Las desaladoras portátiles pueden caber en un maletín o abastecer a poblaciones de decenas de miles de habitantes. Los avances tecnológicos han impulsado fuertemente un ... sector al alza que se dedica al 'llave en mano' de las desaladoras. Una de estas empresas es el resultado de la fusión de la Sociedad Española de Tratamiento de Agua (SETA) y PHT. Está radicada en Huelva y Madrid y fabrica este tipo de desaladoras para medio mundo.
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Su director comercial, Antonio García Panadero, atiende a SUR para explicar cómo funcionan, sus costes y cuánto tardan en instalarse. «Nosotros hacemos plantas desde 3 metros cúbicos por hora para la Cruz Roja o la OMS. Van en un remolque. Funcionan con su generador, con su bomba de captación», explica. Son ideales para catástrofes, de hecho el Gobierno central tiró de desaladoras portátiles para auxiliar a los agricultores de La Palma durante la erupción del volcán, aunque no es menos cierto que se trata de un sistema muy usado en las Islas Canarias.
Pero hay desaladoras muy potentes que se pueden meter en contenedores similares a los de puerto. Las más grandes pueden procesar 25.000 metros cúbicos al día. En 4 ó 5 cinco meses, añade este experto, están montadas. Primero se fabrican, lo que dura unos 3 meses; después viene el transporte, cuya complejidad ya variará según cada caso; y, finalmente, la instalación, que es muy sencilla. En esta fase final, también se proporciona formación a los operarios.
La ventaja es que la instalación viene probada de fábrica y mientras se está desarrollando se construye la losa sobre la que se asentará y las tuberías de captación, rechazo y conexión a la red. Los permisos ambientales y de otro tipo los gestiona el cliente. «Nosotros entregamos un estudio de impacto ambiental teniendo en cuenta nuestra experiencia», incide.
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Son modulables y, por lo tanto, fácilmente ampliables. Cabe calcular que una de 5.000 metros cúbicos diarios puede suministrar a una población de unos 41.000 habitantes.
La planta va por dentro separada en dos, con doble puerta. Esto es para que los químicos y el proceso de ósmosis (desalación física) no se mezclen. Dentro del contenedor, se habilitan los sistemas de telegestión y control.
Por hacerse se pueden hacer hasta flotantes. De hecho, el director comercial de SETA PHT explica que la empresa tiene un proyecto para un puerto africano saturado para construir una desaladora flotante, de modo que los barcos se puedan abastecer de agua potable sin entrar en el recinto portuario.
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¿Y qué pasa con los costes? Como el contenedor es el sustituto de la obra civil, todo se abarata. Una pequeña sale en torno a 700 euros por metro cúbico al día, lo que da un presupuesto estimado de 350.000 euros. En el caso de la referida para 41.000 habitantes, el metro cúbico baja a 550 y puede situarse en 2,8 millones. Y de ahí hasta cuatro o cinco veces más en el caso de las grandes. El coste de los terrenos, tuberías y captaciones es aparte.
García Panadero concluye que son sistemas muy fiables y detalla la experiencia de la empresa en el sector, con trabajos que son un 80% en el extranjero (Polonia, Mauritania, Sudeste Asiático...) En España trabajan para grandes contratas de obra civil habitualmente.
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