capital y en los pueblos de la costa, el precio de la vivienda es un elemento que puede limitar la llegada de población desde otros territorios», avisa el experto.

De todos modos, la inmigración, por mucho que aumente, no será capaz de reemplazar a todos los trabajadores que se jubilen. «Las proyecciones de población nos dicen que vamos hacia un escenario en el que los mayores de 65 años representarán un 25% parte de la población total (ahora son el 18%). Es un cambio tan profundo que es imposible que la inmigración equilibre la balanza. Además, no olvidemos que los inmigrantes también se jubilan», explica Juan González Alegre, profesor de Teoría Económica de la UMA.

Talento no aprovechado

Hay otras cosas que se pueden hacer para adaptarnos a ese nuevo escenario demográfico, como incrementar la tasa de empleo de colectivos actualmente infrarrepresentados en el mercado laboral. Por ejemplo, los jóvenes. «Existe un amplio margen para que los jóvenes combinen estudios y trabajo en determinados sectores, como hostelería o comercio. En otros países europeos el porcentaje de jóvenes que estudian y trabajan es mucho más elevado. No se trata solo de la formación dual implantada en la formación profesional, sino en aprovechar la oferta de puestos de trabajo a tiempo parcial para que los estudiantes inicien sus primeros contactos con el mercado laboral, con independencia de que, una vez titulados, terminen empleados en otros sectores», apunta Benítez Rochel.

Y luego está el otro extremo de la pirámide: los mayores de 55 años. «Málaga está en una situación idónea en lo que se refiere a atracción de capital humano, pero nos aproximamos a un momento crítico en el cual me temo que esto no va a ser suficiente. Creo que la clave pasa por que nadie se quede fuera del mercado de trabajo. Y eso nos obliga a mirar nichos que están subrepresentados. Por ejemplo, el talento senior. Las personas de más de 55 años, que antes eran del 11% de la población, ahora son el 19%. Y son las grandes olvidadas», reivindica Miguel de Pedro, director en Andalucía de la Fundación Adecco, que reclama más y mejores políticas activas de empleo.

«Hay que ofrecer palancas de formación y reciclaje profesional para que un trabajador que pierda el empleo con 55 años no esté pensando en cómo enganchar con la jubilación, sino en todo lo que puede ofrecer todavía al mercado laboral», apunta este experto. Las empresas también tienen deberes por hacer: derribar «barreras mentales» y mejorar su «política de diversidad, equidad e inclusión» para atraer talento diverso. Porque los 'senior' no son el único colectivo con dificultad de inclusión laboral: los discapacitados y las mujeres que en un momento dado se han quedado «descolgadas» del mercado laboral también muestran bajas tasas de empleo. «No nos podemos seguir permitiendo este lujo de que haya gente que quiera trabajar y no encuentre oportunidades», reflexiona De Pedro.

Cambios sociales: la jubilación al estilo 'baby boomer'

Los cambios económicos derivados del envejecimiento poblacional irán de la mano de cambios sociales y culturales. El propio concepto de tercera edad y de jubilación van a cambiar. «Hablamos de una población 'mayor' bastante distinta de la que hemos conocido hasta ahora: los 'baby boomers' españoles hemos nacido bajo un régimen no democrático y en el contexto de una sociedad que se estaba desarrollando rápidamente, pero cuyos niveles educativos y culturales eran generalmente muy bajos; hemos tenido muchas más oportunidades para formarnos, para trabajar en sectores que hemos elegido, para viajar y conocer mundo que nuestros padres, que son los actuales mayores», reflexiona la socióloga Elisa Chuliá.Los hábitos de los protagonistas de la 'Gran Jubilación' serán diferentes a los que ahora tenemos asociados a la tercera edad. «Los 'baby boomers' jubilados tendrán una mayor demanda de ocio y probablemente algunos sigan trabajando en aquello que les reporta satisfacción o que les permita aumentar sus ingresos. También es muy probable que ejerzan menos de abuelos cuidadores porque van a tener pocos nietos y, en muchos casos, residiendo lejos, pero más de hijos cuidadores, porque del aumento de la esperanza de vida sí se ha podido beneficiar afortunadamente la generación de los actuales mayores», afirma.

La 'silver economy': menos maestros; más médicos y cuidadores

¿Cómo será una sociedad con más jubilados que niños? Obviamente, las necesidades de una población con alta presencia de personas mayores (que, además, cada vez serán más longevas) serán diferentes a las de la actual. En quince años, Málaga pasará de tener un 18% de su población mayor de 65 años a un 25%. Y eso provocará cambios sociales, pero también en la economía y el mercado laboral. Cambiará la demanda de determinados servicios y, por tanto, de los profesionales que los prestan: harán falta menos maestros (porque habrá menos niños, por la caída sostenida de la natalidad) y más médicos y cuidadores. Menos colegios y guarderías; más residencias geriátricas y centros de día.«Hay determinados nichos de negocio que van a tener mayor auge en la 'silver economy': el de salud, farmacéutico, los cuidados, la atención a la dependencia, los servicios en el hogar...» explica el presidente de Fundación Adecco en Andalucía, Miguel de Pedro. Pero los cambios irán más allá; veremos nuevos productos y servicios: desde productos financieros para financiar la jubilación a nuevos modelos habitacionales (en la Costa ya están empezando a aparecer complejos residenciales con servicios bajo la fórmula 'senior living'). «Supone un desafío enorme de múltiples dimensiones. Surge la oportunidad de procurar un envejecimiento activo y saludable, así como la necesidad de formar profesionales preparados para satisfacer las nuevas necesidades de la población», resume el profesor José Juan Benítez Rochel.

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