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Los opositores a las especialidades de profesores de Lengua Castellana y Literatura de Secundaria y de Español para Extranjeros en las Escuelas Oficiales de Idiomas podrán tener hasta nueve faltas de ortografía en el examen de este domingo, con 0,2 puntos de penalización por ... falta. A partir de 10 faltas o errores de tildes, el examen se considera suspendido. Las comisiones de selección (organismos técnicos que fijan los criterios de evaluación) de varias especialidades han publicado en las últimas semanas las penalizaciones por faltas de ortografía, que oscilan entre 1 y 2,5 puntos, según la especialidad.
Profesores de Lengua consideran excesivo que se permitan tantos errores a un futuro profesor de Secundaria, y no solo en esa especialidad.
Las comisiones de selección de las especialidades de Lengua Castellana y Literatura y de Español para Extranjeros, en sendas notas informativas, especifican las penalizaciones por tildes y faltas ortográficas. Se distinguirán las incorrecciones cometidas por ausencia o errónea utilización de tildes y la ausencia o errónea utilización de grafías. En concreto, por tildes se detraerán de la puntuación 0,2 puntos por cada tres ausencias o erróneas utilizaciones de tildes; los casos repetidos en la misma palabra se considerarán como un solo error. Si se detectasen 10 o más errores, se puntuará todo el examen con 0 puntos. En cuanto a las faltas de ortografía, se detraerán de la puntuación 0,2 puntos por cada error; los casos repetidos en la misma palabra se considerarán como un solo error. Si se detectasen 10 o más errores, se puntuará todo el examen con 0 puntos.
Juan Ignacio Santos, presidente de la junta de personal docente no universitario en la provincia de Málaga y director del IES Mediterráneo, considera que un buen docente es aquel que tiene una formación sólida y domina una serie de estrategias para el éxito del aprendizaje del alumnado. «Exigir un uso correcto del lenguaje, sin faltas de ortografía o errores gramaticales, debiera ser el punto de partida de quienes quieren dedicarse a enseñar. Parece razonable, por no decir conveniente, exigir a quien terminará exigiendo», señala. En su opinión, «si queremos tener una sociedad bien formada requerimos que el profesorado esté lo mejor preparado posible. Se trata de una medida que propiciará una mayor cualificación para el desempeño docente y, por tanto, prestigiará la profesión».
Por otra parte, Juan Ignacio Santos echa en falta que la Administración no haya establecido los mismos criterios de penalización por errores ortográficos para todas las especialidades docentes por igual. Así, se da la paradoja de que se penaliza con más severidad a un aspirante a docente de la especialidad de FP Procesos de Gestión Administrativa (resta hasta 2,5 puntos) frente a un aspirante de la especialidad de Geografía e Historia (resta hasta 1 punto). «En muchas especialidades no se ha establecido ninguna reglamentación al respecto, lo que resulta inadmisible cuando al final todos los que superen las oposiciones trabajarán con el mismo alumnado de Secundaria», apunta.
Son 13 las especialidades en las que se han establecido criterios de penalización específicos (de las 78 a examen), la mayoría con dos puntos menos por faltas, como máximo, y la excepción de Lengua y Español para Extranjeros con suspenso a partir de 10. Se trata de Operaciones y equipos de elaboración de productos alimentarios, Geografía e Historia, Tecnología, Asesoría y procesos de imagen personal, Análisis y Química industrial, Griego, Equipos Electrónicos, Filosofía, Latín, Procesos de gestión administrativa y Procesos de la industria alimentaria.
José Luis Alonso, profesor de Lengua Castellana y Literatura en el Instituto Provincial de Educación Permanente, señala que, en el caso de las oposiciones a esta especialidad, «10 faltas de ortografía son muchísimas. Si un opositor duda sobre cómo se escribe una u otra palabra (sea por la razón que sea) se puede recurrir a un sinónimo. El futuro profesor de Lengua española debe tener recursos lingüísticos suficientes como para solucionar las posibles dudas ortográficas que en un momento determinado le puedan surgir». Comprende que se puede olvidar una tilde «o incluso dos; pero 10 es excesivo. Creo que es ser demasiado condescendiente con un nivel académico bajo cuando los opositores deben demostrar un nivel académico (conocimientos, ortografía…) alto para el trabajo que desempeñarán». La ortografía, apunta este profesor es «nuestra 'carta de presentación' ante los demás y deberíamos cuidarla lo mejor posible. Un buen ejemplo debe partir de aquellos que se dedican o dedicarán a la enseñanza de los más jóvenes». Y lamenta que la responsabilidad de la corrección ortográfica se haya dejado en manos de los profesores de Lengua y los alumnos se acomodan a ser respetuosos con la ortografía solo en la asignatura de Lengua Española. «Más tarde, el vicio de escribir mal se agudiza y nos podemos encontrar con adultos licenciados con faltas de ortografía; como ejemplo, en algunas televisiones ya se pueden ver faltas de ortografía en los faldones de fotos o vídeos.
Virginia Rodríguez, también profesora de Lengua y directora del IES Concha Méndez de Torremolinos, coincide en que diez faltas «son muchas. Un profesor no puede tener faltas de ortografía, pero si es de Lengua, menos aún».
También profesor de Lengua y presidente de uno de los tribunales de oposiciones, Javier Pérez Polaino señala que con este procedimiento selectivo se trata de «conseguir los mejores docentes del futuro» y que «si de verdad nos preocupa la calidad de nuestra enseñanza tenemos que seleccionar a los mejores». En su opinión, graduados o licenciados universitarios que habitualmente cometan faltas de ortografía «deben saber la norma escrita de su país para poder elevar ese nivel». En el caso concreto de la especialidad de Lengua Castellana y Literatura, considera que no se puede permitir que quien va a enseñar esta materia cometa faltas en el examen. Se refiere también a una corriente que trata de «relativizar» las faltas ortográficas en otras especialidades y, en este sentido, opina que si un matemático o físico son pulcros en la redacción de sus ejercicios o fórmulas, de igual manera deberían exigir el cumplimiento de las normas de la lengua escrita. En el caso de las oposiciones entiende que deben tener una sanción por los fallos, no tanto como suspender el ejercicio como en el caso de Lengua, pero sí restar nota.
El director general del Profesorado y Gestión de Recursos Humanos de la Consejería de Desarrollo Educativo, Pablo Quesada, aclara que los criterios de corrección de los exámenes de oposiciones los determinan las comisiones de selección, que son órganos técnicos, formados por docentes. «Nosotros somos el órgano convocante, pero no intervenimos en la determinación de esos criterios», puntualiza. En mayo se publicaron en la web de la Consejería los criterios generales de actuación de los tribunales y homogeneización de los mismos. En estos se establece, respecto de la evaluación y calificacion, que la expresión y presentación del examen tiene 1 punto como máximo. La estructura del tema tiene también 1 punto y el contenido específico se califica con un 8 como máximo.
«Algunas comisiones han establecido criterios específicos en los que se penalizan más las faltas de ortografía, pero esto es una decisión técnica de las comisiones de selección, que nosotros no podemos entrar a valorar», señala. No obstante, considera que 0,2 puntos de penalización por faltas ortográficas «es muy importante; en unas oposiciones, unas décimas pueden determinar que se apruebe o no».
Con la difusión pública de estos criterios «avanzamos en transparencia», afirma Pablo Quesada. «Se han hecho públicos con antelación para que nadie se lleve a engaños y todos los opositores los conozcan a tiempo». Además de la publicación de los criterios e indicadores de evaluación, este año por primera vez los opositores podrán solicitar copia de su examen y de las calificaciones recibidas una vez publicadas sin tener que esperar al final del procedimiento, como ocurría hasta ahora. Por otro lado, se introduce por primera vez un plazo de alegaciones a las calificaciones de cada una de las dos pruebas (examen teórico y práctica y programación y exposición de una unidad didáctica).
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