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Primero fueron las mascarillas; ahora, los geles desinfectantes. La crisis del coronavirus y el temor a un contagio han disparado la demanda de ambos productos, difíciles de encontrar desde hace semanas en las farmacias de Málaga. «En el caso de los geles desinfectantes, tenemos una lista de espera de más de cien personas desde hace diez días. Los clientes nos preguntan a diario, pero solo podemos compartir con ellos lo que nos dicen los proveedores: que los están fabricando y que no dan abasto con tantos pedidos», expone Beatriz Martín, titular de la Farmacia Mayorazgo de la capital.
Desde el inicio de esta crisis sanitaria, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto siempre el foco en la higiene personal a la hora de prevenir el contagio por el Covid-19. Recomienda el uso de estas soluciones hidroalcohólicas, pero también puntualiza que estos geles no son un sustituto de un buen lavado de manos con agua y jabón. Los desinfectantes deben utilizarse cuando no se tiene acceso a un aseo o a agua limpia. Situaciones frecuentes que han empujado a muchas personas a recurrir a fórmulas caseras para hacerse ellas mismas su propio desinfectante.
Pero, ¿son eficaces? Martín asegura que sí, «siempre y cuando se utilicen los productos adecuados y en las proporciones recomendadas», advierte. Los expertos coinciden en que el compuesto final debe contener, al menos, un 60 por ciento de alcohol para que la desinfección que se persigue sea efectiva. «Aunque hay muchas fórmulas, la más básica, fácil y rápida de hacer en casa solo precisa de alcohol isopropílico al 99%, que es más suave que el etílico y tiene propiedades desinfectantes, bactericidas y antisépticas; aloe vera, que hace de base gelificante y que por sus características hidratantes y calmantes contrarresta la sequedad que pudiera producir el alcohol; aceite de árbol de té, muy aconsejable al ser antibacteriano, antivírico y antifungicida y, finalmente, si se desea, se puede usar lavanda para proporcionarle a la mezcla un aroma agradable», detalla Martín.
Para esta farmacéutica, el aceite de árbol de té potencia la función desinfectante del alcohol, pero también se podría prescindir de él si no se encontrara. «Es un producto que se puede adquirir en farmacias y herboristerías sin problemas y, habitualmente, se utiliza para tratar la caspa, el acné, las verrugas, como repelente de insectos y, sobre todo, para combatir los piojos, aplicando dos gotitas detrás de las orejas», puntualiza Martín.
A partir de ahí, la preparación no tiene «ninguna dificultad ni entraña riesgos», aunque como medida de prevención se pueden utilizar guantes y mascarilla para evitar la inhalación de alcohol. «En un envase de un litro, llenaremos dos tercios con el alcohol isopropílico; otro tercio, con aloe vera y, por último, añadiremos 16 gotas de aceite de árbol de té y ocho gotas de aceite de lavanda (opcional)», detalla Martín, quien aconseja remover bien con una espátula (nunca agitar) para conseguir una masa espesa y gelatinosa. «Dada la carestía de geles desinfectantes, hay personas que se están llevando frascos de alcohol como sustitutos. Está totalmente desaconsejado, ya que puede resecar la piel hasta agrietarla», advierte Martín.
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