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Los deseos de llevar una vida más saludable en el recién estrenado año tienen su réplica en las estrategias comerciales de los gimnasios, que despachan nuevas altas de usuarios al calor de las ofertas que usan como gancho. Aunque cada uno a su manera; hay muchos tipos de locales deportivos y mientras unos optan por descuentos muy agresivos, otros prefieren ser más discretos en sus ofertas para los nuevos clientes a cambio de cuidar algo más a los de siempre.
Ismael y Álex son dos amigos de 32 años en situación de desempleo que una vez pasó el día de Reyes empezaron a ir a un gimnasio de la cadena Synergym situado en el paseo de los Tilos, que está cerca de su casa. Este año quieren llevar una vida más saludable y que eso les suba un poco la moral y la autoestima. «Es un cliché», reconocen, de todos los inicios de año, cuando se mezclan los buenos propósitos y el arrepentimiento o la necesidad de disolver los excesos alimenticios vinculados a las navidades. Van juntos al gimnasio para apoyarse. Pero declaran diferentes expectativas respecto a su constancia a lo largo del año: ¿Serán capaces de ir a entrenar los tres o cuatro días semanales en plena hora de sobremesa que se han propuesto? Uno de ellos se muestra escéptico y el otro dice que está seguro de que lo conseguirán. El optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la inteligencia, se podría decir, a la luz de los datos y las sensaciones que proporcionan los gimnasios, cuya evidencia muestra que no todo el mundo es capaz de sostener sus propósitos todo un año. Tampoco esos que por ejemplo manifiesta Celina, de 24 años, que en 2023 ha tratado de entrenar cuatro días a la semana y ahora, en 2024, se propone elevarlos a cinco.
Sea como sea, los centros deportivos aprovechan la psicología colectiva propicia a su negocio en esta época del año para captar clientela echando mano de estrategias comerciales más o menos agresivas según el cariz de cada palestra, porque por un lado están las cadenas 'low cost', además se encuentran las franquicias algo más sofisticadas y, por último, están los gimnasios de barrio de toda la vida y cada tipología aplica políticas distintas.
Lo cierto es que todos ellos declaran que en estos primeros días del año han crecido tanto en inscripciones como en asistencia. Desde Brooklyn Fitboxing, una cadena de pequeños gimnasios especializados en esta disciplina deportiva –una modalidad de boxeo pero sin combate con otro deportista–, han observado un crecimiento de las matriculaciones del 30% y una afluencia en enero un 20% superior a la del resto de los meses del año. El gimnasio de barrio Rodas, en Carretera de Cádiz, cifra el crecimiento de su negocio en un 20% en este mes de enero. Y el local del paseo de los Tilos de la cadena Synergym calcula que ha sumado a 20 inscritos diarios en las primeras jornadas del año.
Rodolfo, monitor de este último centro al que acaban de empezar a ir Ismael y Álex, comenta que si a finales de diciembre las instalaciones estaban prácticamente vacías, en enero hay mucha más gente y las clases que él imparte están llenas, a rebosar: «Éste es un periodo más motivador», reconoce. Pero Pablo, de 22 años, asiduo de ese mismo local, explica que, según su experiencia, el 80% o el 90% de quienes se apuntan en enero no llegan al verano. O, a lo sumo, como explica Claudia, encargada de uno de los centros de la cadena Basic Fit, el de Armengual de la Mota, aguantan hasta mayo o junio. Aunque justo por esas fechas parece que hay otro nutrido grupo de aficionados al deporte que toma el relevo de los desertores: quienes se proponen preparar el cuerpo para la playa y pretenden lograrlo en un par de meses. O puede que éstos sean los que abandonen en febrero y se den una nueva oportunidad tras la Semana Santa.
Mientras tanto, desde el O2 Centro Wellness de El Perchel, explican que hay dos picos de inscripciones en el año, enero y septiembre; el primero tiene un significado cuantitativo –por el número de altas– y también cualitativo más relevante: a los aires de cambio hacia una vida más saludable ligada al nuevo año se suma el sentimiento de culpa y de necesidad de purga de los excesos de la Navidad. Lo de septiembre, comentan, se debe sólo al ánimo no tan extendido de que hay que retomar actividades coincidiendo con el inicio del curso escolar.
Las ofertas para la captación de usuarios difieren de unos centros a otros. Las más agresivas parecen ser las de las cadenas o franquicias que operan no sólo a nivel local, sino también en todo el país. Tienen más masa crítica, más músculo, más margen de maniobra. Así, en el Viva Gym del Centro Comercial Málaga Plaza, las inscripciones efectuadas entre el 13 y el 19 de enero tienen un precio de 4,90 euros, sumando la matrícula y la primera mensualidad. Por eso, Beatriz, de 25 años, que es usuaria de este gimnasio desde hace un año, señala que las clases a las que ella asistía ahora han duplicado afluencia. Y ello, añade Jesús, de 56 años, nuevo inscrito en ese centro, pero histórico usuario de todo tipo de gimnasios a lo largo de su vida, tiene su inconveniente: la masificación es un poco molesta para quienes van de manera regular a entrenar, así que él es posible que se sienta más cómodo en marzo o abril, cuando cree que bajará un poco la fiebre por ir al gimnasio. Maribel, de 65 años, que acude al Go Fit lindante con el parque de Huelin, agrega que por las mañanas, que es cuando ella va a hacer deporte, se nota menos este pico de actividad de enero: «Por la mañana somos los jubilados los que echamos nuestra jornada laboral aquí, el resto está trabajando de verdad», dice; «por las tardes se notará más el efecto del sentimiento de culpa», ironiza. Y desliza una queja por las ofertas que sacan los gimnasios para parejas, que siente como agravio al ser ella 'single'. En ese centro deportivo usan también otra estrategia: la cuota mensual es de 54 euros, pero si se contrata el año entero, hay dos meses de regalo; a los locales les sale a cuenta, porque quien paga el año entero a veces deja de ir al poco de comenzado.
Lo de 'hacer precio' a quienes van con compañía también se estila en el Smartfit de Juan XXIII: la cuota mensual de pareja es de 45,90 euros, frente a la individual, que oscila entre los 29,90 y los 33,90, según lo que se contrate. También hay descuentos si se opta por hacer un pago trimestral o anual –así el gimansio se protege de los abandonos tempranos, aunque siempre suele haber muchos más inscritos de que los que van, porque mientras se sigue siendo miembro del club hay esperanza de volver cuando se reúna la suficiente fuerza de voluntad–.
En otras cadenas las promociones son más discretas. Por ejemplo, en Synergym la matrícula era gratuita para los inscritos hasta el 21 de enero; para las mensualidades, en virtud de la promoción vigente, el precio es de 24,99 euros para la tarifa más básica, que sube hasta los 34,99 para la 'premium'.
Otro tipo de gimnasios renuncia a hacer ofertas de captación, o sólo son simbólicas. Por ejemplo, el que se autodenomina 'centro boutique' Brooklyn Fitboxing elimina la cuota de inscripción (40 euros) y regala alguna sesión si el usuario se apunta el primer día que va a probar –cuesta 9,95 euros– y la tarifa mensual oscila entre los 60 y los 80 euros según se contraten ocho horas de entrenamiento o doce en clases colectivas dirigidas. Por otro lado, fuentes del O2 Center Wellness –franquicia con centros en otras provincias andaluzas, Madrid y Cataluña– explican que se consideran un centro 'premium', con piscina, numerosas clases, actividades e instalaciones y con una base de clientes que dicen estable durante todo el año –aunque repunte en enero o en septiembre– por lo que estos días de enero sólo realizan una rebaja de la matrícula desde los 60 euros hasta una horquilla entre los 6 y los 35 euros, según las características del contrato. La cuota mensual asciende a los 59,90 euros, cifra a la que ha llegado por la inflación, que ha llevado a una subida de dos euros.
La «actualización de la tarifa» también ha llegado a los gimnasios de barrio de toda la vida. Por ejemplo, al Rodas, situado cerca de la calle de la Unión desde hace ya treinta años: ha incrementado la mensualidad un euro, hasta los 33 –la anual sale por 330, que implica la gratuidad de dos meses–. Esta modalidad de establecimientos es algo diferente a las cadenas de bajo coste o a los gimnasios más 'prime': no son para ir a clases colectivas, sino para realizar un entrenamiento individual aunque asesorado, que en este caso sobre todo trabaja la fuerza y la preparación para competir. Su equipo, que lideran Juan y Daiva, no es partidario de hacer descuentos para captar clientela en este inicio de año: argumentan que tienen usuarios de toda la vida y no sería justo que ellos no se beneficiaran de ofertas y los nuevos inscritos sí.
En el pack que constituye el propósito de llevar una vida más saludable está la promesa de dejar de fumar. Pero, a tenor de lo que cuentan los estancos, más que las buenas intenciones lo que afecta a sus ventas es la cuesta de enero. Por eso, Rocío, al cargo de un establecimiento cercano a Vialia, cuenta que se nota que se vende menos que en diciembre y prevé que febrero será peor. «Las ventas no se suelen recuperar hasta Semana Santa o con el buen tiempo». En el centro sucede algo similar: Pedro, al mando de un local de calle Compañía, señala que desde que pasó el primer arreón de las rebajas, sus calles están vacías y las ventas, resentidas. Marina, en Jaboneros con Mármoles, ve diferencias: sus clientes de la Trinidad bajan la compra de tabaco por la subida de precios, mientras que entre los de El Perchel abundan más los que quieren dejar de fumar, aunque suelen recaer pronto.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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