Secciones
Servicios
Destacamos
Han pasado ya varias décadas desde que el virus del VIH y el SIDA comenzara a hacer estragos, y aunque de momento no hay una vacuna que se pueda inocular, los tratamientos médicos han evolucionado lo suficiente para que –al menos en las sociedades occidentales– ... las nuevas transmisiones no acaben en un desarrollo de la enfermedad. Además, la sanidad en España ya puede recetar la PrEP (profilaxis pre-exposición al VIH), un medicamento que previene la transmisión del virus, y que de momento solo se estaba indicando a hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y que no usen preservativo. Sin embargo, y ante los resultados de este primer lustro, los expertos plantean extenderlo a más grupos de personas.
En concreto, en estos años más de 24.000 personas se han visto beneficiadas en España por este fármaco (1.300 en la provincia de Málaga, lo que supone un tercio de toda Andalucía), según los datos de la División de Control de VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis del Ministerio de Sanidad. Ante esta situación, desde GeSIDA (Grupo de Estudio del SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica) se ha planteado esta semana a las administraciones competentes que contemplen «ampliar los criterios de acceso» y proporcionar también este tratamiento preventivo a más personas, como por ejemplo aquellas que hayan sido diagnosticadas de hepatitis C o –y aquí viene el gran cambio– a personas que en el momento de la evaluación del riesgo no presentan ninguno de estos criterios, «pero que manifiestan un cambio de situación en un futuro inmediato, como por ejemplo dejar de utilizar el preservativo de forma sistemática».
Este periódico ha consultado a expertos sobre este cambio de criterio, que han confirmado que, efectivamente, esta recomendación va dirigida a personas heterosexuales que no usen el preservativo, tal y como recalca el director técnico de Apoyo Positivo, Jorge Garrido, que además forma parte del grupo asesor del Ministerio de Sanidad sobre el VIH y el SIDA.
Desde GeSIDA, y a fin de facilitar el acceso a la PrEP, cuya pauta se basa en medicamentos de dispensación hospitalaria, también se plantea acercar dicho tratamiento desde las farmacias hospitalarias a los dispositivos asistenciales que atienden a estos usuarios: las clínicas de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) u otros centros extra hospitalarios, como los centros de Atención Primaria o los centros comunitarios.
Hay que recordar que la PrEP debe ser prescrita y supervisada por un facultativo con experiencia en el manejo de la infección por VIH y otras ITS, y estar formado también en competencias para la atención a la diversidad sexual y de género, así como para el abordaje del fenómeno del 'chemsex', los encuentros sexuales en grupo de larga duración en los que también aparece el consumo de sustancias estupefacientes.
Asimismo, consideran que, vista la experiencia de estos cinco años, el papel de la Enfermería especializada es «fundamental». De hecho, para que sea posible esta propuesta, debe dotarse a las unidades hospitalarias y extrahospitalarias de personal y recursos suficientes para que puedan atender de modo adecuado la demanda y el seguimiento de los usuarios, y reducir las listas de espera de acceso a la PrEP.
Las listas de espera y la facilidad para obtener el tratamiento depende mucho de la comunidad autónoma, aunque Andalucía, como sostiene Garrido, es la «más puntera» y donde más en serio se están tomando el desarrollo de este tratamiento.
Desde el grupo de estudio nacional también se destaca la importancia de hacer un «correcto seguimiento» de las personas que deban recibir PrEP, el cual debe contemplar la realización de una historia clínica completa que incluya hábitos tóxicos y conducta sexual; evaluación analítica antes de la prescripción –para descartar una infección preexistente de VIH, evaluar la situación serológica de virus de la hepatitis A, B y C, o evaluar la función renal–; realización de cribado completo de otras ITS; enfatizar la importancia de una correcta adherencia terapéutica; iniciar vacunación de hepatitis A y B y VPH en los casos que lo precisen; valorar la tolerancia de la medicación y los posibles efectos adversos; así como reevaluar periódicamente la indicación de continuar la PrEP, enumeran.
Uno de los puntos que más ha preocupado estos últimos años de uso de la PrEP es si ello podía acarrear efectos no deseados, como el crecimiento de las ITS. A diferencia de lo sucedido con el VIH, los diagnósticos de ITS han ido en aumento en las últimas dos décadas, especialmente gonococia, clamidiasis y sífilis, y más recientemente hepatitis C en la población de hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH). Por ello, desde GeSIDA se insiste en que la PrEP forme parte de un programa que incluya, además, una combinación de medidas como la promoción del uso del preservativo, la educación sexoafectiva, la evaluación del consumo de sustancias, la detección y tratamiento precoces de las ITS y la actualización de las vacunas recomendadas, subraya la doctora Rosario Palacios, presidenta del grupo de estudio.
A pesar de ello, y cinco años después desde que se empezara a recetar en España, los expertos consideran que no está claro si el uso de PrEP contribuye al aumento de las ITS, ya que un estudio realizado en diversos centros proveedores de PrEP no se detectó un aumento significativo de ellas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.